Hoy les obsequio este
relato, basado en datos históricos, en donde Julio Cesar Guanipa, su autor, pretende evaluar e
interpretar los pasos que su protagonista Andrés Cabello, debió realizar una
vez llegado a este hermoso suelo proveniente de Espinoza de los Monteros en
Burgos, España. Y de como con su extraordinaria inventiva, logra tramar el
relato de como llego a convertirse esta zona en el Puerto de Cabello.
ENTRE FORTALEZAS Y MANGLARES
Cuando
Cabello aún no era puerto, las tierras donde nació como ciudad Puerto y
fortaleza se unía a las aguas del Caribe que estaban protegidas dentro de un
cinturón de escolladeros que nacían de la Borburata de Punta de Chávez y
culminaban en la Punta Sur de la entrada de la dársena, especie de estuarto
bordero de manglares y marismas, de caletas y pequeños escondederos que
utilizaban los contrabandistas que vivían del comercio ilegal con las Islas de
Caribe. Contrabando a veces de poca monta, pero modo de vida al fin y al cabo
que daba frutos para ir sobrellevando las estrecheces a las que estaban
condenados los menos afortunados de la capitanía general de Venezuela.
Plano de Puerto Cabello situado en la costa de Caracas en la latd. de 10 gs. 26 ms. N. y en la longd. de 308 gs. 37 ms. segun el meridiano de Thenerife". año 1756 |
La
Corona Española, centralista y fiscalizada, sometía a los indianos, blancos,
blancos de orilla, pardos y mestizos con leyes que marcaban el ritmo del diario
vivir de los amos del cacao, de la caña de azúcar y sus derivados, y que además
los ponía en desventaja con el comercio del virreinato de México.
Pero
también aquel estuario servía de recaladero a las naves de los contrabandistas
que medraban en las aguas del caribe. Era ideal, pues, aquella dársena para
carenar y calafatear las embarcaciones; era también el sitio apropiado para los
carpinteros de orilla, era la especie de tierra prometida de Andrés Cabello,
marino, aventurero de la esperanza, contrabandista y reo de alta traición de
las leyes de la Corona Española.
Más
allá de las aguas de la dársena, al norte, Borburata, pequeño puerto de hermosa
bahía, abierta a las islas cercanas, despierta a la vida por obra y gracia de
los vigorosos sablazos del Capitán fundador Juan de Villegas en el año 1548. El
rollo de la justicia con el acta de fundación de la puebla soporta estoico los
tres sablazos que Villegas le da…
- En nombre del Rey de España declaro
fundada hoy 24 de Febrero de 1548 a nuestra Señora de la Concepción de
Borburata.-
Rostros
con aires de solemnidad, sonrisas y el rostro tallado de la indiferencia de los
pocos indígenas lugareños, hacen comparsa al acto.
Y
mientras Andrés Cabello, sin proponérselo asienta sus esperanzas en la orilla
opuesta, sin capitanes fundadores y sin testigos más que los manglares y las
marismas, Borburata se lanza por la calle del medio vestida de Puerto, adornada
con una hermosa bahía y recibiendo como acogida el canto y el aleteo que a modo
de saludo le prodigaban los guanaguanare, las gaviotas y el alcatraz
malencarado y volandero.
Cabello
tiene otras ideas. Hace suyo por ley natural aquel paraje marino cuyas tierras
avanzan hacia el sur, llenas de charcos y matorrales infernales que se pierden
a lo lejos entre cerros.
¡Por
Dios! – musita Andrés Cabello- que en esa planicie hay espacio para mucha
gente, ¡jolines!
Pero
no todo es paz y bendición para la recién nacida Borburata. Sin protección
entre sobresaltos de tormentas que la azotan implacables, y el acoso de los
piratas que la mantienen a toque de generala obligan a sus habitantes a pensar
en emigrar. Caracas y Valencia por razones de comercio hacen proyectos pensando
en la riqueza que genera el cacao.
Y
comenzó la creación de haciendas para la siembra del cacao. La mano española,
fuete en mano, con caporales isleños y peninsulares sembró su sello sobre los
lomos del negro esclavo…..Sudor, sangre y cacao.
Y
comenzó la creación de haciendas para la siembra del cacao. La mano española,
fuete en mano, con caporales isleños y peninsulares sembró su sello sobre los
lomos del negro esclavo…..Sudor, sangre y cacao.
Casa hacienda en Borburata |
Andrés
Cabello trafica delito con su carga desafiando a la autoridad de España; no es
el único, pero es el que más suena y con el paso del tiempo algunos
borburateños se dejan ganar por la idea de emigrar, y como quien no quiere, se
dejan caer por la orilla del recaladero de Cabello. En silencio, con tesón,
comienzan a levantar los primeros remedos de viviendas; verdaderos desastres
unas, vistosas y ordinarias otras, sin hilo ni medida, a la buena de Dios.
Y
entre el bregar de la actividad de puerto y la pesca, la gente de Borburata
empieza a ver con interés la posibilidad de probar suerte en el recaladero de
Andrés Cabello. La tranquilidad de las aguas de la dársena y la seguridad que
ofrecen los escolladeros que, cual cinturón, nacen en Punta de Chávez y mueren
al suroeste a la entrada del estuario.
Cabello,
porfía en su rutina.
Entre el caletear mercancía entre manglares y marismas, y
el trabajo del calafate y la carena esta su vida. Es obstinado, persistente.
Silencioso en medio de la labor, conversador y extrovertido en ratos de repuso,
se mueve con soltura y se planta ante amigos y extraños cuál libro abierto.
No
hay doblez en él. La vida que eligió lo formó así.
- - Amigo Cabello, le llegó un buen cocuy
tocuyano a la fonda “brisas del mar”, si le place, lo invito.- salta la voz de
un marino lanzando la invitación en medio del ruido de la faena.
- - Bueno, me entraron ganas…. ¿Por qué no?-
La Iglesia Santa Cecilia en Espinosa de los Monteros, Burgos, donde fue bautizado Andrés Cabello |
Apartó
a un lado el que hacer y comenzó a caminar hacia el destartalado kiosco que
hacía de mesón. A su lado, el marino que ofrecía el brindis. Sentados a una
mesa comenzaron a libar.
- - Bueno este cocuy, cará. -
Andrés
Cabello sonríe ante las palabras del marino.
- - ¡Así es! Pero prefiero el ron de
Jamaica.-
Carlos
Galvan, es el nombre del que ofreció el brindis, se siente comunicativo.
- - Andrés… ¿Puedo decirle Capitán?-
- - No. Solo soy lo que hago. Navego,
trafico y comercio del lado afuera del redil, vivo dejo vivir, es mi canon,
elegí una vida donde la prudencia, la astucia, valen más que cien tintos…
¿Quiere decirme Capitán?, vamos, adelante, hágalo; pero eso no aprehende, en
esencia lo soy. Puede que me vean como dueño de uno, dos o tres barcos. De lo
que he leído he aprendido que la reputación de uno no es lo que uno cree o
piensa de si mismo. La reputación que nos viste ante el prójimo es lo que
piensan los demás de uno…Tu crees que soy capitán, haces bien, así me ves.
Otros quizás me vean como un bicho malo, pero yo sigo adelante; capitán,
delincuente, marino….
Entre
los vapores del cocuy y las palabras que brotan del lado humano de ambos, se
teje una red de afecto entre Galván y Cabello. Galván, marino de pura cepa, de
leer el viento, de batallar con el velamen del buque, de subirse al carajo para
otear al horizonte.
Cabello,
marino por añadidura, traficante, comerciante; necesita de gente como Galván y
premia su esfuerzo y su conocimiento con más visión que Galván atesora ideas y
plasma en el lienzo de su imaginación un mundo quizás mejor; donde el navegar y
ser dueño de una goleta es solo un medio.
Galván
escucha y atesora las palabras de Cabello.
-
- Capitán, o Cabello si prefiere, no ha
pensado alguna vez que podría reclamar por derecho el ser dueño de toda esta
orilla y decir por ejemplo: ¿Oigan todos Ustedes que me oyen, esta tierra y
estas aguas son de mi propiedad!.. y
entonces Capitán así, reclamar
por derecho a cobrar por su uso de las orillas de…. -
Aqui estoy en una calle de Espinosa de los Monteros, la visité en Octubre de 2015 |
- - Ya, ya Galván. No te desboques, creo que
te falta algo de eléboro por tu manera de razonar. Estas tierras, no lo olvides,
son propiedad de la corona española. -
- - Pero, algún día, capitán; escúcheme, su
nombre sonará con arrebato de admiración. No lo olvide. Todo este rebaño de
navegantes, aventureros que juegan la vida cada día le admiran. Esto ahora no
es más que un arrabal que solo sirve para remendar barcos y encaletar nuestra
carga entre sobresaltos y sueños de triunfos, pero todos estos carajos presumen
de ver el mismo horizonte que usted atesora en su mente. -
Cabello
sonríe, apura el trago de cocuy y mira con aire de satisfacción a Galván.
Tolerante, acepta el halago de su amigo. Hace memoria de los primeros días en
que hizo de aquel fondeadero su sitio de operaciones. De la nada surgió su
nombre, emparentado con aquellas barradas salpicadas de manglares.
El Fondeadero de Cabello..
El Recalatero de Cabello…
El puerto de Cabello…
Y
a fuerza de costumbre y de manía del hombre de fabricarse un ídolo, un líder
los nombres se fueron grabando en la mente y el corazón de aquellos aventureros
que pululaban en las mismas narices de la Borburata de Juan de Villegas.
Ya
Galván daba muestras de estar hecho trizas por el efecto del cocuy.
- - Mi capitán, una pregunta; si me lo
permite… ¿De que pueblo de España es Usted?
Andrés
Cabello miró largamente a Galván y dejo caer el desgano.
- - De Villa Espinosa de los Monteros; de
Burgos. -
- -Al carajo, capitán. Vaya para largo el
nombrecito. -
El baluarte La Princesa, hoy dia la Catedral de San José. |
- - Así es Galván. Desde muy joven, con
apenas 15 años, con muchas ganas de ver mundo, y labrarme un futuro comencé a
vagar entre Cádiz y Puerto de Palos como ayudante de un carretero mal hablado y
ladino. Con ese viejo no aprendí nada.
Mal durmiendo y mal comido me permití pasar un año hasta que me deje ganar por
la idea de enrolarme como marino en una urca que venía para el mar de los
Caribes. Así comencé. Una vez en esta tierra de gracia decidí tomar el camino
más corto y más rápido para hacer dinero. Comprar y vender del lado afuera de
las leyes. Y aquí me tienes. No me quejo, yo elegí esta vida y jamás culparé a
nadie de lo que me pueda pasar. Yo soy pues, dueño de mi destino. -
Y
así como el tiempo llega y se va, un día Andrés Cabello, el navegante
aventurero que se habría ganado el respeto y la admiración de todos los que
hacían vida en aquel incipiente remero de puerto, se fue un día buscando otros
golpes de viento para no volver. Solo quedó su nombre, el recuerdo de su carácter decidido y su tenacidad.
¿A
dónde se fue? El mar de los Caribes se lo habría llevado para no volver.
En
“Brisas del mar”, la fonda donde acostumbraban a pasar el rato entre el reposo
de la faena, la ausencia de Cabello, va tomando tamaño. La orilla sur de la
dársena sigue siendo carenero, el sitio de trabajo donde carpinteros de orilla
siguen haciendo su trabajo. El resto del paisaje hacia el Trincherón y hacia el
camino que va hacia Patanemo, es caleta, escondedero de cargas que entra a la
capitanía general de Venezuela sin pagar tributo, y es también caleta de las
fanegas de cacao, de azúcar e índigo que salen hacia las islas del atlántico
mediterráneo, del mar de los Caribes.
Las
tertulias en “Brisas del mar” tienen varias vertientes, el trabajo de carena en
las naves, el precio de la mercancía y, al final…
-
¿Será que Cabello se lo comieron los
Caribes? -
-
¿O abrió otro fondeadero?, quien sabe. -
- -Ya vamos para un año sin saber de él. -
Puente - dentro |
- - Bueno, no es ningún pendejo. Donde sea
que se encuentre, el sabe muy bien que hacer.-
Y
comenzaron a aparecer grandes postes de madera en las orillas. Armaron un
andamiaje para colocar tablas, muchas de ellas de la cubierta de naves que a
juicio de los carpinteros no tenían oportunidad de reparación.
Y
un muelle de madera comenzó a tomar forma. Y Borburata siguió aumentando al
puerto de Cabello con sus vecinos.
En
la medida en que el recuerdo de Cabello se desvanece en el horizonte, el puerto
crece y avanza hacia el sur.
En
el año 1578, Don Juan de Pimentel elabora el plano de Caracas detallando los
pueblos, puertos o no, desde más allá de Golfo Triste hasta el oeste de
Higuerote, destacando claramente a Puerto Cabello, omitiendo la preposición
“de”.
El
puerto llega a tener rango de tenientazgo y diputación.
La
ciudadanía sigue creciendo. En 1730, se levanta inquisidora y fiscalista la
sede de la Compañía Guipuzcoana al norte de la calle La Jeringa con la calle
Uslar en su flanco izquierdo. Sin acta de nacimiento lo cual, sin embargo, no
es obstáculo para que Puerto Cabello se ponga pantalones largos y avance con
arrebatos de ciudad fortaleza hacia la historia. El corsario inglés Charles
Knowles, confirma su importancia estratégica al atacarlo el 24 de abril de
1743. Ya en 1732, y al cabo de nueve años, el ingeniero suizo Juan Amadeo
Courten construye el Castillo de San Felipe y en el año 1766, levanta las
murallas del Fortín Solano en la cima del cerro Las Vigías. Se engalana también
de murallas separadas por dos flancos desde el Baluarte del Corito frente a la
fortaleza del San Felipe, hasta el Baluarte del Príncipe, y de allí, cubriendo
el flanco sur del puerto hasta el Baluarte La Princesa.
Vista de Puerto Cabello (1843) Pintura de Ferdinand_Bellermann. |
Y
así Puerto Cabello pasa a ser, después de Cartagena de Indias, la ciudad puerto
mejor defendida del Caribe. Más allá, hacia el sur, después del puente levadizo
que vadea un canal de aguas de la bahía, queda El Arrabal, con su corona de
manglares flanqueándolo por el este.
Nace
así, según los vecinos asentados en el puerto, Puente-dentro, dentro de las
murallas, y Puente-fuera, el arrabal. Cruzado de calles acodadas a hilo, con
templo, una plaza llamada La Alameda y una calle real engalanada de vistosos
balcones andaluces.
A
un costado de La Alameda, en una taberna de vistoso nombre comparten en la
barra y a las mesas comensales, pobres y pudientes, comerciantes y sin oficio;
todos juntos a una voz comentan la noticia del momento.
-
…Y después de mucho averiguar, en
Caracas concluyen que este puerto no tiene acta
de fundación.
La
voz de un joven oficial. Es el año de 1810, en el caluroso mes de mayo.
- - Quien sabe que bolsería se estarán
inventando. – Dejó caer un parroquiano.
- - Entonces, según Caracas, esto no existe.
– vocifera un isleño. –Estas calles, el templo, las murallas, el castillo, el
muelle; todo esto es un mal sueño… ¡Al carajo! -
De
una mesa rinconera se pone de pié uno de los cacao de Borburata, de nariz
enrojecida por el vino y de voluminosa barriga por el buen comer.
- Esto nos pasa por no ocuparnos a tiempo
del problema. El primer bolsa de tomo y lomo fue el fundador de Borburata; el
tal Juan de Villegas. ¡Ah! Pero se reduce a declarar fundado diez o doce casas
alrededor de un fulano rollo de justicia, darle cuatro carajazos con su sable y
ya. Listo. Falta de visión del tal Villegas, que no se le ocurrió voltear hacia
atrás para ver el inicio de un sueño de un tal Andrés Cabello que, delincuente
y todo, pensó en grande.
Primera página del Título de Ciudad otorgado a Puerto Cabello,. |
- Así es, Don Hernández. -
Era
la voz de un zambo adulante que acompañaba en todo momento al señor de los cacaos
de Borburata.
- - De Don Pimentel no puedo decir nada. Al
menos tuvo la valentía de señalar al puerto en su plano. Pero a alguien debió ocurrírsele
ir a Caracas y sugerir que se tomara como fecha de fundación el año en que
Pimentel elabora el plano de la Provincia de Caracas. Ahora, a más de
doscientos años de haberse perdido en la nada Andrés Cabello es que vienen a
tocar el punto del acta de fundación del Puerto. Quien sabe con que pendejada irán
a salir.
Con
ademán violento apuró su trago de vino rojo y con paso decisivo salió camino a
la Alameda.
De
Caracas llegó la orden. Por expresa orden de los cabilderos caraqueños, se
tomaría como fecha de fundación de Puerto Cabello, el 5 de Agosto de 1811……Mas de
200 años después de la gesta de Cabello. Terrible.
Pero
ahí Puerto Cabello, tal fecha no le hizo daño. Se agigantó con el paso del
tiempo. El arrabal creció y se vistió de calles y de viejas casonas, fue cuna
de grandes héroes, motivo de inspiración de seglares, trovadores, cantores y poetas, de propios y extraños que
se inspiraron en sus aguas caribes bañadas por la luna, que le robaron en sus poemas
al mar su azul de leyendas y las luces de los cocuyos para alumbrar el camino
de sus hijos que adornaron sus paginas de historia con acuarelas sus leyendas
de azul de mar.
Julio
Cesar Guanipa
Puerto
Cabello, 8 de Enero de 2019
Responsable Ilustración: Grísseld Lecuna G/B
Corrección de estilo: Grísseld Lecuna G/B
Responsable Ilustración: Grísseld Lecuna G/B
Corrección de estilo: Grísseld Lecuna G/B