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domingo, 6 de enero de 2019

ARTABAN, EL CUARTO REY MAGO


La celebración del Día de los Santos Reyes es una tradición emblemática en casi todo el mundo, ya que además de recordarnos el trayecto que debieron seguir los Reyes Magos de Oriente para adorar al Niño Jesús que había nacido en Belén, guiados por una estrella brillante, nos remonta a la edad de las ilusiones, donde la gran mayoría de los niños, previo a la Epifanía del Señor, escriben sus cartas, cuelgan las medias en la chimenea o simplemente colocan sus zapatos al pie de la cama, y así esperan los obsequios y regalos de estos tres señores.
Es así como Melchor, Gaspar y Baltazar multiplican su llegada a los hogares durante los primeros minutos de cada 6 de enero.
¿Pero, qué pasaría si hoy, aquí, en este espacio, les cuento que al parecer no fueron tres los Reyes Magos, sino cuatro?
Pues bien, a continuación les contaré una emotiva leyenda que nos refiere a Artabán, el cuarto Rey Mago de Oriente, y que a su vez nos enseña lo que Dios espera de nosotros.

El cuarto Rey Mago
Se cuenta que había un cuarto Rey Mago llamado Artaban, que también vio brillar la estrella sobre Belén y decidió seguirla.

Como regalo pensaba ofrecerle al Niño un cofre lleno de perlas preciosas. Sin embargo, en su camino se fue encontrando con diversas personas que iban solicitando de su ayuda.

Este rey Mago las atendía con alegría y diligencia, e iba dejándoles una perla a cada uno. Pero eso fue retrasando su llegada y vaciando su cofre. Encontró muchos pobres, enfermos, encarcelados y miserables, y no podía dejarlos desatendidos. Se quedaba con ellos el tiempo necesario para aliviarles sus penas y luego procedía su marcha, que nuevamente era interrumpida por otro desvalido.


Sucedió que cuando por fin llegó a Belén, ya no estaban los otros Magos y el Niño había huido con sus padres hacia Egipto, pues el rey Herodes quería matarlo. El Rey Mago siguió buscándolo, ya sin la estrella que antes lo guiaba.

Buscó y buscó y buscó……dicen que estuvo más de treinta años recorriendo la tierra, buscando al Niño y ayudando a los necesitados. Hasta que un día llegó a Jerusalén justo en el momento que la multitud enfurecida pedía la muerte de un pobre hombre.

Mirándole, reconoció en sus ojos algo familiar. Entre el dolor, la sangre y el sufrimiento, podía ver en sus ojos el brillo de aquella estrella. Aquel miserable que estaba siendo ajusticiado era el Niño que por tanto tiempo había buscado.

La tristeza llenó su corazón, ya viejo y cansado por el tiempo. Aunque aún guardaba una perla en su bolsa, ya era demasiado tarde para ofrecérsela al Niño que ahora, convertido en hombre, colgaba de la cruz. Había fallado en su misión. Y sin tener a dónde más ir, se quedó en Jerusalén para esperar que llegara su muerte.

Apenas habían pasado tres días cuando una luz aún más brillante que mil estrellas llenó su habitación. ¡Era el Resucitado que venía a su encuentro! El Rey Mago, cayendo de rodillas ante Él, tomo la perla que le quedaba y extendió su mano mientras hacia una reverencia. Jesús le tomó tiernamente y le dijo:

“Tu no fracasaste. Al contrario, me encontraste durante toda tu vida. Yo estaba desnudo, y me vestiste. Yo tuve hambre, y me diste de comer. Tuve sed y me diste de beber. Estuve preso, y me visitaste. Pues yo estaba en todos los pobres que atendiste en tu camino. ¡Muchas gracias por tantos regalos de amor! Ahora estarás conmigo para siempre, pues el Cielo es tu recompensa.” 

La historia no requiere explicación…. Nosotros somos el cuarto Rey Mago y Jesús espera que le encontremos en cada persona necesitada que se cruce en nuestro camino… Hoy termina el tiempo litúrgico de la Navidad, pero deseo que la Epifanía –Ese encuentro con Jesús que vive en cada hermano y hermana que sufre– nos acompañe durante todos los días de este año que comienza.

Autor desconocido

Nota:
Es importante aclarar que en el sitio Wikipedia se indica que Artabán es un personaje ficticio protagonista del cuento navideño The Other Wise Man (El otro rey mago), escrito en 1896 por Henry van Dyke (1852-1933), teólogo presbiteriano estadounidense.
Cuenta el relato que Artabán era el cuarto Rey Mago que encaminó sus pasos hacia Occidente, siempre guiado por el fulgurante mapa celestial, en busca del Niño Jesús.
Grísseld LecunaGarcía/Bavaresco

Fuentes:




1 comentario:

  1. Sin dudas, es una hermosa historia, que es bueno guardar en el corazón y ponerla en práctica. Gracias por compartirla.

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