Entre
los años de 1930 y principios de los 50, Puerto Cabello estuvo inundada de
prostitución y violaciones. El alto índice de prostitución en este puerto se
origino por su posición geográfica privilegiada, unida a diferentes factores
que inciden en presentar a la región como fuente segura de ingresos, sin el
temor de otras comunidades donde exigen estrictos controles sanitarios.
Otro
de los delitos que no ha tenido la debida atención de las autoridades, es la
violación, sobre todo a personas adultas y
menores de edad. Muchas de ellas fueron víctimas de aberrados sexuales,
entre los cuales incluyen los mismos padres, padrastros, tíos, primos y otros
parientes, así como a empleadores que utilizaban a estas personas como
“servicio de adentro” y por supuesto, individuos con desajustes psíquicos.
Pero
como caídos del cielo, llegaron a esta zona insignes personajes que dejaron una
importante huella en su andar y en su gente, por su ejemplo y ahínco para
solventar el mal que para ese entonces aquejaba a este puerto.
VIRGILIO CORONA
Y
ante esta bochornosa podredumbre moral que existía en aquellos tiempo (y que
lamentablemente todavía continua), recordamos a un ser humano que se le
consideraba un funcionario honesto y justo en los procedimientos. Él era el
Coronel Virgilio Corona, Comandante de la policía de Puerto Cabello en la época
de Juan Vicente Gómez, quien era un hombre precedido del coraje a toda prueba.
Nacido en Coro y enemigo de los malhechores a los cuales sometía a rigurosos
castigos, una vez calificados los delitos.
La policía de Gomez, año 1933 |
El
modus operandi del comandante era, una vez que ingresaba un individuo detenido,
acusado de violar a un menor o a una dama de avanzada edad, ordenaba a sus
subalternos, desnudar al prisionero, bañarlo con agua helada a las seis de la
mañana y luego entregárselo a la “jauría humana” de la peor calaña, que
cumplían arresto en un calabozo especial. Desde prudente distancia, los
vigilantes observaban distraídamente el banquete sexual.
Los
delitos incestuosos se pagaban caros, con la cárcel o con la vida, y allí
estaba el Comandante Corona para hacerlos cumplir.
BARTOLO VILLANUEVA
Comenzaba
el año de 1921, la ciudad porteña sufría
los azotes de la fiebre española. En la Oficina de Sanidad estaba el Doctor Pedro
Guzmán Delgado (padre de mi muy querido y recordado, también medico, Pedro
Guzmán Llovet), comandando en las tareas difíciles de realizar por los
inconvenientes del medio, hacía falta los recursos; necesitaban un muchacho
para trabajos sencillos, y es así como llega como una esperanza, Bartolo Villanueva,
nacido en Chirgua, pero ya de muy joven había anclado sus esperanzas en esta
bahía.
Bartolo y su jeep en jornadas de la sanidad |
Este
humilde y consecuente servidor social, era hijo legítimo de la tierra donde la
cultura es abonada con sudor de dignidad, honestidad y verticalidad humana.
Grisseld LecunaG/Bavaresco
Fuente:
Dao, Miguel Elias.
La prostitución en Puerto Cabello. Un drama social. Italgràfica, S.A. Puerto Cabello 1994
Muy interesante. Gracias por compartir.
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