Tomando otro de los capítulos de mi libro "Mi Puerto y su Leyendas Urbanas. Contado por gente como uno"; les traigo este que titulé:
Los asusta-niños más conocidos
En mis noches infantiles existían tres personajes muy conocidos que nos
asustaban, causándonos a veces insomnio y mucho pánico.
Estos personajes eran la
espada vengadora de los padres de años pasados, los cuales infundían miedo
solamente con el propósito de obligarnos a cumplir algún quehacer de la casa, para que comiéramos, elaboráramos las tareas
del colegio o cosas imposibles, como el mantenernos alejados de algún lugar,
personas o acciones que los padres consideraban peligrosas para nosotros.
En mi Puerto al igual que en
toda Venezuela y quizá fuera de ella, se destacaron tres personajes de terror
infantil que a pesar del tiempo, aun tienen fuerzas para asustar, hoy en día colocándoles
algunos efectos actuales casi de súper héroes malvados. Entre ellos encontramos:
El Coco
Este astuto “asustador” profesional, se halla alojado en nuestra memoria
colectiva y ni siquiera el paso de los años han hecho que este personaje, el
cual tiene diferentes tamaños y formas de atacar; pueda dejar de seguir atormentándonos.
El objetivo inicial era para
que los niños se durmieran temprano.
Ellos
nos arrullaban con una canción que comenzaba diciendo “Duérmete niño, duérmete
ya, o viene el Coco y te comerá”.
Si te dormías el Coco no te comía.
El Coco en
realidad era el propio diablo.
El Hombre del Saco
Este señor de avanzada edad, con barba larga y canosa, sombrero de ala
ancha y fumando un tabaco, vagaba por las calles de noche en busca de niños
extraviados, que una vez que los conseguía los metía en su saco y los llevaba a
un lugar desconocido para luego comérselos.
El objetivo era que los
niños no estuvieran hasta altas horas de la noche en la calle y menos que
hablaran con extraños, de esta forma regresarían temprano a casa.
Los Duendes
Eran enanitos de aspecto vulgar, que median medio metro de altura,
usaban boina grande y vestían lujosamente ropa de frailes.
Su risa era grotesca y la
mayor parte del tiempo andaba juntos. A estos duendes les gustaba meterse en el
closet o debajo de la cama de aquellos dormitorios que se encontraban sucios y en desorden.
El objetivo era que los
niños mantuvieran en total limpieza su dormitorio, de esta forma los duendes no
entrarían a los cuartos, ya que odiaban los sitios muy limpios y muy ordenados.
Comentaba la gente que para ahuyentar a los duendes de
una casa, además de la limpieza y pulcritud, aconsejaban poner un baile bien
“encandilado” con música bien sonada.
Yo creo que hoy en día no debe haber
muchos duendes por estos lares, pues con el rock y el reguetton, deben haberse
ido a la antártida.
Grísseld LecunaGarcía/Bavaresco
No hay comentarios:
Publicar un comentario