El inicio
En el año de 1844, un grupo de extranjeros residentes en el pueblo de San Esteban en Puerto Cabello, al notar la negatividad de los curas católicos de enterrar a sus deudos en los cementerios cristianos, por estos no compartir su misma religión (estos eran Judíos, protestantes, masones, musulmanes, entre otras), se vieron en la necesidad de reunirse y decidir que hacer con esa situación. En la reunión que fue encabezada por el alemán Carlos A. Geller, quien dotado de un corazón compasivo, dona un terreno en las afueras del pueblo para edificar una necrópolis donde sus fallecidos familiares pudieran descansar en paz. Es así como fundan una sociedad que llamaron El Cementerio de Judíos y Protestantes, más conocido como el Cementerio de los Alemanes.
En el arco superior del portal se puede leer "Sit Tibi Terra Levis", que es un epitafio muy usado en la época imperial romana, es una frase en latín que rememoraba poéticamente un mensaje al difunto. Un deseo de bien a los que partían hacia el descanso eterno y que significa “que la tierra te sea leve” (o ligera).
Este camposanto es uno de los que a la fecha se había mantenido impecable con ese encanto misterioso que atrae. Aunque los estragos del abandono y la voracidad de los ladrones de tesoros históricos, durante años, hicieron lo suyo para destruir tumbas, robar verdaderas piezas de artes en ellas y realizar ritos de brujerías.
Hasta la fecha no se ha encontrado el libro donde están asentados todos los nombres de los que allí reposan, pero leyendo algunas de las lápidas comencé a elaborar un nuevo listado el cual no está del todo completo ya que existen tumbas en cuyas losas sus letras se han borrado, otras están rotas o hurtadas, pudiendo rescatar (reconocer), 275 tumbas y otras 26 sin identificar hasta los momentos.
Pude constatar según mis notas, que los entierros más antiguos han sido el de Henrique G. van Baalen quien nace en Rotterdam, Holanda el 15 de enero de 1799 y fallece en San Esteban el 11 de noviembre de 1850. Mary E. Seaver de López fallece el 15 de agosto de 1852 y el Sr. Carlos Geller, nacido en Alemania el 1º de septiembre de 1799, fallece en San Esteban el 20 de Octubre de 1852, siendo su tumba la primera a mano derecha, sitio escogido por él, y que le fue otorgado por haber cedido ese terreno.
Fue restaurado por los años 80, en el mandato de Henrique Salas Romer
(gobernador del estado Carabobo para ese tiempo), por la arquitecta venezolana Sara Atiénzar que junto a su esposo,
un ingeniero civil, con su propia constructora y oficina de proyectos partió al
rescate no solo del cementerio sino del Centro Histórico porteño.
Este camposanto, todavía en uso para los familiares de los que allí tienen terreno (bóvedas, tumbas, nichos),
llenando por supuesto, todos los requisitos que exige la ley para la
inhumación, consta de muy buenos monumentos y de tumbas cuyo estilo marcan épocas, en donde están sepultadas muchas personas importantes, de todas la nacionalidades, incluyendo la venezolana, que contribuyeron con su empuje y su trabajo, al engrandecimiento y prosperidad del puerto de Puerto
Cabello con sus industrias y empresas.
Para el año de 1850, una de las colonias más fuertes y representativas en
la zona porteña era la alemana, existían comerciantes y naturistas, así como
jaboneros, chocolateros que dominaban la escena en este importante puerto cuyo
refugio residencial era San Esteban. Pero al transcurrir de los años y debido a los acontecimientos de la 1ra.
Guerra Mundial (1914-1918) y a la derrota total de Alemania (1945), llegaría también
el ocaso de ella, y de muchos otros extranjeros y venezolanos de categoría.
Fue así como nació la notoriamente conocida “lista negra”, no por propia
iniciativa de Venezuela sino bajo presión de los aliados, que hizo imposible a
los comerciantes alemanes continuar sus actividades comerciales e industriales
en esta ciudad y muchos alemanes tuvieron que vender o simplemente dejar sus
negocios, trasladándose hacia Valencia y Caracas, donde esperaban encontrar
mejores posibilidades.
Personalidades
Hoy en día, entre mis notas, papeles, investigaciones y conversaciones pude conocer un poco de la vida de algunos de estos seres que yacen en esta significativa necrópolis; en ella se encuentran:
Adela Pérez Bonalde, hermana del escritor venezolano José Antonio Pérez Bonalde.
Los Frey Stürup (Alejandro, Federico, Peter, Mathias, Gerardo y demás familiares), fundadores - propietarios de la compañía Freyco (Empresas Las Llaves).
Joseph Gibson, Maestre del bergantín Magician of Liverpool- 1859
Dr. Adolfo Lacombe Paillet, doctor en medicina. Empleó por primera vez el colodión elástico en las heridas, evento que mereció su publicación en la Gaceta. Fue Vice-Cónsul, luego Cónsul de los Estados Unidos.
Isabel Maria Brandt Caramelo, tía del músico Augusto Brandt y de Carlos Brandt el primer cronista de Puerto Cabello.
Isabel Gramcko, tía del abogado, político, psiquiatra y escritor porteño Enrique Aristiguieta Gramcko).
Rolf Romer Baasch militar que combatió en la 2da guerra mundial. Placa conmemorativa.
David Lobo, vice cónsul británico y su esposa Sarah, padres de David Lobo Senior, médico cirujano, obstetra, profesor universitario y escritor venezolano. Cofundador de la Sociedad Médica de Caracas.
Carlos Henrique Gramcko Behrens, cónsul de Dinamarca y Cónsul de Italia. Gerente de HAPAG, línea de vapores alemana.
También estuvieron enterrados
William H Volkmar, Vice Cónsul de Estados Unidos en
Venezuela. Murió en Puerto cabello el 19 de Abril del 1904 y enterrado en este
camposanto. Tiempo después sus restos fueron llevados a su hermano George en su
natal Baltimore. Hoy día, según me comento un familiar, descansa en Melbourne, Australia.
Coronel George
Woodberry, quien fue un integrante de la legión británica que fue admitido al
servicio de la República por el Libertador Simón Bolívar y que después fue
nombrado su Edecán. Fallece en Puerto Cabello y según comentarios de sus
familiares, fue enterrado en este cementerio. Dos años después, su cuerpo fue exhumado
y trasladado al nuevo cementerio de los alemanes en Maracaibo,
conocido como de los protestantes para después desaparecer cuando fue
derrumbado para edificar el nuevo cementerio Municipal. Y aunque hoy día no se
tiene conocimiento de donde se hallan sus restos mortales, su nombre está
escrito en la Cúpula del Palacio Federal Legislativo (Capitolio Federal), y en
el Paseo de los Próceres en Caracas.
Se debe hacer algo
Con relación a este camposanto se debería llegar a un acuerdo en pro de lo que se deba hacer, para que sea declarado monumento histórico. Hoy en día se ven tumbas cuyas construcciones serían necesario restaurar y conservar, que son hermosas y costosas, pues son de mármol de Carrara, bronce, cobre, y otras que por su forma y belleza son antigüedades muy valiosas y en general, serviría para ser visitado por turistas tanto extranjeros como nacionales, que dejarían buenas divisas para su mantenimiento, como se estila en varios países del mundo (por nombrar algunos, esta Francia, que para visitar la tumba de personalidades famosas, hay que pagar y así mismo en Génova, donde el mejor orgullo de sus habitantes, es que, los extranjeros visiten su hermoso cementerio). Y como esas, existen muchas alrededor del planeta.
Se debe tomar en cuenta, que los que ahí tienen a sus deudos, no todos están en capacidad de contribuir a la conservación de esta necrópolis tan importante para Puerto Cabello que como explique, yacen personalidades que fueron importantes, comerciantes alemanes, ingleses, curazoleños, Irlandeses, italianos, venezolanos, holandeses, entre otros, que aportaron con esfuerzos y tesón establecimientos de comercios e industrias importantes para la nación, y es una verdadera lástima que se siga perdiendo.
Grísseld LecunaG/Bavaresco
Fuente:
Gracias a familiares que me regalaron un poco de la historia de sus deudos que descansan en este camposanto
Cementerios en Venezuela. Una historia narrada, ilustrada y compilada por Hanns Dieter Elsching. Capitulo IX-A Cementerio de Puerto Cabello. Págs. 112, 113, 114, 115.
Los Alemanes en Puerto Cabello y San Esteban: Lucrecia Moller/Adolfo Aristiguieta Gramcko. Puerto Cabello 1996. Pag.15. Fundación Ramón Díaz Sánchez
Cada vez que me topo con un relato tuyo lo disfruto mucho, me recuerdan mis orígenes y entretienen mis ratos de lectura, saludos cordiales
ResponderEliminarQue agradable y motivador es escuchar ese comentario, gracias, de verdad, me estimula e impulsa a seguir escudriñando en este mi puerto hermoso que tiene tantas historias por descubrir, gracias.
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