sábado, 19 de junio de 2010

DISCUTIR SANAMENTE ES UN DEBER CON UNO MISMO Y CON LA PAREJA, SIN OFENDER.



Siempre nos sucede que solemos confundir dos términos: discutir y ofender. El expresar nuestras emociones o pensamientos en pareja, nos atemoriza, nos aterra.

Y preferimos, a veces, el llamado silencio tóxico, seguido de un “mejor me callo para no poner la cosa peor, pues seguro que no me va a entender. No quiero mas problemas en mi vida de pareja”.

Leí por Internet, que un Psicólogo muy famoso, (creo es maracucho, pero con nombre hindú), que “Las discusiones no destruyen noviazgos ni matrimonios. 

En cambio, lo que ocurre dentro de las peleas sí puede destruirlo. 

Por ejemplo, si liberas tu malestar auténticamente, pero sin descalificar ni ofender o insultar, seguramente te sentirás mejor, tu pareja habrá comprendido el motivo de tu disgusto y podrán convenir acuerdos a partir de ahí".(*1)

Seria bueno y saludable que en el momento de discutir o “intercambiar ideas”, aprendamos a no decirnos “adjetivos peyorativos”. Hay que cuestionar el comportamiento, el problema por el cual discutimos, no a la pareja. No nos denigremos, eso es muy feo, y para que? Si a las pocas horas estaremos pidiendo perdón con la cabeza cual avestruz.

Algo que comentó este psicólogo y que me pareció aceptable, es el hecho de que, en vez de decir “eres un estúpido, idiota, no sirves para nada, etc. (frases que dejan huellas dolorosas, casi perennes, que no se olvidan con el tiempo y que se recuerdan cuando uno menos lo espera, y créanme que es así), Deberíamos decir “estoy disgustada o molesta porque me lastimaste u ofendiste cuando dijiste...o hiciste...” Nadie dice “me acuerdo que peleamos 7 veces el año tal”, pero si dicen “recuerdo la vez que me dijiste que yo era una mala madre, o mala amante y que no servia para nada”. 

En otras palabras, no son las discusiones las que hacen daño, sino los términos destructivos que utilizamos. Solo quedan grabadas en la mente aquellas “palabras hirientes” y no las restantes.

Debemos aprender a desahogarnos y discutir sanamente, sin agresión, se nos olvida que discutimos con la persona que más amamos, que nos hizo ser madre, esposa, amante, amiga, hermana, cómplice, quien nos hizo reír nuevamente y que volvimos a soñar gracias a esa persona, recordemos lo bonito.

Este Psicólogo maracucho (Joseph Chakkal Abagi), elaboró unas reglas de oro para que la relación en pareja vaya por buen camino siempre y cuando se cumplan:

° No menospreciar ni herir aunque estés disgustado. 

° Referirte a la conducta del otro, no a su persona. 

° Desahogarte en el momento del pleito y en privado. 

Centrarte en un solo tema a la vez cuando discutas, en vez de empezar refiriéndote a algo y terminar en otro distinto. 

° No involucres a terceros en tu pleito marital. 

° Quema la libreta de cuentas pendientes (aquellos reclamos del pasado que repites cada vez que discuten). 

° Escucha y ponte en el lugar de tu pareja, en vez de estar a la defensiva preparando tus réplicas para desmentirla. 

° Respeta las opiniones distintas aunque estén erradas (tu opinión también merece respeto aunque te equivoques, ¿no?). Por respeto debe entenderse el darle el derecho al otro de discrepar (y errar) sin ser juzgado ni descalificado. (*1)


Comentan los que saben de estos problemas que para crecer como pareja debemos hablar, expresarnos aunque haya desacuerdos. Con el tiempo habrá acuerdos y adaptaciones mutuas. Pero lo que no se olvida nunca son los términos destructivos usados.

Debemos pelear limpio. No maltratemos verbalmente a nuestra pareja. Y un detalle importantísimo: discutir sanamente es un deber con uno mismo y con la pareja.

Grìsseld Lecuna García

(*1) - Frase tomada de reglas de oro en tu relación en pareja de Joseph Chakkal Abagi

http://www.autoreseditores.com/libro/1668/grisseld-lecuna-bavaresco/sueno-pienso-escribo-y-aprendo.html



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