Leyendo uno de los tantos libros
que hablan de mi tierra natal, titulado “Puerto Cabello, pinceladas
históricas,” del escritor, poeta y nuestro siempre cronista de la ciudad,
Miguel Elías Dao, pude enterarme de algunos relatos contados con ocurrencia y
sagacidad, que se sucedieron en este mi terruño. También pude conocer de
algunos personajes tanto ilustres como populares, poco conocidos pero con una
loable trayectoria, que es bueno traerlos a la luz y enterarnos de nuestra
historia patria así como de grandes que pisaron este pedacito de cielo.
José Gregorio Hernández en Puerto Cabello
En agosto de 1888 en transito
hacia Curazao, arribo a este puerto el Siervo de Dios, José Gregorio Hernández
y en su corta estadía en la ciudad tuvo oportunidad de hacer un análisis del
paisaje.
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José Gregorio Hernandez (de pie Izquierda), Dr. Francisco
Risquez (derecha) y el Dr. Emilio Ochoa (sentado) Año 1890 |
Recorriendo el área conocido hoy
como la zona colonial, aprovecho y fue a misa en la iglesia del Rosario. Ese
mismo 21 de agosto envió una carta al
doctor Santos Aníbal Dominici, donde le informaba detalles de su viaje y llegada
a la isla holandesa.
Sobre Puerto Cabello, escribió:
Fui a oír misa y tuve ocasión de
ver toda la iglesia, que es pequeña, pero estaba bien adornada, preparada para
una fiesta. Hubo un sermón: yo no se que opinión formarían de él los porteños;
pero me pareció bastante malo. Después del sermón me fui a bordo, porque era la
hora de almorzar y la misa tenia apariencia de durar mucho.
Sobre la ciudad, el ilustre
medico y ahora beato, señaló lo siguiente: por la mañana salí a la ciudad con
Clara Counturier que quería conocerla y estuvimos paseando hasta hora del
almuerzo, Puerto Cabello me hace muy mala impresión con sus calles estrechas y
sumamente sucias: las rosas abundan de un lado a otro de las casas y con
perfumes asombrosos. Las muchachas del pueblo (únicas que vi), son todas
anémicas y con aires de curazoleñas.
Personajes porteños, olvidados en el tiempo
Luis González, un ilustre porteño
Nació en Puerto
Cabello en 1798. Doce años contaba cuando entró al servicio de simple soldado
en 1810. A las órdenes del Generalísimo es de los victoriosos en la toma de
Valencia, en 1811, y al año siguiente bajo el mando de Mires, hace la defensa
de este puerto.
En 1813 se une a Bolívar, y luego sus servicios se evidencian
en Bárbula, Las Trincheras y Vigirima en el citado año 1813. Es de los
gladiadores de La Puerta el 3 de febrero del año 14, donde sufre la derrota que
Boves infringió a los republicanos; el mismo año es de los defensores de
Valencia a las órdenes de Urdaneta y se encuentra en la sangrienta derrota de
Aragua de Barcelona. Prisionero en 1815 en aguas de Cumaná, logra fugarse, pero
nuevamente apresado en este puerto, se le incorpora de soldado en el ejército
realista.
No variaron sus nobles
sentimientos de fundar patria libre y soberana, y el 7 de agosto de 1819, en el
heroico Boyacá, volvió a sus banderas cuando el clarín de la fama anunciaba la
gloriosa eclosión de Colombia. Estuvo en Carabobo en 1821 y siguió al Perú. A
las órdenes de Salóm asistió al sitio y toma de El Callao, vale decir a la consolidación
e implantamiento definitivo de la independencia americana. Por inválido se
retiro del servicio de la Republica en el año de 1833.
José Antonio Cordido Roo
Fue un
escritor nacido en Puerto Cabello el 30 de septiembre de 1876 y falleció en
esta ciudad en 1957, después de haber cumplido una extraordinaria obra
literaria que honra a la comunidad intelectual porteña.
Ejerció el periodismo
en diversas publicaciones regionales y nacionales. A la edad de cinco años
asistió a la escuela regentada por las hermanas Carillo: Socorro y Nieves. En
1883 ingresa en el Colegio “Jáuregui”, dirigido por el profesor Antonio Matula
Cerrato, egresado del año 1889 por haber sido asesinado el director el 14 de
abril del mismo año.
Cordido Roo fundó en este puerto
la revista “Arte, Filosofía y Ciencias”, conocida en 1913 como “Revista
Literaria”. En 1908 publica el hermoso trabajo “Mi violín” dedicado al insigne
músico porteño Augusto Brandt. Además del interesante relato sobre ataque de
los buques extranjeros a Puerto Cabello, público el folleto “Fusilamientos de
Bogotá”… Inédito quedó el relato “Cipriano Castro”, sobre las hazañas de este
caudillo andino. Estaba casado con doña Elena Rodríguez.
Plácida Guevara, ejemplar partera
Ninguna de las parteras llegó a
adquirir la fama que conquistó Plácida Guevara, nacida en esta ciudad en el año
de 1824, y quien ya casada y madre de familia, dirigió a la Dirección de la
Facultad Médica la petición de que se le admitiera a examen, para no ser
confundida con las empíricas que ejercen esa profesión en la Republica con
tantos perjuicios a la humanidad. Pidió que se
le eximiera del viaja a Caracas, comisionando a un médico de la
localidad a los efectos del examen de rigor.
Placida no era cualquier partera,
ésta había seguido y aprobado un curso para la asistencia de partos con el Dr.
Facombe: curso dividido en siete secciones. Por acuerdo firmado el23 de
noviembre de 1850, la facultad acogió la solicitud de la partera interesada en
legalizar sus actos, concediéndole el examen en Puerto Cabello y designó como
examinador al Dr. H. Dunlop.
El examen se llevó a cabo en este
puerto el 14 de julio de 1851 y el día primero de septiembre del mismo año, se
le confirió a Placida Guevara la autorización, otorgado en un Diploma del
Tribunal de la facultad.
Esteban Pinto
Fue un escritor y
diplomático nacido en estas tierras porteñas en el año de 1829.
El fundó el primer diario que
circuló en la capital de Venezuela. Desempeño un cargo de importancia en el
Ministerio de Relaciones Exteriores. Fue cónsul en Argentina en 1862.
Pinto era
licenciado en Derecho y el periódico que
fundó en Caracas fue “El Monitor Industrial”. Fallece en Caracas en el año de 1866.
Grísseld LecunaG/Bavaresco
Fuente
.- Dao, Miguel Elías. Puerto Cabello, Pinceladas Históricas.