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martes, 28 de octubre de 2014

UNA NOCHE DE HALLOWEEN (4to. Cuento)

Esta era una pareja de jóvenes esposos que decidieron un domingo salir a dar un paseo y celebrar el Halloween, era 30 de Octubre. 

Ellos tenían tiempo que no salían a disfrutar, pues el trabajo de la fábrica, en donde trabajaban, era muy fuerte y a ambos la jornada los dejaba muy cansados.

El paseo fue tan refrescante y emocionante que no se dieron cuenta de la hora y deciden pernoctar en esa zona del pueblo en las afuera de la ciudad.

Comenzaron a buscar refugio y se toparon con una casa de campo donde una de sus ventanas la alumbraba una lámpara, entonces decidieron acercarse pues estaban muy cansados y no querían seguir buscando ya que se caían del sueño.

En el justo momento en que el chico iba a tocar la puerta, esta se abre y aparece una pareja de ancianos que los invitan a pasar; ellos le cuentan que desean pernoctar ya que se les ha hecho muy tarde para regresar a su casa y andan con mucho sueño para tomar la carretera de regreso. Los viejitos muy amablemente les ofrecieron hospedaje y alimentos.

A la mañana siguiente la pareja se levanta muy temprano, cuando apenas salía el sol y deciden no levantar a los dueños de la casa y sin hacer bulla se marchan al amanecer, no sin antes dejarles un billetes de 100 sobre la mesa de la cocina, para pagarles en agradecimiento su gentil hospedaje.

Ya con el sol casi en la cúspide, deciden almorzar en la carretera, mientras le cuentan al mesonero sobre la agradable pareja de ancianos que les había dado refugio, pues anoche se les había hecho tarde y prácticamente estaban perdidos, cansados, muertos de sueño y hambre.

-"Qué raro"- le dice el mesonero.  –“Por lo que me cuentan parece que se trata de los esposos Robles Márquez; pero, ellos murieron en un incendio hace unos cuantos años atrás".

La pareja insiste en que el mesonero debe de estar equivocado y le piden que lo acompañe hasta la casa, para que así vea quienes son, pues ellos, esos dulces ancianos están vivos, -si hablamos anoche con ellos- replico la chica.

Al llegar al sitio donde estaba la cabaña, quedan impactados, lo que ven es una construcción en ruinas y toda carbonizada, llena de malezas y cubierta de cenizas.

Todavía no lo podían creer y entran a lo que supuestamente era la cocina y entre los restos de cosas retorcidas, se toparon con lo que se suponía eran una mesa y al acercarse a ella, no pudieron creer lo que sus ojos estaban observando: allí estaba el billete que ellos dejaron esta mañana y no estaba quemado, estaba intacto.


Cuentan los pobladores de ese lugar que todos los años en el día de Halloween, los adorables ancianos regresan a dar hospedaje y comida para aquel que desee pernoctar en su humilde cabaña… ah!, por favor no dejen dinero….

Grisseld LecunaGarcia/Bavaresco


Tomada del libro:

La Fantasía Escrita En Unos Cuantos Cuentos. Editorial Madriguera. Pags. 29 al 34.



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