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lunes, 31 de marzo de 2014

LA MUJER Y LAS TRES HACHAS.

Se ha comprobado científicamente que los hombres mienten mas que las mujeres; nosotras lo hacemos en menor cantidad, pero, mentimos mejor que ellos. 

Si no me creen, les invito a leer el siguiente cuento.

Un dia una campesina salía temprano como todas las mañanas, a cortar leña en el bosque con el fin de hacer el almuerzo para su familia.

Ese día, por un descuido el hacha se le cae al río y le suplicó a Dios que le ayudara a recuperarla. Dios se le aparece y le pregunta:

-¿Por qué estas llorando, mujer?-

-Mi hacha, señor, se me cayo en el rio…-

Dios entra al río, saca un hacha de oro y le preguntó:

-Es ésta tu hacha?
A lo que la noble señora respondió: -No señor, esa no es mi hacha.-

Dios entró nuevamente en el río y esta vez regresa con un hacha de plata

- Entonces, es esta?- y ella respondió: -No señor, tampoco es esa mi hacha.-

Dios regresando de nuevo al río, esta vez mostrando un hacha de hierro y palo de madera.

- ¿Es esta tu hacha? –

- Si Señor esa misma es mi hacha, gracias Señor.-


Dios estaba tan contento con la sinceridad de la mujer, que le regalo las dos hachas, la de oro y la de plata, además la bendijo por honrada.
Otra mañana, en el mismo río la señora pescaba con su amado esposo para la cena de la noche. 

Desafortunadamente un tropiezo del hombre lo llevo al río. 

La infeliz mujer que no sabía nadar, suplico a Dios para que se lo devuelva.
Él apareció y le preguntó:                                         
-Mujer, otra vez tú. ¿Por qué estás llorando?-
La mujer respondió que su esposo había caído al río y se había ahogado. Inmediatamente Dios se lanzó al río. Sacó de los pelos a Brad Pitt, bello, desnudito y remojado….y le pregunta a la mujer: 
- ¿Es este tu esposo? –
A lo cual responde ella sumamente exaltada dijo; – Sii, Siiii, ese mismo es!!
Entonces Dios se enfureció:
-¡¡ Mentirosa!! ¡¡Adultera!! – Exclamó. - Me has decepcionado mujer.- Gritaba Dios con voz de estruendo.

Pero velozmente, la campesina le explicó:
-Dios, perdóname, pero fue un mal entendido. 

- Si me permites explicarte. Si yo hubiera dicho que no, entonces tu me traerías a Mel Gibson  y te iba a decir de nuevo que tampoco era él, para que entonces aparecieras con mi esposo y como te iba a decir que si, ibas a estar tan complacido conmigo que me enviarías a casa con los tres !!! y eso no puede ser pues yo soy una humilde mujer honrada y eso sería trigamia, y yo le soy muy fiel a mi esposo y a Usted-.
Dios halló muy justo el comentario de la mujer y la perdonó.
MORALEJA:
“Las mujeres mienten tan bien que hasta Dios les cree”.

 Grísseld LecunaGarcía/Bavaresco

Autor desconocido


sábado, 22 de marzo de 2014

KASTURBA, UNA HEROINA SILENCIOSA DETRÁS DE GANDHI.

Existen mujeres y esposas cuyas vidas han quedado eclipsadas por las de sus maridos, como es el caso de Kastürba Gandhi. Y sin quitarle el mérito y la honorabilidad a la figura de su marido, puedo decir que ella ha quedado eclipsada casi por completo, ya que solo sabemos fue la esposa de Gandhi. Para ampliar nuestro conocimiento, he aquí la historia de esta gran heroína silenciosa.

Kastur ba Makhanji - Gandhi
Kastur Ba Makhanji, cariñosamente llamada Ba, nació en Porbandar (India Británica), en abril de 1869, pocos meses antes que naciera Mohandas Karamchand Gandhi y en la misma ciudad.

Su padre, Gokuldas Makhanji, era un comerciante y un amigo del padre del que sería su futuro esposo. Ambas familias decidieron unir en matrimonio a sus dos hijos cuando estos contaban con siete años de edad. La boda real, sin embargo, se celebró en 1882, cuando los dos comenzaron a vivir juntos como marido y mujer a los trece años. Lo único resaltable de los primeros años de matrimonio y convivencia fue que Gandhi enseñó a leer y a escribir a su mujer, quien además se interesó por ello pese a su lento avance.

No fue una tarea fácil ser la esposa y compañera de un hombre como Gandhi, pero Kasturba se identificó, por lo general, con las ideas y creencias de su esposo. Supo apoyarlo y además, siempre procuró, siguiendo su mentalidad, mantenerse en un segundo plano.
Kasturba y sus hijos
Cuando su marido se trasladó a Londres para proseguir estudios posteriores, ella se quedó en la India criando a su recién nacido hijo Harilal. La pareja tuvo tres hijos más (Manilal, Devdas y Ramdas Gandhi).

 En el año 1906, a los 36 años, Mohandas Gandhi tomó la decisión de practicar la castidad. Esto se debió  a que cuando tenía 16 años de edad, su padre cayó gravemente enfermo. Como Gandhi era muy devoto de sus padres (como es lo usual en India), atendió a su padre a todas horas durante su enfermedad. Sin embargo, una noche, un tío de Gandhi vino a relevarlo durante unas horas. 

Gandhi se retiró a su dormitorio y se acostó con su esposa. Mientras mantenía relaciones sexuales entró un sirviente que le avisó que su padre acababa de morir. Gandhi sintió una tremenda culpa y nunca se pudo perdonar. Llamaba a este suceso «la doble culpa». El incidente tuvo una influencia significativa; anunciando (veinte años despues), que comenzaría a practicar brahmacharya  (o celibato) y dejó de mantener relaciones sexuales con ella, a pesar que no le resultara fácil aceptar esto, Kasturba, como su esposa, habría aceptado (de buena o mala gana), la abstinencia del Mahatma, así como sus experimentos sexuales.

 Gandhi y Kasturba
Kasturba siempre estaba al lado de su marido, aunque no estuviese de acuerdo con algunas de sus ideas, pues se trataba de una mujer profundamente religiosa, no obstante, rompió las barreras de la distinción de castas y apoyó a su marido en las protestas políticas.

Se fue junto con él a Sudáfrica en el año 1897.  No le fue muy fácil ser la compañera de un hombre como Gandhi, pero Kasturba se identificó, y muy bien. Ella lo apoyo y procuro ser lo mas útil y servil como esposa que era del unico esposo que habia tenido. 
                                                     
Gandhi con Abha y Manu "sus bastones", como
él les decia.
Finalmente se hizo público el conocimiento que Gandhi había estado compartiendo su cama durante unos cuantos años con niñas. Entre los que dormían con él estaban Sushila Nayar, Sucheta Kriplani, Abha (la esposa de 16 años de su sobrino nieto Kanu Gandhi) y Manu (Su sobrina nieta de 19 años de edad). Gandhi veia esta práctica como un experimento en brahmacharya. 

Él explicó que lo hacía para probar su autocontrol como célibe, y para sentir calor en las noches de invierno. Rotulaba sus actividades como «una cura natural». En su carta a Ghanshyam Das Birla (en abril de 1945) se refiere a las «mujeres o niñas que han estado desnudas conmigo», indicando que habían sido varias las personas que formaron parte de sus experimentos.

Gandhi y kasturba
De acuerdo con Gandhi, el celibato activo significaba el autocontrol perfecto incluso en presencia del sexo opuesto. Gandhi le había escrito a su sobrino (el padre de Manu) Jaisukhlal Gandhi, que Manu había empezado a compartir su cama durante muchas noches porque él tenía que «corregirle la postura al dormir». 

Según Gandhi sus  experimentos de dormir desnudos con su nieta Manu en Noakhali le ayudaba a contemplar la unidad entre hindúes y musulmanes en la India antes de la partición, y liberaría las tensiones comunales. 

Gandhi llamaba a Sarladevi (una devota seguidora, casada y con hijos) su «esposa espiritual». Más tarde diría que había llegado a casi tener relaciones sexuales con ella. Dattatreya Balkrisna Kalelkar, un revolucionario que se convirtió en discípulo de Gandhi, decía que las «relaciones (de Gandhi) con mujeres eran, de principio a fin, tan puras como la leche de una madre».

Kasturba (la segunda a mano derecha), visita con las mujeres
Estadounidenses durante una reunión en Bombay.

Entre 1904 y 1914, Kasturba participó activamente en la solución de Phoenix, cerca de Durban y en 1913, ella se hizo oír contra las condiciones inhumanas de trabajo de los indios en Sudáfrica. 

De hecho, fue encarcelada durante tres meses y en la cárcel, donde los presos eran obligados a hacer trabajos forzados, también llegó su voz.

En 1915, acompañó a su marido y apoyó a los agricultores, además de enseñar a mujeres y niños acerca de conceptos básicos como el de la higiene personal. Kasturba Gandhi tuvo problemas de bronquitis crónica. Para colmo, el nivel de estrés causado durante las detenciones del Movimiento de la India, agravó su enfermedad. Su salud comenzó a declinar. La situación empeoró, neumonía.

Es curioso que, si su marido hubiera aceptado a que recibiera atención médica, ella se hubiera salvado. Pero, debido a las creencias naturistas de Gandhi, decidió que no se le aplicara el antibiótico.

El 22 de febrero de 1944, tuvo un ataque al corazón. Muere en el Palacio del Aga Khan, en Pune, India, mientras se encontraba con su marido bajo arresto domiciliario." 


Quizá para algunas personas, esta mujer no parezca heroína por seguir simplemente, los pasos de su esposo, pero insisto, sin que esto les quite el mérito a ellos, considero que mujeres como Kasturba, en su caminar silencioso, son merecedoras de un lugar entre los héroes y heroínas de este nuevo mundo.


Grísseld Lecuna Garcia/Bavaresco

http://www.elciudadano.cl/2009/10/02/12423/mahatma-gandhi-y-la-carta-que-le-escribio-a-hitler-para-detener-la-guerra/
http://es.wikipedia.org/wiki/Mahatma_Gandhi                
http://es.wikipedia.org/wiki/Kasturba_Gandhi    
http://www.estoeshispania.com/2009/11/heroinas-desconocidas-kasturba-gandhi-y.html


martes, 18 de marzo de 2014

EVA, DE FOTOGRAFA A INSEPARABLE DEL FÜRHER

La chica se había educado en un colegio religioso. Tenía dos hermanas, un padre maestro y una madre modista.

Eva Anna Paula Braun (niña)
Los padres se divorciaron y la modista se volvió a casar. Pero en la casa no había dinero así que la chica tuvo que conseguir trabajo.


Ya había cumplido los diecisiete años, era 1929 y el país estaba en medio de la crisis. El trabajo lo obtuvo en la casa de fotografía de Heinrich Hoffmann, el destino la llevo de la mano justo con el fotógrafo oficial del Partido Nacional Socialista.

Un viernes por la tarde, estando en su trabajo, subida a unas escaleras, buscando en unos archivos, vio llegar a Hoffmann acompañado de un hombre con abrigo claro, un bigote gracioso y un sombrero en la mano. La chica tuvo una sensación que ese hombre le miraba las piernas. Al bajar las escaleras Hoffmann la presentó: “Her Wolf, nuestra pequeña y buena Fräulen Eva”.

Eva Braun
Un rato después la señorita Eva Braun se encontraba sentada con los dos hombres comiendo salchichas y bebiendo cerveza.

El señor “Wolf” no le quitaba los ojos de encima y de hacerles cumplidos. Ella miro el reloj y decidió irse. El le ofreció llevarla a su casa en su flamante Mercedes Benz. Pero ella dijo que no. A  punto de salir del negocio Hoffmann la llamo y le dijo “¿no te diste cuenta de quien es él?”. La señorita Eva se quedo callada y no dijo nada. Hoffmann agregó “!Es Hitler!, ¡Adolf Hitler!. Ella se acomodo el cabello y respondí: “¡Ah, si por supuesto!”. Eva nunca se le ocurrió que ese ser podía ser alguien importante. Pero lo era. Y llegaría a ser, en cuatro años, el hombre más poderoso de Alemania.

Hitler y su sobrina Geli
A los pocos días, Eva recibió flores y bombones. Se los enviaba Hitler. Ella no sabia que él mantenía una relación muy particular con su sobrina Angelika Raudal (Geli, como la llamaban empleando un diminutivo), diecinueve años menor que él, quien era hija de Angela Hitler, su hemanastra.

Angela se habia trasladado desde Austria para administrar Berghof, la villa que Hitler habia comprado en las cercanías de Berchtesgaden. Geli tenía diecisiete años y Hitler no demoró en interesarse en ella. Un par de años después, la llevó con él a vivir al piso de nueve habitaciones que compró en Munich. Geli no tenía buena vida. Su Tío le cortaba toda forma de libertad. A todas partes debía ir acompañada y no podía hacer sino lo que él le permitiera. Hitler estaba obsesionado con ella ya que su actitud no era la de un tio paternalista que cuida de su sobrina sino la de un hombre por su amante. Cuando Geli inicio un romance con Emil Maurice, chofer y escolta de los primeros integrantes de las SS, Hitler no se opuso, solo se limitó a separar a Maurice de su círculo y trasladarlo a otra parte. 

Geli y Hitler
Geli quiso completar sus estudios de música y viajar a Austria, seria una forma de alejarse de su Tío, Hitler le negó el permiso. Esto fue el límite para Geli en cuanto a su depresión. 


La noche del 18 de Agosto de 1931, a los veintitrés años, cuando Hitler se encontraba en Hamburgo, se pegó un tiro en el pecho.  Según cuenta tiempo después la cineasta Leni Riefenstahl, que el fürher le contó que fue porque Geli consiguió una carta apasionada de Eva.

Hitler quedó desvastado. Quiso suicidarse. Rudolf Hess le quitó la pistola de la mano. Todas las nochebuenas, hasta comienzos de la guerra, la pasó encerrado en el cuarto de Geli. Las fotos enmarcadas de ella permanecían hasta el fin de la guerra en el Berghof y la Cancillería.  En los días de su cumpleaños al igual que en el de su muerte, le ponía flores debajo de un gran cuadro de Geli.

Geli y Eva

Cuando se produjo el suicidio de Geli, hacia dos años que Eva Braun, ya era amante de Hitler.

Eva no se parecía en nada a Geli. Tenía un cuerpo más atlético y contundente, mas bien regordete. Era rubia y Geli, castaño oscura. Tuvo que adaptarse a los gustos de su amante oscureciendo el color del cabello, cambiando su forma de vestir y perder una parte de su histrionismo. De todas maneras, su relación con Hitler era oculta.

Geli fue para Hitler una relación obsesiva. En cambio Eva parecía interesante por su juventud, sus bromas y su alegría permanente. En esos años, Hitler dijo que se hubiera casado con Geli pero que jamás lo haría con Eva.

Hitler y Eva
Por razones distintas, tanto Geli como Eva, pasaron por hondas depresiones y procedieron de forma parecida. En Agosto de 1932, Eva se pegó un tiro que le seccionó una arteria del cuello. Eva tenía por Hitler sentimientos muy distintos a los de Geli. Mientras que Geli quería librarse de él, Eva pretendía una mayor atención. Su intento de suicidio fue un llamado para que es le tuviera en cuenta.

Hitler le alquiló un departamento de tres habitaciones que Eva compartió con su hermana Gretl.

El alquiler era pagado a través de Hoffmann, Eva y su hermana aún seguían trabajando para él. Habían aprendido a sacar fotografías. Nadie sospechaba que ella era la amante de Hitler.

Eva y su hermana Gretl
 La relación comenzó a ser más cercana en 1935, cuando Hitler ya tenía el control del gobierno alemán. Eva se quiso suicidar por segunda vez, usó pastilla de somnífero Vanoform. Le lavaron el estomago y Hitler la ubicó en una villa en Berchtesgaden. Gretl, su hermana, fue con ella. Pero el ascenso de Eva molestó a Angela (la hermanastra de Hitler y madre de Geli) quien la llamaba “La vaca estúpida”. La burla y el enojo produjo un mal efecto en Angela. Fue despedida como ama de llaves de Berghof.

Angela Hitler la madre de Geli y hermanastra del Fürher
El despido de Angela resultó un buen mensaje para quienes tenían que tratar con Eva. Comprendiendo que ella era intocable.

En 1939, comienza la Segunda Guerra  Mundial, Eva se muda para la Cancillería. Su cuarto comunicaba con la biblioteca de Hitler.  Pero solo Eva podía entrar a la suite principal por la puerta de servicio.

Nadie en la Cancillería llegó a enterarse de que Hitler y Eva eran amantes. Creían que era una empleada más. Pero con su constancia, Eva fue haciendo que las cosas cambiaran, hasta que eso ocurrió. Cuando la relación trascendió, entre sus allegados, Eva jamás consiguió cambiar la opinión de las esposas de Ribbentrop, Goering y Goebbels. 

Eva con sus terriers y Hitler con "Blondie"
Las tres señoras la ignoraban por completo, la trataban con desprecio y la consideraban una “idiota inculta”. Pero ya Eva era la “Señora del Berghof”, ese sitio en los Alpes, cerca de Berchtesgaden.

En él, Eva era la indiscutible dueña y señora.

A medida que la guerra avanzaba y Hitler superaba varios atentados contra su vida, la figura de Eva Braun crecía, se mostraban juntos, se fotografiaban y solían vérselos tomados de la mano. Si él no estaba con uno de sus constantes “retorcijones intestinales” y se encontraba de buen humor, la llamaba “cosita”. El se burlaba de los dos terriers escoceses negros de Eva, diciendo que esos no eran perros, que un verdadero perro debía ser como su inseparable ovejera alemana “Blondie”.

Hitler era abstemio, vegetariano y no fumaba. A ella le encantaba el champagne, la carne y el cigarrillo. Eva era displicente con su salud y la higiene de los cuartos. 

Él, un hipocondríaco temeroso del cáncer y maniático de mantener en condiciones de inmejorable higiene todos los lugares en los que estaba. Parecían una pareja formada por una personalidad poderosa y otra muy débil y sumisa. Un hombre seductor, amable, inteligente, culto, de carácter fuerte. Y una mujer poco educada, bastante inocente, graciosa, que lo sigue con amor y admiración. Pero Eva no era una muchacha ingenua e inocente. Nadie que estuviera de acuerdo con Hitler era ingenuo o inocente; mucho menos su amante y compañera.

Leni, Pola, Lil y Oga. Las amantes de Hitler
Al mismo tiempo que ella era su amante, Hitler había tenido otras, tales como la directora de cine y propagandista del nazismo, Leni Riefenstahl; las actrices Pola Negri, Lil Dagover y Olga Chejova, protagonista de una película de Hitchcock, y la inglesa Unity Mitford, hija de Lord Redsdale. Ninguna de estas mujeres pasó demasiado tiempo junto a Hitler.

Eva, “la superficial que pasa el tiempo pintándose las uñas”, como la definió una de las secretarias de hitler, estuvo algo más de quince años al lado del hombre más codiciado de Alemania, y hasta logro de él lo que ninguna mujer consiguió: un anillo de casamiento.

Traudl Junge, una de las secretarias privadas de Hitler
El 28 de Abril de 1945, Traudl Junge, una de las secretaria privada, mecanografió lo que él le dictaba; su testamento. La guerra estaba perdida. Los rusos invadían Berlín y bombardeaban en forma constante el edificio de la Cancillería.


En un bunker, a quince metros bajo tierra, desde tres días atrás, estaban Hitler, Eva y los más fieles seguidores. Hitler había dicho que se fueran todos los que quisieran hacerlo. El personal abandonó el bunker, excepto las secretarias Gerda Christie y Traudl Junge, tampoco se fue la nueva cocinera. Eva se había negado a escapar a Suiza. Podría haberlo hecho con facilidad varios días atrás. En cambio prefirió viaja desde Münich, cruzar la línea de fuego y meterse en el  búnker con Hitler.

En el testamento que había tecleado su secretaria Traudl, decía “Ya que sentí que no podía aceptar la responsabilidad del matrimonio durante los años de lucha, he decidido, ahora, antes del fin de mi carrera en este mundo, tomar como esposa a la mujer que, después de muchos años de leal amistad, vino por su propia voluntad a esta ciudad sitiada casi por completo, para compartir mi destino”.


Cuando traudl acabó la redacción del documento, fue llamada al cuarto de Eva. Ella la estaba esperando con un tapado de piel de zorro en la mano. Era su preferido. Se lo regaló y con un hilo de voz le dijo: “Tengo miedo”. De inmediato recupero la sonrisa. 


Tomó champagne, se puso un largo vestido de seda negro y con el cabello bien peinado, el maquillaje cuidado como siempre, fue a la ceremonia de su casamiento.

Ocho eran los invitados. Hitler usaba un traje militar. Bormann y Goebbels servían de testigos. Wagner, un funcionario menor, presidía la ceremonia. Cuando Eva firmo el acta matrimonial, escribió Eva B., enseguida tacho la “B” y dejó escrito: “Eva Hitler, antes  Braun”. El anillo de bodas le  quedó demasiado holgado. Pero se ingenió para sostenerlo en su dedo anular.

A la mañana siguiente, al levantarse un ordenanza, dudando, la saludó: “Buen dia, Fräulin” (señorita). Eva sonrió y le dijo: “Preferible que me diga Frau Hitler” (Señora Hitler)

Era el día 29 de Abril y pasó muy lentamente. Hitler, en el atardecer recibió la noticia de la ejecución de Mussolini y su amante, de que sus cadáveres habían sido colgados cabeza abajo como los cerdos.

Entonces aseguró que, al morir, su cuerpo debía ser incinerado para que nadie lo encontrara jamás. Esa madrugada, había firmado su testamento político oficial, como testigos habían dejado su firma Bormann, Goebbels y Krebs. 

Expresaba en ella su satisfacción por haber cumplido con el exterminio de los judíos y aceptaba que él, aunque había habido gran cantidad de cómplices, era el absoluto responsable de la solución final. Estaba orgulloso de si mismo y de su acción de gobierno.

El 30 de Abril, Eva se puso el vestido negro favorito de Hitler. Se acercó a Traudl y, con un sollozo, pasándole el brazo por los hombros le dijo: “Por favor, no te quedes aquí. Trata de salir” y agregó: “Saluda a Münich de mi parte”. Traudl no comprendía lo que a continuación estaba por suceder. Eva le dio la mano a todos los presentes. Vio como su marido, el Presidente y Canciller de Alemania, el Führer del Tercer Reich desde 1933 a 1945, Adolf Hitler, se paraba delante de la puerta de su despacho privado, aguardándola. Fue con él. Se quedaron solos. Era media tarde. Hitler se sentó en el sofá. Eva a su izquierda. Frente a ellos: una mesa baja sobre la que había una botella de champagne y unas copas. También una pistola, una jarra con agua y dos pastillas de cianuro.

Lo que quedaba del bunker tras la muerte de Hitler
Los cadáveres de Hitler y Eva fueron llevados fuera del búnker y metidos en un hondo pozo. Se los roció con doscientos litros de gasolina. Goebbels entregó los fósforos para que Otto Günsche, edecán de Hitler, quemara los cadáveres. Se formó un hoguera. Günscher había cumplido la última orden que le dio el Fürher.

Hitler se pegó un tiro en la sien derecha. Su cuerpo cayó hacia delante, sobre la mesita. Eva murió por el efecto del cianuro. Su cabeza quedó apoyada en el brazo del sofá. Su vestido estaba mojado. La jarra de agua le cayo encima, volcada cuando el cuerpo de Hitler se desplomó.

La perra Blondie fue envenenada con cianuro el día anterior por decisión de su amo. Hitler y Eva, que tuvieron medio mundo a sus pies, terminaron en hoyos, convertidos en un montón de cenizas y huesos calcinados.

Magda, Hitler, Goebbels y tres de
sus seis hijos
Se especuló con la falsedad de sus muertes. Parece desconocerse un hecho: la presencia de Goebbels en la incineración de los cadáveres y la acción que el matrimonio Goebbels llevó a cabo al día siguiente. El primero de Mayo, Magda, la mujer de Goebbels, de acuerdo con su marido, asesinó con veneno a sus seis hijos, pues no concebían un mundo para ellos sin Hitler. Después se sentaron en dos sillas, en un pequeño cuarto. Un oficial, por orden del mismo Goebbels, les pegó un tiro en la cabeza a cada uno de ellos.

Eva Braun conoció a Adolf Hitler cuando él era un político que pretendía el poder. Lo acompañó en su ascenso, su apogeo y en su caída. Como fuera, se entregó en cuerpo y alma. Pero no fue amada. Si lo hubiera sido, el hombre al que ella quiso con devoción no hubiera permitido su muerte. A ese hombre le hubiese bastado ordenar que la  adormecieran y ubicaran en un avión. Hubiera resultado hasta sencillo. El mismo hombre tenía otra incondicional seguidora: la perra “Blondie”. Pudo regalarla. Prefirió matarla.

Eva Braun de Hitler
Todo lo que Eva hizo fue estar siempre a disposición del hombre del que se enamoró. Dio todo lo que podía dar. 

Al negarse a buscar refugio en Suiza y viajar de Munich a un búnker rodeado de enemigos para ir a morir junto a su amante, produjo un acto de valor, lealtad y amor.

Eva Anna Paula Braun de Hitler, comenzó recibiendo flores y bombones. Obtuvo joyas, dinero, ropa, poder. A los treinta y tres años, terminó recibiendo una pastilla de cianuro y un anillo que le quedaba grande.


Grísseld Lecuna García/Bavaresco

www.juancarlosboverihistorias.com
www.es.wikipedia.org/wiki/Eva_Braun
www.es.wikipedia.org/wiki/Otto_G%C3%BCnsche
www.noticias.terra.cl/ximena-torres-cautivo/blog/2013/09/02/leni-riefenstahl-hitler-y-goebbels-en-unas-memorias-imprescindibles/



domingo, 9 de marzo de 2014

CLARA Y SU INMENSO AMOR POR BENITO.

Benito Mussolini es detenido por los partisanos. Pretendía llegar a Suiza escondido en un convoy de soldados alemanes.

Benito Mussolini
Es el dia 27 de Abril de 1945 y la Segunda Guerra Mundial está en sus momentos finales.

Junto a Mussolini, viaja Clara Petacci, su amante. Ambos son llevados a Dongo. Luego, se los separa y Mussolini es trasladado a una finca. Patacci le pide al jefe de la resistencia, Bellini delle Stelle, que la deje ir con su amante. Le responde que no debe preocuparse por la vida de Mussolini. Le asegura que será entregado a las autoridades. Petacci insiste y el conde accede a que vaya hasta donde se encuentra el Duce.

Clara Petacci "Claretta"
En la noche del 28 de Abril, Benito y Clara son levantados de la cama por Walter Audisio, llamado “El Coronel Valerio”. Los llevan hasta la entrada de la Villa Belmonte, en las cercanías de Bonzanigo. El recorrido lo hace un único coche en el cual van Mussolini, Clara, Valerio, el chofer y dos de los partisanos en los estribos.

Valerio hace descender a Mussolini del automóvil. Clara se queda dentro. Valerio lee una proclama en la que anuncia la decisión de hacer justicia en nombre del pueblo italiano. Mussolini ha sido condenado a morir. Clara baja del auto y se pone junto a Benito. Valerio, apuntando con una ametralladora, le pide que se aleje. Ella se queda inmóvil. Valerio, a punto de disparar, le grita que se aparte.

Walter Audisio "El Coronel Valerio"
En ese preciso momento en que Valerio dispara, Clara Petacci abraza a Mussolini, poniéndose delante de él, en un intento inútil de salvarle  la vida. Clara cae muerta. Mussolini apenas resulta herido. Valerio dispara una segunda ráfaga con la ametralladora. Cuando Mussolini esta en el piso, le pega un tiro en la cabeza.

Benito Mussolini llega a convertirse en primer Ministro del Reino de Italia y ocupa ese puesto desde 1922 hasta 1943. Luego, es destituido, encarcelado y liberado por los alemanes que lo respaldan como Presidente de la República Socialista Italiana, gobernando sobre una porción mínima del territorio.

Ida Dolser y su hijo Benito Albino
Mussolini comienza siendo socialista y llega a ser uno de los más importantes dirigentes del partido. Hasta que desarrolla a pleno un concepto político distinto: el Fascismo; basado este en un exacerbado nacionalismo, el dirigismo en economía y el corporativismo. Con una decidida oposición al comunismo y al liberalismo. 


Antes de alcanzar el poder, Mussolini se ha casado con Ida Dalser en 1914 y tiene un hijo con ella, llamado Benito Albino, como él. Pero se aleja de ella cuando conoce Raquele Guidi, a la que convierte en amante y, mas tarde, en esposa.

Raquele Guidi, Mussolini y sus cinco hijos
Cuando Mussolini llega a ser primer Ministro ocurren algunas cosas con Ida Dalser. Ella ya no recibe dinero y es vigilada todo el tiempo por los servicios secretos. Se la acusa de demente y de inventar su romance con Mussolini. El hijo tampoco es de él, se afirma. Ida acaba internada en un manicomio y muere en una isla, de una supuesta hemorragia cerebral,  en 1937. Benito, el hijo, es secuestrado por los fascistas, adoptado por un jefe policial y acaba muriendo de desnutrición en un asilo en el año 1942.

Benito, en la cumbre de su poder, tiene un matrimonio con Raquele libre de toda amenaza. Aunque, en realidad, es Raquele Guidi la que ha hecho lo imposible para destruir a Ida y a su hijo. 

Claro, Mussolini ha tratado de evitarlo. Se ha casado con ella en 1915, tendrá cinco hijos y ambos se presentarán ante el pueblo como el matrimonio ejemplar. Raquel es tomada como la madre modelo del pueblo italiano.

Entre tanto, Benito se acuesta unos años con Margherita Sarfati, una intelectual judía que llega a escribir un libro de mucho éxito sobre el Duce, cuando este alcanza su máxima popularidad. 

Pero el romance decae y se convierte en amistad hasta que la política anti-judía del gobierno obliga a Margherita a dejar Italia. Su hermana se queda y muere en un campo de concentración.

Raquele y Benito.
En los círculos Ida Dolser, Raquele Guidi y Clara Petacci.
Clara Petacci se ha casado con un militar de la aviación, el teniente Feridici, pero esta enamorada de  Mussolini. Se las ingenia para conseguir una entrevista con él. Es el año de 1932 y, desde esa entrevista Clara Petacci se convierte en la amante del Duce.

Clara, llamada Claretta por su familia y amigos, abandona a su marido y va a vivir a una mansión en Villa Cariluccia, un barrio residencial de Roma.

Benito y Clara
Raquele Guidi hace todo lo que esta a su alcance para desunir a la pareja. No lo consigue. Benito y Claretta tienen una relación intensa, llena de pasión. Ella escribe un diario personal y en él relata los encuentros íntimos. Describe a Benito como un amante ardoroso que parece incansable. Para ese entonces, Mussolini se acerca a los cincuenta años y ella una mujer de veinte cuando empiezan la relación. Su inmenso amor quedaría comprobado años mas tarde, en la hora de la caída de su hombre.

Mientras Mussolini cae en desgracia, pierde el poder y es detenido para ser asesinado; su esposa legitima, Raquele Guidi, la madre ejemplar, se ha escapado a Suiza. Hará tratos con los aliados y vivirá largos años. 

Al mismo tiempo, Clara Petacci, la amante, una mujer de treinta y tres años, se encuentra al lado del hombre que ama en el instante en que van a matarlo. Cuando Valero le grita que se aparte, ella, lo abraza para protegerlo, haciendo que las balas la maten a ella y no a él.

Los partisanos patearon el cadáver de Mussolini hasta destrozarle la cara y el cráneo. Golpearon el de Clara. Le sacaron fotografías poniéndolos juntos y, como si lo consideraran una gracia, pusieron la mano de Clara por debajo del brazo de Benito, como si estuvieran paseando por las calles.

Luego los colgaron con cuerdas, boca abajo, como se cuelgan en Italia a los cerdos para que se desangren, en la Plaza de Loreto en Milán. Se sintieron orgullosos. Ellos castigaban así las barbaries que había cometido Mussolini. 

¿Y de qué era culpable Clara? ¿De haberse enamorado del hombre equivocado, y de dar su vida por el?


Grisseld Lecuna Garcia/Bavaresco

.- www.juancarlosboverihistorias.com
.- www.wikipedia.com
.- www.elmundo.es/magazine/2005/281/1108492104.html      
.-www.mirorenzaglia.org/2013/08/margherita-sarfatti-e-il-novecentismo-tra-fascismo-e-antifascismo/