viernes, 3 de abril de 2020

ESOS SON CUENTOS CHINOS


Y nos dimos cuenta en marzo del confinamiento provocado por la crisis del coronavirus, y en este encierro involuntario pero a la vez voluntario pues no queremos que se siga propagando, la gente comenta que eso es "un cuento chino"... Y como queremos pasarla bien y alejarnos por un momento de esta angustia del bendito chino virus, hoy les traigo dos diferentes teorias sobre la expresión "Cuento Chino"

La primera teoría: Marco Polo fue un mercader veneciano que, en el s. XIII llegó a China siguiendo la que hoy se conoce como la Ruta de la Seda. Allí vivió durante más de 20 años y trabajó para el emperador chino. Cuando volvió a Venecia, en plena guerra con la República de Génova, Marco Polo fue capturado y encarcelado. En la prisión conoció al escritor Rustichello de Pisa, a quien contó sus aventuras y viajes. A través de este escritor quedaron plasmadas las historias de Marco Polo en El libro de las maravillas.
En este libro se cuentan con gran detalle y entusiasmo las experiencias y descubrimientos de Marco Polo en Asia. Se describen animales raros, especias hasta entonces desconocidas en Europa, lenguas, culturas y religiones desconocidas, la literatura, jardines, plantas y flores exóticas. Palacios de oro y plata, como el del emperador al que Marco Polo sirvio durante tanto tiempo. Lo que se contaba en el libro de las maravillas era tan extraordinario para ellos que algunos no lo creyeron, de ahí que empezaran a llamarlo "Cuento Chino".  


Segunda teoría: Algunas fuentes apuntan a orígenes cubanos. A principios del siglo XIX los españoles llevaban esclavos africanos a Cuba para tener mano de obra barata. En un congreso internacional que tuvo lugar en Viena, España e Inglaterra manifestaron finalizar con el comercio de esclavos en 1820.
Para seguir teniendo mano de obra barata en Cuba, los españoles se fueron a China y prometieron casa, ropa, trabajo y comida a los que los siguieran hasta la isla caribeña. El trabajo que prometían era duro pero…, según los contratantes, bien remunerado. Muchos chinos aceptaron las condiciones firmando un contrato que estaba en español. Tal contrato, como ya podéis adivinar, tenía unas condiciones muy distintas a las que se imaginaban los ilusos viajeros chinos. 

Efectivamente, tenían casa, comida y ropa, pero todo se les descontaba de su sueldo, por lo que terminaban realmente endeudados antes de comenzar a trabajar, lo que, con los intereses, hacía que tuvieran que trabajar durante décadas para pagar su deuda. Del infortunio de estos pobres trabajadores sale la expresión “cuentos chinos”.

Y buscando cuentos chinos: Encontré el libro “El espíritu de las leyes” de Montesquieu, donde dice refiriéndose a los chinos y sus embustes:
“La cosa singular es, que los chinos cuya vida no tiene otro norte que el de los ritos, son sin embargo los hombres más tramposos de la tierra. Esto se ve con más particularidad en el comercio, que nunca ha podido infundirles la buena fe que es propia de él”.

Pero no olvidemos que en nuestros países latinos, un cuento chino es: “embuste, es una mentira disfrazada con artificios”.


Grísseld LecunaG/Bavaresco

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