Hoy llegó a mis manos nuevamente el libro “Cuentos
y Poemas” del escritor porteño Ramón Páez Hernández, Tío Monchy. Lo
había prestado y casualmente hoy me lo entregaron.
Tio Monchy y su Carlotica |
Al revisar de nuevo sus páginas recordé algunas anécdotas que
me contó de su puerto adorado y en el cual plasma maravillosamente en su libro.
Una de sus tantas anécdotas y que me parece muy curiosa y
chistosa ya que la conocía pero pensé que era una mentirilla de pueblo, un
chisme mas (ahora tengo mis dudas al respecto)… y, ¿por qué digo chisme?, pues
les contaré:
El Tío cuenta que el Teatro Municipal tenía una estupenda acústica alimentada por unos gigantescos tanques de agua sobre los cuales fue levantada la edificación. Allí se presentaban con frecuencia compañías de ópera y de zarzuelas, de arte dramático, teatro costumbrista y de humor, de mucho arraigo entonces.
El escribe que: “La
gente de otras generaciones recordaba con especial fruición la vez que en su
escenario danzó la eximia bailarina Ana Pavlova, al comienzo de una gira que la
llevaría a distintas ciudades del país”. Esta gira dio pie a la leyenda de
que ella tuvo un amorío con el general Juan Vicente Gómez, fruto del cual dio
vida nada más y nada menos al hombre que la historia conocería con el nombre de
José Stalin.
En otro capítulo, el Tío Monchy hace mención de sus paseos vespertinos por Rancho Grande: “…en caminatas sin prisa con amigos y compañeros de trabajo, recorriendo la vieja y única vía existente para entonces, y engullir las ricas y deliciosas empanadas y manducas de Atalia Esperanza, o de la señora Cruz, o un poco más lejos, donde la locuaz y a veces regañona Petra Montesinos. Parar un rato en el bar Oasis y conversar de todo con el infalible Mano e’ Goyo, y de paso también escuchar las ocurrencias y chistes picantes de Gregorio Marval”.
Les cuento que, cuando estaba elaborando un artículo de los
cines del puerto, el Tío Monchy me hizo algunos comentarios al respecto, ya que
había prestado el libro y no recordaba muy bien algunas de sus notas escritas
(él me lo envió desde Miami, autografiado).
En su libro cuenta la historia de cómo su padre llegó a invertir en el Cine Libertador, previo contrato de arrendamiento con opción a compra celebrado con el Viejo Montero, su propietario. Poco tiempo antes se había fundado por Alfredo Lameh el primer Cine Rialto de la ciudad, porque con el advenimiento del cine sonoro, en la población porteña se había desatado una verdadera fiebre por el séptimo arte, y la ciudad apenas contaba con el Cine Salom, de las hermanas Llamozas, pues el Teatro Municipal se aferraba a continuar funcionando como un recinto principalmente dedicado al teatro, con muy esporádicas funciones de cine.
Don Ramón Páez padre; trato de quitarle la mala fama por este
encontrarse en la esquina de la calle Urdaneta con Juncal en todo el centro de
la Alcantarilla, una zona enclavada en la estribación oeste de la ciudad,
arropada por innumerables bares y prostíbulos que lo circundaban por sus cuatro
costados. Casi frente al cine estaba el bar Jalisco.
Al lado del bar estaba el famoso cabaret Luces de Buenos Aires del señor Martin Guedez.
Con respecto al cine él cuenta que el film seleccionado para
la regia reinauguración fue “Puerta Cerrada” cuya protagonista era Libertad
Lamarque. Corría el año de 1939.
Y así como estas, existen varias historias y anécdotas del
tío encerradas en estas 171 páginas, y que para finalizar con broche de
platino, termina con hermosos poemas y prosas de su inspiración.
Gracias tío por esos momentos que me hiciste recordar (aunque
no los viví), a ese puerto marino que tanto amas y añoras.
Cuentos y Poemas, un libro con sabor a Puerto.
Grísseld LecunaG/Bavaresco
Fuente:
Cuentos y Poemas de Ramón Páez H. Ediciones Biebel, Buenos
Aires, Argentina. 2017