Como es costumbre, cada 24 de junio el mundo le abrirá las puertas a San Juan Bautista, un
santo que nunca se niega a las peticiones recibidas. Salud, abundancia y hasta nuevas parejas encabezan la lista de solicitudes, pues este es un día mágico
donde todo parece ser posible.
El día de San
Juan Bautista es uno de los más esperados del año, pues es de las pocas
festividades compartidas por creyentes y no creyentes de todo el globo.
La milagrosa historia de su nacimiento, su estrecha
relación con Jesús y su trágica muerte le han valido millones de seguidores,
aunque muchos afirman que su popularidad se debe a la cercanía entre el
solsticio del 21 de junio y su nacimiento, que fue fijado por la Iglesia
Católica el 24 de junio.
Al igual que en
muchos países de Latinoamérica, en Venezuela la celebración data de la época de
la colonia, cuando los colonizadores españoles les inculcaron a sus esclavos
las prácticas religiosas y éstos las fusionaron con sus tradiciones africanas.
¿El resultado?
Una colorida fiesta llena de cantos populares, tambores
y rituales mágicos que alimentan la fe de sus practicantes.
En
Venezuela, la fiesta de San Juan se desarrolló, sobre todo, en aquellos lugares
donde había haciendas de cacao, pues fue precisamente en estos espacios donde
hubo una mayor concentración de los españoles que vivían del comercio de este
cultivo. Una vez al año, los europeos abandonaban las labores y le
permitían a los esclavos africanos descansar; éstos, a su vez, aprovechaban la
oportunidad para celebrar el solsticio de verano, época en que tradicionalmente
se obtenían las mejores cosechas y en la cual tenían la excusa perfecta para
revivir sus rituales ancestrales.
Debido a que las costumbres profanas de los esclavos
contrastaban con la religiosidad católica, la Iglesia exigió a los españoles
que les impusieran a sus trabajadores el culto a San Juan Bautista y éstos
terminaron fusionándolo con sus propias creencias, que giraban en torno a
elementos como el poder purificador del fuego, las fiestas agrarias, los
repiques de tambores y las danzas que siempre los acompañan.
Las zonas costaneras del Distrito Capital, Carabobo,
Aragua, Miranda y Yaracuy son aquellas donde hoy se puede apreciar con mayor
intensidad la celebración del natalicio de San Juan; en Puerto Cabello dos de
los pueblos que han mantenido mayor apego a la tradición son Borburata y
Patanemo, su relativo aislamiento geográfico ha favorecido el desarrollo de una
sociedad bastante cerrada donde conservar las expresiones populares es
prioridad.
Las fiestas comienzan mucho antes del natalicio del santo, el 1° de
junio, cuando las llamadas Socias de San Juan —agrupación de corte popular que
le rinde culto— cantan a las puertas de la iglesia para indicar la cercanía del
nacimiento del Bautista.
La noche del 23 se lleva a cabo el velorio, una fiesta
que anuncia la llegada del gran día: las socias, reunidas a las puertas de la
Iglesia, ondean sus coloridas banderas y, en medio del tradicional baile del
sangueo, se llevan a San Juan para pasearlo por todo el pueblo, hasta
llegar a su casa, un recinto especial donde el santo descansa sólo en sus días
de aniversario, colocado sobre un florido altar en cuya realización participa
todo el pueblo.
Pero cada región
del país tiene prácticas que le son propias. En algunas zonas, especialmente en
las costas de Aragua y Carabobo, se realiza el bautizo de San Juan en las
playas más cercanas de cada comunidad; muchos de estos pueblos, incluso,
participan en el Encuentro de San Juanes, una colorida procesión marítima que
culmina en Ocumare de la Costa. Esta es la razón que justifica que todas estas
localidades costeras tengan la creencia de que el agua adquiere un poder terapéutico
en esta fecha y que quien se bañe en ellas tendrá suerte durante todo el año.
Esoterismo y algo más.
Además de las
peticiones elevadas a San Juan durante el día de su nacimiento, en Venezuela son muchas las practicas que también se llevan a cabo en esa fecha y que nada tienen que ver con la religiosidad que la caracteriza en otros rincones del planeta. Acá encontrarás algunas de las mas comunes:
Para saber el futuro hay quienes rompen un huevo crudo dentro de un
vaso con agua justo a la medianoche del 23 de junio. En la mañana, al
despertarse, se coloca el recipiente a trasluz para intentar descifrar las
imágenes que se han formado. Así, por ejemplo, un barco puede ser indicativo de
un futuro viaje, mientras que un velo puede revelar un próximo enlace. Otra
versión de esta práctica adivinatoria consiste en derramar el esperma de una
vela dentro de un envase con agua, pues al endurecerse por el cambio de
temperatura se formarán figuras que permitirán predecir el porvenir.
Aquellos
que quieren saber si ¿hay o no hay corazón?, deberán llenar de agua un plato hondo,
preferiblemente de color blanco, y a las doce del mediodía del 24 de junio tendrán que colocar dos agujas en su interior. Si las agujas se atraen hasta unirse posiblemente habrá boda, pero si se repelen, la relación no será duradera.
En caso de que quiera
conocer el nombre que tendrá el amor de su vida, arroje un ramillete de flores por una ventana que dé hacia la calle y pregúntele al primer hombre que pase junto al ramo cuál es su nombre, que —según
la tradición— debería coincidir con el de su futuro esposo.
Los que quieren contar con una cabellera sana y fuerte, como las cosechas bendecidas por San Juan, acostumbran a cortarse el cabello el 24 de junio, medida que en el tiempo ha adquirió tal
popularidad que hoy aplica, por extensión, a las uñas, especialmente las
femeninas.
Grisseld LecunaGarcia/Bavaresco
Fuente:
Fuente:
http://www.estampas.com/estampas/anteriores/170607/encuentros3
es.wikipedia.org/wiki/Fiesta_de_San_Juan_de_Curiepe
www.venezuelatuya.com/tradiciones/la_fiesta_de_san_juan.htm