sábado, 1 de septiembre de 2018

Y AQUI ESTOY, HABLANDO DE TODO UN POCO COMO LOS LOCOS


En mis momentos de impotencia y desespero, cierro los ojos y trato de encontrar una muy asertiva solución, hurgando en otros campos para así poder encontrar algo que alegre mi vida y la de mi pueblo valiente.

En estos últimos años, lo que ha pasado en mi país me ha dejado pensando  en cómo los venezolanos vamos a arreglar en santa paz este gran país. Estuve recordando la clase de Formación social, moral y cívica (hoy día creo tiene otro nombre), donde se nos enseñaba, muy brevemente sobre ciudadanía y los tipos de democracia, recuerdo que eran varios, ahorita se me viene a la mente la representativa, en donde tú mismo te paras y vas a las urnas a votar para definir tus gobernantes; bueno creo que todavía existe, un poco cambiada por no decir trampeada.

En fin, pienso que lo que hay que hacer con este caos presente es construir un futuro mejor, ¿Cómo?, tratando de hacer las paces y reconstruyendo los trozos del pasado negado. 

Ahí está la fuerza y principios para poner los pies sobre la tierra y sacudirnos el arribismo, el consumismo desenfrenado, el materialismo que va siempre primero que la salud mental, y el rechazo al otro que percibo como tan distinto y ajeno a mí… ¡Ahí esta!, ya me fui por otro lado, no soy muy ducha en la materia, mejor continúo en lo mío, ¿cómo era?  ¡Ahh sí!, una democracia participativa… 


Que buenos tiempos aquellos; al recordar esa materia volé a mis años de clases, en aquel entonces me parecían malísimos, pero al pasar el tiempo y catalizar cada minuto en las aulas y el aprendizaje dejado, me place el haber entendido hoy día que han sido una parte esencial de mi vida, que añoro y valoro.

Y mientras se compone, con la mano de Dios y la ayuda de todos, este mi agonizante País, debemos recordar siempre, que hay que defender la idea de que la familia es la base fundamental en la construcción de un país que mejora, y que protegerla es el primer deber de todo gobierno, si ellos no lo hacen, estamos nosotros para ser una fuerza poderosa. 

Honrar a la familia y su historia es reconstruir la identidad que hemos perdido. 

Pronto esos lazos que hoy se desatan, volverán a unirse con nudos fuertes, volviendo a ser el país que todo habitante de la tierra alguna vez quiso haber nacido.

Grisseld LecunaGarcia/Bavaresco

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