miércoles, 21 de diciembre de 2022

SANTA SECRETO, UN CUENTO DE NAVIDAD

 

Los cuentos de Navidad son mágicos. Desde la primera hasta la última letra están impregnados de ilusión y esperanza. Hoy en la semana de la Nochebuena, les traigo este hermoso y reflexivo cuento de navidad titulado:  

Santa Secreto

(En Venezuela le llamamos "El Amigo Secreto")

Luigi era un joven a quien le encantaba la época navideña, como a todos sus amigos, le gustaba la comida, las decoraciones, la nieve, pero por sobre todas las cosas, le encantaba recibir regalos.

Todos los años sus amigos y el organizaban el juego “Santa secreto” que consistía en, por 10 días, obsequiar pequeños regalos a quien te tocaba en el sorteo. El último día, todos se reunían, llevando consigo un regalo de mayor valor y trataban de adivinar quién era su Santa Secreto.

Este año, Luigi tenía planeado hacer lo que hacia todos los años: Dar 4 tarjetas navideñas compradas en el supermercado, 5 paletas de caramelo y un prenda de vestir como regalo final. Rápido y simple. Todo esto era básicamente porque no le gustaba romperse la cabeza pensando en regalos que le podrían gustar a la otra persona, lo único que le importaba era lo que el iba a recibir.

El día del sorteo, estaba emocionado, no tanto por saber a quien le daría los obsequios, eso no le importaba, su emoción era por saber que una de las personas que estaban ahí, le daría 10 regalos y se ilusionaba pensando en lo que podrían ser. Así es que, como todos los años, cuando metió la mano en la tómbola y descubrió que le tocaba ser el Santa Secreto de Jimmy, un compañero de su clase, no le dio mucha importancia.

Al día siguiente se despertó emocionado por lo que encontraría en su casillero. Su mente pensaba en mini bicicletas, una caja llena de dulces, dinero en efectivo, el juguete de moda… pero se desilusionó mucho cuando vio en su casillero una tarjeta que solo decía “Feliz Navidad”. Los días siguientes no fueron diferentes, se desilusionó porque de hecho todo lo que recibía era muy similar a lo que él ponía en el casillero de Jimmy.

Cuando llego el día del regalo final, todos estaban reunidos en el salón de clases, todos tenían cara de felicidad por los regalos anteriores, excepto dos personas: Luigi y Jimmy. El primero en adivinar fue Jimmy quien dijo:

–       Mi Santa Secreto es Luigi – lo dijo desmotivado y triste, pues los regalos que había recibido eran muy superficiales y para nada pensados en el.

–       Si soy yo, que bueno que adivinaste – dijo Luigi – Bueno, me toca adivinar a mí, y en verdad no tengo idea de quien sea mi Santa Secreto, ya que fue el peor de todos los años. Los regalos no me gustaron para nada, fueron simples y aburridos.

Lisa, quien era una chica lista, se levanto de su lugar y le dijo:

–       Yo fui tu Santa Secreto de este año Luigi, y el motivo por el cual escogí esos regalos para ti es porque yo recibí lo mismo de ti el año pasado, y me puso muy triste y desilusionada- Lisa sacó un gran regalo de su mochila, y se lo dio – solo quería que aprendieras que tienes que pensar en los demás y no solo en lo que vas a recibir.

Luigi se emocionó mucho porque cuando abrió el regalo resulto que era el juguete que todos los de su clase quería, pero al ver la cara de desilusión de Jimmy, fue hasta el y le dijo:

–       Creo que tu te mereces esto, ya que nunca me detuve a pensar en lo que te gustaría recibir

La cara de Jimmy se iluminó de inmediato, y Luigi tuvo una sensación de bienestar que lo puso muy feliz. Fue entonces que descubrió que te sientes mucho mejor cuando regalas algo en vez de recibirlo.

 

Grísseld LecunaG/Bavaresco

 

Fuente:

.- Santa Secreto - CuentosBreves.org – Escrito por Vuelapluma


.- 7 cuentos cortos sobre la Navidad para los niños – Periódico Zócalo | Noticias de Saltillo, Torreón, Piedras Negras, Monclova, Acuña (zocalo.com.mx).

domingo, 4 de diciembre de 2022

ANNA PÁVLOVA EN PUERTO CABELLO. LA HISTORIA

 

Hoy les comentare la historia, contada por Luis Taborda, sobre la presentación de la bailarina Rusa Anna Pávlova en Puerto Cabello.

Y todo sucedió durante la época de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), cuando los grandes artistas de Europa se venían a actuar a América, ya que en el viejo continente les era imposible.

A fines de 1918, la famosa Anna Pávlova, reina del Ballet Mundial, vino a actuar a Caracas. Como no habían barcos en La Guayra para seguir su viaje, se vino con su Compañía a Puerto Cabello a tomar un vapor venezolano, muy pequeño, por cierto, que se llamaba “El Guárico”, de la Compañía Fluvial y Costera de Venezuela. Dicho barco los llevaría a la ciudad de Colón en Panamá, pero al llegar fue multado por no llevar la cantidad de botes reglamentarios, para el caso de accidente. Y tuvieron que regresar a Venezuela.


Para esa época el empresario de esa representación era Manuel Melo y por las circunstancias de la carencia de barcos, preparo la actuación de Ana Pávlova en el Teatro Municipal mientras solventaban lo de los botes faltantes. Dicha representación de danza fue todo un suceso en el país, por lo menos doscientas personas llegaron desde Valencia en un tren especial de la Compañía del Ferrocarril Inglés, otras se vinieron en automóviles a pesar del mal estado de la carretera que estaban reparando.

A las 6 de la tarde de ese grandioso dia, fue el último ensayo. Un grupo de bailarinas, la mayor parte rubias, sobre una alfombra verde claro, se ejercitaban bajo la dirección del primer bailarín Molinini (después de la muerte de la Pavlova, en 1931, fundó en París una academia de danzas).

Escenario del Teatro Municipal de Puerto Cabello

A las 9 de la noche, con el Teatro completamente lleno, empezó la función. Había un deseo vehemente de ver a la Pávlova. Cuando se abrió el telón; por fin apareció en el escenario la radiante sacerdotisa de la danza vestida de blanco… Venía de recorrer ochocientos mil kilómetros en todas las latitudes del mundo. Sonó la música de Saint-Saens, y aquella mujer etérea, se volvió un cisne. Los abanicos de sus alas danzaban y danzaban; ya moribundo, sus alas se agotan y el Cisne muere… Anna Pávlova, pálida, con una expresión divina, había llegado al corazón del público.

Teatro Municpal de Puerto Cabello

Terminada la función, la Pávlova acompañada de su representante, su médico, su masajista, etc., regresa al vapor “Guárico”. Ya en el barco, el grupo se detuvo en el puerto. Luis Taborda tuvo la dicha, en sus propias palabras: “Yo era admirador de la Pávlova, la había seguido a través de las crónicas y no podía perder la oportunidad de verla de cerca y gracias a mi amigo Manuel Melo pude estar de frente a ella y tomé aquella ala de cisne, la bese casi con temor y le dije -Adieu Madame- Nunca olvidaré aquellos grandes ojos, casi negros y húmedos, aquella palidez tremenda, aquella dulce y femenina sonrisa, aquella estilizada y armoniosa geometría de su cuerpo”.


Anna Pávlova nació en la ciudad de San Petersburgo (Hoy Leningrado), el 12 de febrero de 1881. Su padre murió cuando ella tenía dos años, su madre era muy pobre. A la edad de 10 años se incorpora como alumna en la Escuela Imperial de Ballet de San Petersburgo.


Vivió cuarenta y nueve años deleitando con su arte divino a miles y miles de personas en el mundo. Murió en La Haya, Países Bajos, una madrugada del 23 de enero de 1931, víctima de una fuerte neumonía.

La primavera siguiente a su muerte, Luis Taborda fue a Londres, era la primera vez en muchos años que visitaba a Europa sin verla. Fue al Golder’s Green Crematorium, no muy lejos donde ella había vivido.


Se dirigió hasta su última morada, aquello era todo lo que quedaba de Anna Pávlova. Allí, junto a la escalinata de piedra delante del Muro Este 3-7-11 depositó un ramillete de violetas.


Grísseld lecunaG/Bavaresco

 

Fuente:

.- Ana Pavlova en Puerto Cabello. Luis Taborda

.-Punta Brava Nº 20 (Junio-Julio 1970). Edición extraordinaria. II época. Ana Pavlova en Puerto Cabello.