El Castillo San
Felipe el Fuerte, situado en la Base Naval Contralmirante Agustín Armario de la
Ciudad de Puerto Cabello en Venezuela, fue llamado así en homenaje al monarca
reinante Felipe V, a partir de su
puesta en servicio en el año de 1742.
En América se distinguen varios Castillos con este mismo
nombre; la principal fortaleza de El
Callao en Perú y el Castillo de Cartagena
de Indias en Colombia. Era lo usual en ese tiempo. Esos fuertes aún llevan
y con orgullo la nominación de la época de los Felipe.
Es absurdo,
un tremendo disparate nominar a ese recinto con un título que se lo otorgamos
al padre de la patria, a lo que con el tiempo sería un antro de perdición y
terror. Ya lo dijo Asdrúbal González
en su Balcón de la Ciudad, a
propósito del cambio de nombre: No fue de
libertad sino de cautiverio. No fue liberador sino opresor. Nunca fue lugar de alegría, y si
de llanto y pena.
Desde que
fuera puesto en servicio cual prisión con un corsario apellidado Picornell,
pasando por lo que siempre fue como presidio para presos comunes hasta los
tiempos carcelarios que Andrés Eloy Blanco lo resumió como
el Barco
de Piedra, durante los
gobiernos de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, allí se
encarceló a la flor de la juventud venezolana.
Hasta mi bisabuelo Giuseppe
Bavaresco De Windt, estuvo allí por haber participado en lo que sería la
primera huelga industrial de Venezuela realizada el 03 de Julio de 1.918, en
Aroa, Estado Yaracuy; donde se encontraba la oficina general de “The Bolívar
Railway Company Limited”, él fue uno de los tantos inmigrantes italianos que
fueron contratados para trabajar en los talleres del moderno ferrocarril de
Venezuela. En fin, el castillo resulto todo lo contrario de lo que significó
libertad.
Producto de la adulancia, al Castillo
le fue otorgado el nombre “Libertador”. Una vez rendida la
Plaza fuerte por los sucesos del 8 de Noviembre de 1823, pasaron a llamarse; el
baluarte La Princesa (actual Catedral), como Cuartel Anzoátegui, en
homenaje al batallón vencedor.
Al Castillo de San Felipe el Fuerte,
como Libertador. Y para rematar (fin de mundo como dirían nuestras abuelas), se
dio al reducto de El Príncipe (que sería el comienzo de la Calle Los Lanceros),
el nombre de Barbarita, en honor a Barbarita
Nieves, así se llamaba la amante del General José Antonio Páez; el propio colmo de la adulancia.
Estos fueron nombres de circunstancias
de los cuales aún permanecen los de la señalada calle donde está situada la
Catedral y la referida fortaleza.
Es mi opinión, que al
Castillo de Puerto Cabello le deberíamos de llamar San Felipe el fuerte, esta joya arquitectónica y testimonio del
pasado debe utilizarse bajo su verdadero nombre.
Grísseld LecunaG/Bavaresco
Fuente:
Balcón de la Ciudad; Asdrúbal González.
Diálogos con los muros; Miguel Elías Dao.
http://www.analitica.com/economia/historia-sindical-de-venezuela-1813-1985/
http://gris-sehlita.blogspot.com/2012/09/el-bisabuelo-preso.html
muy cierto, debe ser llamado como en su creación, hasta Francisco de Miranda estuvo allí recluido, siempre fue una prisión
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