Hoy vi
una fotografía que data del año 74, donde se podía apreciar la demolición del que fuera el gran Club El Recreo.
Ello
me trajo mucha nostalgia; aunque son muy vagos los recuerdos que tengo de el, pues
era muy pequeña cuando iba con mis padres y hermanos.
Demolición Club El Recreo, año 1974 |
Pero en particular existe
un recuerdo que quedo en mi mente, quizás por el impacto que provoco en mi, y fue
un oleaje tremendo que hubo una noche, cuyas olas chocaban con el techo del
balcón que daba hacia el mar y el agua entraba por montón al salón principal,
todo el club estaba lleno de agua. Estuve aferrada a una silla todo el tiempo al lado de mi madre, hasta que paso la tormenta.
Aparte
de eso; su fachada, claro que la recuerdo y muy bien, ya que de grande muchas
veces pase por su frente.
Mis hermanos en una de las fabulosas fiestas de Carnaval en el club, por los años 60.
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Mi hermana Mariela disfrazada de Española, al fondo las escaleras de mármol negro que daban a la terraza. |
La
foto en cuestión, hizo que quisiera buscar en la red mas información sobre este club, ver si
alguien había comentado como era, quienes estuvieron en ella, sus miembros,
entre otras cosas, y me conseguí con este excelente escrito (y no podría ser de
otro modo), de mi cronista (de corazón) y amigo porteño, Pepe Sabatino Pizzolante,
titulado:
El inolvidable Club El Recreo
La
casona del club, de aspecto señorial y sencilla arquitectura, sobresalía entre
las demás fachadas de la calle Bolívar. Hacía esquina con el hotel “La Riviera ” y el Teatro
Municipal, una de las paradas favoritas en nuestro diario andar regreso del
colegio “La Salle ”.
La edificación (con la marca del MOP a un lado de la fachada), lista para ser demolida |
De
mobiliario modesto pero distinguido aspecto, era inevitable no sentirse atraído
a entrar por su ancha sala y recibir la bocanada de viento, que soplaba desde
la terraza frente al mar. Se trataba del célebre Club “El Recreo”, del que
afirmaba don Carlos Brandt era uno de los más antiguos de su tipo, si no el
primero, en Latino América. Otros centros sociales existieron en el puerto, entre
ellos “El Trueno” y el “Gut-Heil”, pero no tuvieron la trascendencia del que
nos ocupa.
Portada del libro de Actas |
Fundado el 16 de agosto de 1852, reunió en su seno lo más granado de una sociedad suma de muchas culturas y de duro trabajar.
Cuarenta
y siete fueron los miembros fundadores, un selecto y variopinto grupo de
personas, cuando observamos los nombres de algunos de sus promotores: Fernando
Olavarría —elegido como su primer Presidente— Federico Hagan, Hugo Valentiner,
Francisco Kerdel, Eduardo Baasch, David Lobo, Sebastián Boguier, Ricardo
Kolster, Martín Allegrett, Antonio Jelambi, Fernando V. Olavarría, Luis Auné,
Manuel Jove, Policarpo Ricart y Víctor Chartier, todos comerciantes y
profesionales de grato recuerdo.
Salón principal y su terraza con vista al mar. |
La Casa Guipuzcoana; diagonal a ella, el Club El Recreo (1852) |
Contaba con una biblioteca que fue formándose con
donaciones de sus miembros. Se encontraba en sus anaqueles, por ejemplo, la
edición de Los Mohicanos de París, de Alejandro Dumás, hermosamente impresa en
1860 en el taller de Juan Antonio Segrestáa, y entregada a la biblioteca el 31
de octubre de 1902 por los socios Cubillán, Kolster, Guruceaga, Gramcko,
Moratinos, Braschi, Frey, Meier, Volbracht, entre otros.
Vista desde el mar, El Recreo (derecha) y Hotel Riviera (izquierda) |
No
hubo personalidad que visitara la ciudad sin que hiciera parada obligada en ese
centro social, dejando constancia de su impresión en el libro de visitas.
El salón de juegos con su mesa de pool |
El centenario
del club, en 1952, fue celebrado por todo lo alto, correspondía la presidencia
entonces al Dr. Adolfo Prince Lara.
Algunos de sus miembros en grata charla. |
Cumplido el protocolo, a las diez de la noche se abrió el baile de rigurosa etiqueta, amenizado por dos orquestas traídas de la capital.
En una de las fiestas aniversarias, impusieron condecoraciones a los miembros, entre ellos mi Padre. En la foto, una señorita le coloca la distinción. |
Un día
cualquiera de los setenta, sus paredes cayeron una a una hasta la completa demolición
del inmueble, presa de la frenética búsqueda de Puerto Cabello por la
modernidad, a veces destructora del patrimonio arquitectónico.
Grisseld LecunaGarcia/Bavaresco
Album de fotos
Club Recreo en el año de 1968 |
Terraza del Salón Principal (1971) Cortesía Juan F. Baptista Capriles |
Salón Principal (1971) Cortesía Juan F. Baptista Capriles |
Reina de los Carnavales de 1956 con su cortejo de honor. Cortesía Juan F. Baptista Capriles |
Otro ángulo de la fachada del Club. Cortesía de Juan F. Baptista Capriles |
Fuentes:
https://www.facebook.com/memorabiliaportena/photos_stream?tab=photos
Fotografias cortesia de
.- Juan Francisco Baptista Capriles
.- Memorabilia Porteña
.- De mi álbum Familiar
Este club era una joya arquitectónica. En el año 1963, había una fiesta amenizada por La Billo's y Los Cardenales del Exito, con la
ResponderEliminarpresencia del Candidato a la Presidencia de la República Dr. Raul Leoni. Un grupo de jóvenes que no estabamos invitados, nos coleamos por a parte de atras, entrando por el Hotel La Riviera, y los de Seguridad nos agarraron, pero nos pasaron por el frente del Dr, Leoni. Este señor preguntó que hicimos y le dijeron que eramos coleados, de inmediato él ordenó que nus ubicaran en una mesa, con un servicio de ron. Antonio Calderón W.
Que buen recuerdo Antonio, muy especial y no creo que se te olvide jamas, jajaja..Gracias por compartirlo. Saludos
EliminarBellos recuerdos de la vida social que teníamos en ese maravilloso Puerto, felicitaciones Grisseld y a los colaboradores que han hecho revivir parte de un pasado tan hermoso.
ResponderEliminarEs una lástima que no aparece la casa de la Tía Cleotilde Martell ( Cleo ); nunca conocí en Venezuela una casa desde donde podías pescar tu desayuno....como hacía la Tía Fresolina....para el Tío Fortune....!!!!
ResponderEliminarmuy interesante e importante investigación ilustrada de un patrimonio arquitectónico que en su momento no fue valorado y hoy dia hubiese sido de mucha utilidad y valor para nuestra historia contemporánea porteña. felicitaciones amiga Grisseld.
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