lunes, 1 de abril de 2019

UNA CORTA HISTORIA PARA PENSAR


Se dice que un famoso funambulista (generalmente lo conocemos con el nombre de acróbata, equilibrista o trapecista), colocó una cuerda a través de las Cataratas del Niágara, y anunció que ofrecería allí una función.  Multitudes llegaron a presenciar la hazaña.

Cuando llegó la hora del acto, le hizo señas a la multitud de que guardaran silencioy les pregunto:

MuItitudes llegaron a presenciar la hazaña.Cuando llegó la hora, le hizo señas a la multitud de que guardara silencio y les preguntó:

"¿Ustedes creen que puedo atravesar sobre la cuerda las cataratas?" "Síiii ... !" tronó la multitud.

El hombre se subió a la cuerda, pasó y se devolvió. La gente lo ovacionado. 

Al rato les volvió a hacer señas de silencio. Tomó una silla, la colocó sobre su hombro, y preguntó: "¿Creen ustedes que puedo atravesar con la silla?" Se oyó otro estruendo: Síiii ... ! 

El hombre fue y volvió y recibió muchos aplausos. Volvió a hacer
la señal de silencio.

Luego preguntó:  ¿Creen ustedes que puedo pasar con un hombre sentado en esta silla, sin que caiga ninguno de los dos en las cataratas?

La alegría y el entusiasmo desbordaban. De en medio de la multitud se oyó un "Síiii...!"

Con mucha seriedad el hombre preguntó entonces: "¿Quien es el primer voluntario para sentarse en la silla?" 

Un silencio sepulcral se apoderó de la multitud. Sólo se podía percibir el ruido de los pies que buscaban la manera de alejarse del equilibrista.

Entonces:
Gritar desde nuestras trincheras ¡si se puede! Es algo que todos hacemos como lo hizo el público del funambulista, pero. ¿cuantos estamos dispuestos a subirnos a la silla???

No se trata de creer en algo, se trata de tener fe y tener Fe es creer en Alguien y jugarse la vida en su seguimiento. 

Tú eres parte de la multitud de este mundo, que aplaude a Dios en todo momento, pero, de entre la cual, pocos son capaces de poner sus vidas en sus manos y confiar plenamente.        

Es fácil decir que confiamos en Dios, pero a la hora de la verdad nos da miedo dar el paso… sin embargo, ahora el turno es nuestro…

Grisseld LecunaGarcia/Bavaresco

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