En sus acostumbrados recorridos de Acarigua a
Barinas, comercializando ganado, José
Antonio Páez conoció en el pueblo de Canaguá a Doña Dominga Ortiz Orzúa, hija del
ganadero Francisco de Paula Ortiz y Micaela Orzúa. Quedando huérfana de padre y
madre a la temprana edad de 17 años, es criada por sus tíos maternos, quienes
administran el hato heredado de sus padres.
Dominga Ortiz Orzúa |
Contraen matrimonio el 1 de julio de 1809 en
su pueblo natal. Fueron casados por Fray José Simón Archila. Del matrimonio Páez-Ortiz nacen dos hijos:
Manuel A. Páez y María del Rosario Páez de Llamosas.
Después de los sucesos del 19 de abril de 1810, Páez se alista
en las filas patriotas. Es común verla entre las filas, y es conocida por la
tropa como la «Señora» en señal de respeto.
Pero su vida matrimonial se vería interrumpida por
causa de la guerra de independencia venezolana iniciada en 1811, nutriéndose
aquella unión conyugal de esporádicos y fugases encuentros.
Después de la
batalla de Carabobo, Simón Bolívar pasó a Valencia y luego a Caracas. Allí se
reunió con Carlos Soublette para acordar la organización del Gobierno y ordenó
a Páez que siguiera al frente del Ejército, con sede en Valencia. Es aquí donde
muy probablemente José Antonio Páez, conoce a Barbarita Nieves, una muchacha
culta, nacida probablemente en Choroní, Estado Aragua, en el año de 1803. Pero para algunos historiadores, se cree que
nació en el Apure y que allí fue donde conoció a Páez, por el 1820-1821, años
de relativa paz, pero la excelente educación y cultura poco común de esta
hermosa muchacha no puede haber sido adquirida en la sociedad rústica del
Apure, inmersa además en aquella guerra despiadada, sin normas.
Posterior al triunfo en la Batalla de Carabobo, Páez enamorado de Barbarita Nieves se aleja de Dominga y esta se regresa a Barinas y
desparece de la vida pública.
Barbarita tocaba
muy bien el piano, era una soprano de dulce y bien modulada voz, amaba el
teatro que para la época sólo se podía disfrutar, de cuando en cuando, en el
Coliseo de Caracas y en un pequeño teatro valenciano edificado por el Coronel
Pedro Celis; y tenía un amplio conocimiento de la literatura y de la poesía. Y
todo ello lo compartió con Páez, a quien conquistó no sólo para el amor sino
también para la cultura.
El catire Páez, conoció
con ella, las grandes manifestaciones del arte y se integró con tanta pasión
que llegó a actuar, a cantar y a componer música.
En su casa valenciana,
donde vivía en 1827, con Barbarita y sus hijos Sabás Antonio, Juana de Dios y
Úrsula, presentó la obra Otelo, en donde un español de apellido Ferrer actuó
como director. Páez hizo el papel de Otelo, Carlos Soublette interpretó a
Barbancio, Miguel Peña a Yago, Desdémona fue dramatizada por Francisca Romero
de Alcázar y Blanca por Inés de Oyarzábal. Como apuntador actuó Jaime Alcázar.
Páez también aprendió a tocar el violoncelo y llegó a ser un buen ejecutante.
Jose Antonio Páez con una de sus hijas. Foto tomada en su exilio en N.Y. |
Barbarita va a
ser el motivo central en la vida del
héroe de Las Queseras. Era trigueña, con bellos ojos negros como su pelo, de
grácil silueta y de carácter amable y muy tierno, muy caritativa con los
necesitados. Así la describen contemporáneos suyos que la conocieron. Influyó
muy positivamente en Páez, quien la amó profunda y apasionadamente.
Es de recordar
que estos seres se amaron con sinceridad, pero en su época no existía el
divorcio, motivo por el cual no pudieron casarse jamás. Sin embargo es un error
considerarla una amante. Barbarita fue su esposa en todos los sentidos, aunque
no les haya sido posible consagrar su unión.
Cuando Barbarita muere, el 14 de diciembre de 1847, Páez decide retirarse al Apure a una empresa de trabajo, para mitigar el dolor que le produce la muerte de su compañera por 27 años. Es así como comienza a declinar su exitosa vida. Hacia 1849 -1850, Páez cae en desgracia y es encarcelado por José Tadeo Monagas.
Cuando Barbarita muere, el 14 de diciembre de 1847, Páez decide retirarse al Apure a una empresa de trabajo, para mitigar el dolor que le produce la muerte de su compañera por 27 años. Es así como comienza a declinar su exitosa vida. Hacia 1849 -1850, Páez cae en desgracia y es encarcelado por José Tadeo Monagas.
Allí reaparece su
esposa Dominga quien lo visita junto con
su hija María del Rosario, en el calabozo del castillo de
Cumaná y comienza
a realizar diligencias para obtener un indulto que logra concretar.
Dominga, quien ha
conocido al presidente por los azares independentistas, intercede ante su
esposo, y logra su liberación, mas es expulsado de Venezuela. Ella y su hija
acompañan a Páez en todo momento.
Al subir al barco
que lo llevará a Saint Thomas, Páez espera que ella lo acompañe, sin embargo,
en actitud de profunda dignidad, Dominga le dirá al general las siguientes
palabras:
“Yo no voy a
ninguna parte con Usted… yo cumplí con mi deber de esposa de pedir su libertad.
Pero conmigo no cuente. Adiós y que le vaya bien”.
A raíz del arresto de José Antonio Páez todos los
bienes del mismo y los de su esposa Dominga, fueron confiscado por el estado.
Aunque ella luchó por recuperar sus bienes, no lo
logró y murió en la pobreza en la ciudad de Caracas el
31 de diciembre de 1875.
Grísseld
LecunaG/Bavaresco
Fuente:
GOMEZ,
Carlos Alarico.: José Antonio Páez, inmortal, Colección Biografías 1996.
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Ramos P.