lunes, 17 de enero de 2022

UNA SIMPÁTICA ANÉCDOTA PORTEÑA

 

De las Antillas Neerlandesas llegó un día a Puerto Cabello Don Nicolás Rodríguez y en esta ciudad marinera ancló para siempre sus afectos. Ejercía la profesión de pintor y en ese campo era reconocido por sus excelentes trabajos.

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Toda los porteños le conocían como “Shión Nicolás” ya que nunca perdió su original manera de expresarse en un lenguaje peculiar donde el holandés, el papiamento y el español formaban una mezcla que afortunadamente la entendían la mayoría de personas vinculadas a nuestro personaje.


El maestro Rodríguez frecuentaba el Club Recreo donde mantenía sólida amistad con miembros tradicionales de ese importante centro social. En ese sitio lo encontró el párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de La Caridad, en la oportunidad en que requería los servicios profesionales de Shión Nicolás.

El sacerdote Agustino deseaba encargarle la elaboración de un cuadro pictórico que representara la Última Cena, ya que se acercaba la Semana Santa y el religioso deseaba en su templo ese sagrado símbolo con motivo de pronunciar las Siete Palabras.

El contrato fue celebrado entre los interesados con la única documentación de la palabra de honor para su cumplimiento. 

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Quince días después la hermosa obra fue colocada por el artista en la nave central de la iglesia y esperó hasta la semana siguiente para cobrar el trabajo.  Estaba seguro y complacido Shión Nicolás de la obra realizada, cosa que lo llenaba de orgullo por habérsele expresado así a sus amigos.


Conociendo de la ceguera que estaba afectando al anciano pintor, el cura párroco quiso jugarle una broma antes de proceder a efectuarle el pago convenido y fingiendo absoluta seriedad le dijo:

-  -  ¡Maestro..! lo que Usted pintó no se ajusta a la realidad histórica, ya que se observan alrededor de la mesa trece personas y no los doce apóstoles. –

No deseaba el ilustre veterano quedar mal con su cliente y pensando que tal vez sus ojos en esa oportunidad le hubiesen traicionado, pausadamente le contestó:

-  -  Señor Padre, fíjese bien en la pintura… son doce apóstoles y el mesonero. –

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Con una ruidosa carcajada el reverendo premió la excelente obra de don Nicolás Rodríguez, ya que efectivamente en ella se observaban trece personas incluyendo por supuesto a Jesucristo que estaba en primer plano.

Al cancelar la cantidad convenida, el párroco invitó al anciano artista a disfrutar en la sacristía del agradable aroma de un buen vaso de vino.

 

Grísseld LecunaG/Bavaresco

 

Fuente:

Miguel Elías Dao. Puerto Cabello, pinceladas históricas. La Última Cena. El mesonero y los doce Apóstoles. Págs. 107 - 108

4 comentarios:

  1. Muy interesante la anécdota, gracias por compartir.

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  2. Don Miguel Elías Dao y su especial manera de describirnos hasta el paisaje sonoro de éste Magnífico relato.

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  3. Qué chévere que ya estés en plena actividad a la vuelta de enero. Por favor si alguna vez puedes investiga sobre Paulino Valbuena.

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    1. Hola, gracias... El 18 de enero de 2018 realicé un articulo titulado "El travieso Paulino Ignacio Valbuena"... a continuación te dejo el link.. Saludos
      https://gris-sehlita.blogspot.com/2018/01/el-travieso-paulino-valbuena.html

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