martes, 4 de diciembre de 2018

LA LEYENDA MAYA DEL COLIBRI


Existen muchas fabulas y leyendas que hablan del colibrí, pequeño pero audaz, considerado como una de las aves más particulares del planeta. Se dice que el colibrí trae amor como ninguna otra medicina puede hacerlo, y su presencia trae alegría al observador. Entre las leyendas de este simpático animalito se encuentran las narradas por los indios Guaranís, los Quechua, los Mapuches o Araucanos, entre otras. Todas tienen su toque de magia y dulzura, pero Yo, hoy les contaré la de los Indios Maya.
Cuenta la leyenda que los dioses Mayas (los más viejos y sabios), crearon todas las cosas de la tierra. Y a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo. 
Pero cuando ya habían terminado, notaron que no había nadie encargado de llevar los deseos y los pensamientos de un lado a otro.
Como ya no tenían barro ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de jade y tallaron una flecha. Era una flecha muy chiquita. Cuando estuvo lista, soplaron sobre ella y la flecha salió volando. Ya no era una flechita, porque estaba viva.
Los dioses, habían hecho un colibrí.
Era tan frágil y tan ligero el colibrí que podía acercarse a las flores más delicadas sin mover uno solo de sus pétalos. Sus plumas brillaban bajo el sol como gotas de lluvia y reflejaban todos los colores.
Entonces los hombres trataron de atrapar al pájaro precioso para adornarse con sus plumitas.
Los dioses se enojaron y ordenaron: "Si alguien lo atrapa, el colibrí morirá”.
Por eso, nunca nadie ha visto un colibrí en una jaula ni en la mano de un hombre.
Así, el misterioso y delicado pajarillo puede hacer tranquilo su trabajo: lleva de aquí para allá los pensamientos de los hombres. Si te desean un bien, él te trae el deseo; si te desean un mal, él también te lo trae.
Si un colibrí vuela alrededor de tu cabeza, no lo toques. El tomará tu deseo y lo llevará a los otros; piensa bien y desea cosas buenas para todos. Por algo pasa el colibrí por tu camino; puede ser por bien… o puede ser por mal.
Grísseld LecunaGarcía/Bavaresco
Fuentes:



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