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miércoles, 21 de julio de 2021

EL PRIMER BUQUE A VAPOR EN PUERTO CABELLO Y SU PRIMER FARO GIRATORIO

El primer buque a vapor accionado por medio de calderas, que ancló en la rada de Puerto Cabello, fue el norteamericano “Flamez”, procedente de Nueva York, el día 12 de febrero de 1842. El acontecimiento fue presenciado por numerosas personas, desde Playa Blanca hasta el sector conocido como “La Muralla” (hoy, el Malecón). La nave con su alta chimenea vomitando espeso humo se consideraba como signo de progreso en el transporte marítimo.

Con el tiempo, floreció el intercambio comercial, acompañado de nuevos requerimientos. Los viejos galeones fueron desplazados por embarcaciones de vapor. Pero la travesía por las costas venezolanas estaban a merced de accidentes marinos, elevándose las probabilidades de colisión por las noches. 

 

Es asi como en ese mismo año (1842), los integrantes del Concejo Municipal, solicitaron al Congreso Nacional, la construcción de un faro en el sitio donde existían las ruinas del antiguo “Fortín de La Puntilla”. Era necesario, argumentaron, dotar a este puerto de una señal luminosa que advirtiera a los navegantes procedentes de todos los mares del continente, cualquier problema en las áreas de costa para el atraque final.


 

Esta solicitud fue atendida años después, con un faro giratorio con luces de colores. Su primer constructor fue Teodoro Chataing, ingeniero, militar y activista político. Trabajo en varias obras de interés público; sin otorgársele la ostentosidad de otros constructores del siglo XIX. Nació en Caracas en 1828, hijo de Alejandro Chataing Jourdan, natural de Guillboeuf, Francia y María Manuela De Monteverde y Benítez de Lugo.

 

A pocos años de inaugurar la obra (1893), ocurrió un incendio, los fuertes vientos, quebraron los cristales del foco, y el fuego hizo lo demás. Debido a eso, hubo otros trabajos para restablecer el servicio, es así como en 1900 se logró ponerlo nuevamente en servicio.


 

Es de hacer notar que, el viejo faro, ya centenario, ubicado en la actualidad en Punta Brava, sede de la Base Naval de Puerto Cabello, no corresponde al original edificado por Teodoro Chataing. 

 

Grísseld LecunaG/Bavaresco


Fuente:

.- Dao, Miguel Elías. Puerto Cabello, pinceladas históricas. Pág. 62

.- Cuando la luz llegó a los mares de Venezuela – CORREO DE LARA. Elvis López


jueves, 15 de julio de 2021

TRES INSIGNES PARTERAS PORTEÑAS

En el pasado, el oficio de las parteras formó parte de la civilización prehispánica, por tanto, su función cobró también una dimensión ritual y social. En ningún caso el nacimiento de un individuo era visto como un asunto aislado, por el contrario, era un acontecimiento que involucraba a toda la comunidad. Las parteras eran mujeres que iban de casa en casa y de pueblo en pueblo. Durante siglos ellas fueron médicas sin titulo; excluidas de los libros y de la ciencia oficial.


A partir de 1827 la Facultad Médica de Caracas inicio un programa de otorgamientos de credenciales a aquellas personas que demostraran poseer los conocimientos, aptitudes y destrezas para la asistencia de los partos.

Entre 1827 a 1877, dicha Facultad caraqueña concedió apenas seis títulos de partera, mereciendo especial mención el 1º de septiembre de 1851 a la porteña:

PLACIDA GUEVARA

Ninguna de las parteras llegó a adquirir la fama que conquisto esta mujer, nacida en esta ciudad porteña, y quien ya casada y madre de familia, envió petición a la Dirección de la Facultad Médica para que se le admitiera a examen, para no ser confundida con las empíricas que ejercían esa profesión con tanto perjuicio a la humanidad. Pidió que se le eximiera del viaje a Caracas, comisionando a un médico de la localidad a los efectos del examen de rigor. La facultad acogió la solicitud de la partera interesada en legalizar sus actos, concediéndole el examen en Puerto Cabello y designó como examinador al doctor Henry Dunlop.

Foto Referencial


El examen se llevó a cabo en este puerto el 14 de julio de 1851 y el día primero de septiembre del mismo año, se le confirió la autorización, otorgado en un Diploma del Tribunal de la Facultad. Este hecho resulta de especial trascendencia para los anales de la obstetricia carabobeña.

 

MAGDALENA MARTINEZ TORRES “MAMA NENA” 

Nació en Puerto Cabello el 25 de Mayo de 1894. Hija de Ramón Martínez Izaguirre y Saturna Torres de Martínez.  Era la segunda entre cuatro hermanos (Ramón, Candelaria, Maria Elena y la dulce Altagracia).

Transcurre su infancia en su tierra natal, donde veía circular desde La Noria hasta los muelles porteños las carretas cargadas de café y cacao. Asiste a la escuelita de Socorro y Belén Páez; vive el terror de la epidemia de la gripe española que diezmó a la población.

Desde muy joven adquirió el hábito de acompañar a las parturientas y rápidamente su fama comienza a acrecentarse, su amable y cariñoso trato, la rápida adquisición de conocimientos impartidos por los médicos a los cuales ayudaba, la llenan de agradecidas clientes quienes por afecto le dan el apodo de “Mama Nena” (en el seno de su familia, era llamada "La Nena").

El 1928 cuando los doctores Juan Torres Páez y Pedro Guzmán Llovet reinstalan el Comité de la Cruz roja, que ya había sido fundada en 1920, Magdalena Martínez se convierte en trabajadora voluntaria de dicha institución. En su labor como enfermera acompañó a los doctores Rafael Torres Suels, Miguel Espinoza, Salvador Talamantes, Pedro Guzmán Llovet, José Rivas, Leopoldo Jiménez, Barreto Lima, Alfredo Guillén González, entre otros.


En cada hogar donde eran solicitados los servicios del médico partero, aparecía trajeada de un impecable blanco la figura de Mamá Nena, ella se encargaba de organizar todo, de vigilar la evolución del trabajo de parto y de atenderlo cuando el facultativo no podía llegar a tiempo.

Cuando el Doctor Enrique Guerra Más funda su clínica, de inmediato la recluta ingresando a la institución como partera practica.  Es allí en esa primera clínica ubicada en la calle Bolívar donde nazco, y algo simpático sucedió, estando Mamá con los dolores de parto, ya ingresada en la clínica, a eso de entre las 11:00 a 12:00 de la madrugada, todo listo para proceder al alumbramiento, pero solo faltaba el Doctor Enrique Guerra Mas que aún no aparecía, y yo queriendo salir, pero como un clavel allí estaba Mamá Nena, quien fue la persona que me dio la bienvenida a este mundo. Al llegar el Doctor Guerra Más, solo corto el cordón umbilical pues ya todo estaba listo, gracias a esta fabulosa mujer que cada vez que me veía me decía: “Tu eres mi hija, yo te traje al mundo, yo soy tu Mamá Nena”. y como Magdalena no cobró, Papá solo pago los servicios de la clínica, y salí a mitad de precio.

Es así como Magdalena Martínez “Mamá Nena”, desempeñó su cargo hasta los 81 años de edad, culminando así la noble misión de traer al mundo los hijos de tres generaciones de madres porteñas.

 

GREGORIA APOLINARIA MONTEVERDE

Nacida en Turiamo, Estado Aragua, el 23 de julio de 1905. Pero desde pequeña llegó a estas tierras porteñas cuando su padre Gregorio Mijares y su madre Eufemia Monteverde deciden anclar sus raíces en este puerto.

Aprendió el hermoso arte de la partería sirviendo de ayudante a un familiar y así con más de 2000 asistencias, se hizo de un nombre trabajando con notables médicos porteños, entre los que se cuentan al Doctor Páez Maya y Adolfo Prince Lara.

Gregoria Apolinaria Monteverde


Laboró en la Sanidad de Puerto Cabello obteniendo la acreditación de comadrona titulada, más de 2500 ahijados. Practicó el protomedicato (un cuerpo técnico encargado de vigilar el ejercicio de las profesiones sanitarias tales como médicos, cirujanos y farmacéuticos), aparte era curandera, rezandera de corazón y sanjuanera devocional.

Gregoria Apolinaria fallece en Puerto Cabello el 20 de noviembre de 1989 a la edad de 84 años. 

Estos tres ejemplos de mujeres venezolanas que sirvieron como ayuda tanto a médicos como a enfermeras en su tiempo, que vieron nacer y dar alegrías a cuatro generaciones de madres, que en templo de gratitud eterna consagraran para siempre su recuerdo.

 Grísseld LecunaG/Bavaresco

 

 Fuente:

.- Dao, Miguel Elias.Puerto Cabello, Pinceladas históricas. Pag 55 y 56

.- Sosa Olavarría, Alberto. Historia de la obstetricia en Carabobo

.- Blog Mi Puerto Cabello (fotos con historias y sin ellas también): Las Comadronas de Antaño. 

.- Fotografías:
David Bolívar
Memorabilia Porteña

.- Especial agradecimiento a Norma Hernández de Chourio, por recordarme algunos nombres que en su momento se escaparon de mi mente..


viernes, 2 de julio de 2021

EL LEON Y SU REFLEJO, UNA INTERESANTE REFLEXION.

Una bonita historia, con una moraleja, que te dejará pensando en la manera que puedes afrontar tus problemas y dar el tan temido primer paso, necesario para terminar con ello.

EL LEON Y SU REFLEJO

Erase una vez, un león que vivía en el desierto. En una ocasión, se acercó a un lago de aguas cristalinas para calmar su sed.


Al acercarse vio su rostro reflejado y pensó:

—Dios, éste lago debe de ser de ése león,
¡debo tener mucho cuidado con él!

Atemorizado, se retiró de las aguas. Pero tenía tanta sed, que regresó nuevamente.
Aunque, ¡Ahí estaba otra vez "el león"!

¿Qué hacer?

La sed lo devoraba y no había otro lugar cercano.
Retrocedió.


Unos minutos después volvió a intentarlo y al ver de nuevo "al león", abrió sus fauces amenazadoramente, pero al comprobar que "el otro león" hacía lo mismo, sintió terror.

¡Salió corriendo!
Sin embargo, ¡era tanta la sed!
Lo intentó varias veces, pero siempre huía espantado. Como la sed era cada vez más intensa, tomó la decisión de beber agua del lago, sucediera lo que sucediera.
Así lo hizo...
Entonces sucedió lo insospechado: al meter la cabeza en las aguas, ¡"el león" simplemente desapareció!

Autor Anónimo

MORALEJA
Muchos de nuestros temores son imaginarios. Solo cuando los enfrentamos desaparecen. No dejemos que nuestra imaginación descontrolada, usurpe el lugar de la realidad, ni que nos perdamos en las creaciones y reflejos de nuestra propia mente.



Puede sonar muy fácil escribirlo o leerlo, pero no tanto ponerlo en práctica. Quizás sea momento de convertirte un poco más en león y conocer la diferencia entre intentar y decidirte.

Cuando solo intentas, es más fácil claudicar, cuando dudas, es más probable fallar. en cambio, al hacer algo y ver los cambios, te sentirás con la capacidad para seguir adelante y dar un nuevo paso o subir otro peldaño.

Tú decides que postura tomar. ¿Estás preparado para ser “el rey de la selva”?




Grísseld LecunaG/Bavaresco


Fuente:

https://lamenteesmaravillosa.com/la-historia-del-leon-y-su-reflejo/

https://www.tuversionplus.com/?id=111