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viernes, 13 de julio de 2018

OTRA HISTORIA PARA REFLEXIONAR

Hoy les entrego esta interesante historia de autor anónimo, que encontré en uno de los tantos papeles que tengo archivados en mi carpeta de "de todo un poco" . Quise ver si estaba completa y me dirigí a google y coloque el nombre de dicha historia, estaba completa pero con algunos detalles, por ejemplo yo la tengo con los personajes de un hombre y una sabia anciana; en otras esta un niño y su padre. En otra el titulo fue cambiado por "Los clavos del mal carácter". Pero al fin y al cabo todas tienen la misma reflexión

Los Clavos en la Puerta

Esta es la historia de una persona que tenía muy mal carácter. Un buen día, decidió pedir consejo a una sabia anciana del pueblo.

La anciana la escuchó con atención, le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, cada vez que se enfadara con alguien, debería clavar un clavo detrás de la puerta. También le indicó que cada vez que controlase su carácter podría desclavar uno.

El primer día, clavó 37, al día siguiente, fueron 25. Al tercer día, un poco antes de soltar su mal carácter pudo frenarse y clavo 17. Pronto la puerta se iba llenando de clavos. Pero, a medida que aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos. Descubrió que era más fácil controlarse que clavar clavos para luego desclavarlos.

El día que ya pudo controlarse del todo se sintió muy feliz y fue al lado de la anciana a contárselo.

Ya no quedaban más clavos en la puerta y era un gran logro para esta persona, pero la anciana le dijo:

Has trabajado muy duro pero mira todos esos agujeros en la puerta. Nunca más será la misma puerta. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien, criticar o lastimar a alguien y luego hacer como si no hubiera pasado o retirar lo dicho pidiendo disculpas pero ya nada será igual. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. 

Ahora hace falta trabajar mucho más para que la puerta quede como nueva. Hay que reparar cada agujero y muy difícilmente lograrás que quede como antes porque la cicatriz perdurará para siempre”

(Anónimo)


Podrás insultar a una persona y retirar lo dicho, pero jamás podrás sanar las cicatrices que dejes en esa persona. Recuerda, piénsalo dos veces antes de decir las cosas.

Grìsseld LecunaG/Bavaresco


Fotos de Google.com




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