Elena
Dimitrievna Diakonova, era una rusa nacida a fines del siglo XIX, que viajó a una
clínica en Suiza para curarse de tuberculosis. Después salió del internado, conoció
a algunos hombres. No eran los primeros para ella. Su vida sexual era agitada.
Tenía veinte años y le gustaba divertirse.
También
le gustaba el arte, ya que había sido criada en una familia de intelectuales. Con
pintores y escritores mantenía romances que se sucedían uno tras otro. Era la
clase de mujer que no tiene ningún inconveniente en fotografiarse desnuda ni
estar en una cama con dos hombres. Pero su lado espiritual la llevó a enamorarse de un poeta que sería uno de los más importantes del siglo: Paul Èluard. El la conectó con los
surrealistas y ella aprovechó para tener algunas aventuras con André Breton, el
jefe del movimiento Max Ernst y algunos más.
En
ese tiempo se convirtió en una musa para los surrealistas. Eluard terminó casándose
con ella y logrando inspiración para muchos
de sus poemas de amor. Tuvieron una hija, Celine, y a pesar de las
infidelidades de su esposa, el poeta se mantuvo a su lado. Ella abandonó su
nombre ruso y, simplemente se dejó llamar Gala.
Dalí
pertenecía a una familia de importancia, con bastante dinero. Gala le llevaba
once años y era una mujer de una vida sexual muy liberal. Seguramente, una relación
con ella le traería problemas al pintor. Pero no pareció importarle. Para
llamar la atención de Gala, hizo cosas raras: se manchó la camisa de sangre, se
puso estiércol en las orejas para tener
un olor atractivo, se metió flores en cada oreja y otra en la nariz. Le dio resultado.
Gala se separó de Eluard y se fue con Dalí.
Como
se preveía, la relación con Gala provocó que el padre lo desheredara. A él no
le importó. Todo lo que quería en el mundo era a Gala. Estaba perdidamente
enamorado de ella. Y no había dudas de que ella también lo estaba de él. Esto
provocó una clase de relación amorosa especial. Bastante extraña considerando
la potente sexualidad de Gala y el que Dali era homosexual.
Dalí
ya tenía su musa inspiradora privada. Y ella a su artista. Claro que en el matrimonio
(se casaron en 1932, incluso por la
Iglesia ), ocurrieron cosas poco habituales. Una de ellas fue
que el matrimonio jamas se consumó. Es decir, Dalí y Gala nunca mantuvieron
relaciones sexuales con penetración. Esto, según el pintor, se debía a que ella
era una diosa y no podía ser mancillada.
Mientras
Dalí no tocaba a su mujer-diosa, ella se acostaba con una gran cantidad de
hombres y de mujeres. Pero nunca lo engañó. Siempre le dijo con quien se
acostaba e incluso, tuvo muchos actos sexuales que Dalí presenció. Era una de
las cosas que más deleitaba al pintor: ver como penetraban a su mujer.
Gala
presentaba sus amantes (siempre muy jóvenes) a Dalí, él los recibía con mucho
afecto y se encargaba de hacerles regalos muy generosos. Como él y su esposa
dormían en cuartos separados, algunas noches, él golpeaba a su puerta. Gala
estaba acostada con uno de sus amantes y dejaba entrar a su marido para que
pudiera contemplar sus coitos.
Lo
que Gala hacía sexualmente con Dalí no era nuevo para ella, ya lo había hecho
mucho antes de él. Simplemente, Dalí y ella hacían sus juegos amorosos como
mejor les parecía. A ella le gustaba que la mirasen o estar con varios hombres
y mujeres a la vez. El disfrutaba mirando y, de vez en cuando, al ser penetrado
por otro hombre.
Salvador
y Gala estuvieron juntos toda su vida. Eran inseparables. Ella lo ayudó en todo
lo que pudo y él hizo lo mismo por ella. Dalí
la inmortalizó en muchas obras de artes que realizó y, de una manera poco
usual, la amó profundamente. Gala sintió lo mismo por él. Quizás resulte difícil
entender que dos personas tengan un matrimonio así.
Pero,
se entienda o no, ellos se quisieron intensamente, vivieron juntos cincuenta
años y solo se separaron cuando Gala murió, en 1982.
*- Grisseld Lecuna Garcia-Bavaresco
Fuente:
Fuente:
*-http://www.juancarlosboverihistorias.com/2011/09/dali-y-gala.html
*- Wikipedia.com