A menudo, la vida real es
igual de rara (o más) que la ficción. Existen historias que no podemos
explicar. Algo que nuestras mentes
racionales no pueden comprender…
Y comenzando este nuevo año, nada mejor que regalarles una tierna historia que viene envuelta en un misterio inexplicable.
MI GATO BUSTER
Cuando tenía 6
años, tuve un gato llamado Buster. En realidad, Buster era el gato de mi
padrastro, pero, como nunca había tenido un gato antes, lo declaré mío. Basta
con decir que a Buster no le gustaba que un niño pequeño lo abrazara y lo
mimara todo el tiempo, por lo que me odiaba. Además, como solía salir al
exterior, era frecuente que pasara la mayoría del día fuera de casa y que solo
volviera durante la noche.
Una noche, Buster no volvió a la casa. Solíamos
darle de comer de noche, por lo que me preocupé. Además, nuestra zona era
conocida por su abundancia de coyotes. Mis padres no decían mucho sobre la
desaparición de Buster, y yo no sabía bien por qué. Esa noche, cuando estaba
quedándome dormido, Buster saltó a mi cama. Se acostó al lado de mi cabeza y
dejó que lo acariciara hasta que me quedé dormido. Honestamente, eso me
sorprendió, porque nunca lo había hecho antes.
A la mañana siguiente, bajé triunfantemente las
escaleras y les conté a mis padres que ahora Buster me amaba, ya que había
dormido en mi cama durante la noche. Mis padres me miraron con curiosidad y me
sentaron en la mesa para contarme que, cuando habían salido la noche anterior,
encontraron el cuerpo de Buster en el callejón detrás de la casa. Parecía que
él había sido atacado por un coyote. Y, como había muerto, era imposible que
hubiese dormido conmigo esa noche.
Hasta el día de hoy, me gusta creer que Buster
solo quería despedirse y agradecerme por intentar quererlo de la única forma en
la que un niño sabía.
Grísseld LecunaG/Bavaresco
Fuente:
10 Personas comparten las cosas inexplicables más aterradoras que les sucedieron | Bored Panda
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