En estos días leí una frase del
Dalai Lama que decía que “El miedo es el destructor de una mente en paz”.
Y no cabe duda de que es un factor que nos encierra en algo súper negativo, por el cual no nos
deja disfrutar de las cosas buenas que pudieran llegar a nuestras vidas, porque
nos atacan esos benditos temores y no nos dejan hacer esas cosas que queremos y
que a la vez pensamos que no podemos.
Ese miedo que nos
quita la fuerza y las ganas de hacer que el mundo conspire a nuestro favor.
No debemos agobiarnos
ni ahogarnos con tantos problemas (el miedo hace que los acumulemos, sin
resolverlos). No nos convirtamos en el costal de nuestras culpas, en la abogada
de nuestras faltas, en la depositaria de nuestros deberes, en la lavandera de
nuestros remordimientos.
No debemos olvidarnos
de nosotros como ser individual, que ya somos adultos independientes y
autosuficientes; seamos más condescendientes con nosotros mismos; sabemos que tenemos responsabilidades y compromisos,
pero también tenemos nuestras ganas y nuestras libertades.
Es por ello que para
este 2015, año que pronto dará inicio, hagamos un propósito y recordemos (alejando el miedo), que podemos escribir o hablar de nuestros sentimientos,
esos que nos agobian, para aliviar mucho dolor. Que podemos hacer muchas más cosas de las que creemos
poder hacer. Que no importa cuantas veces nos alejemos u olvidemos a Dios, el siempre estará allí para recibirnos nuevamente.
Que el ser una persona madura tiene que ver más con la experiencia que con los
años que hemos cumplido. Que si
no controlas tu actitud, ella lo hará contigo. Es más importante que me perdone
yo misma a que vengan otros a perdonarme.
Además, el mundo no
se parara porque mi corazón este roto, él seguirá girando. Que es mucho mejor
expresar nuestros sentimientos, que guardarlos en ese cofre interno que
poseemos. Que las personas que critican a los demás, también nos criticarán llegado
el momento. Te será muy difícil ser positivo o dar una buena respuesta cuando
estés cansado. Y sobre todo, aprendamos a ser felices, pero a nuestra manera,
no importa como lo concibas, sé feliz.
Como dice Mariana (el blog de Mariana); “Para ser exitosos no tenemos que hacer cosas extraordinarias”. Yo le
agregaría; “Hagamos cosas ordinarias, que parezcan extraordinariamente bien”.
Y para finalizar con broche de oro
(me encanta esa frase, es muy positiva), una de mis grandes amigas (Zuleyma Salazar Thoddé), escribió
en su muro de facebook una bella reflexión que a continuación les dejo:
“Caen
las hojas del calendario y ya pronto estrenaremos uno nuevo con bonitas
ilustraciones que acompañen el año 2015. Cada hoja arrancada de él pasa una
página más del libro de nuestra vida. Terminemos este año sonriéndole al Señor,
porque nos esperan cosas muy hermosas muy pronto”.
Feliz y bendecido año 2015….!
Grísseld LecunaGarcía/Bavaresco
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