Algunas ciudades se
hacen conocidas por sus leyendas, o por esas historias en donde aparecen
aquellos personajes que dejan sin querer, una huella indeleble en la historia
urbana, se convierten en iconos, ya sean hombres, niños o mujeres.
Fotografía de Gabriel "Gabo" Silva |
Por Puerto Cabello
han pasado infinidades de hombres y mujeres que con el tiempo se convirtieron
en populares y a pesar de no haber llevado una vida ejemplar marcaron una diferencia,
que sin duda han identificado a la ciudad y formado parte de la idiosincrasia
del porteño.
Foto de Google |
Venezuela
Rica.
Recuerdo a este personaje adulto que siempre usaba camisa blanca de mangas
cortas y corbata, de nacionalidad extranjera (me comentó mi amigo Antonio "Tony" Moubarak Dao que era de Polonia y que emigró en la postguerra). Cuando este personaje escuchaba que decían Venezuela rica, enseguida le mentaba la madre a
quien lo dijo, y uno tenía que salir corriendo no vaya a ser que te cayera a
golpes, te lanzara piedras, palos o lo que tuviera a la mano.
John Williams el Trinitario |
Y aquí se quedó pues, fue robada todas sus pertenencias y de allí no
recordó nada, desde entonces deambula hasta el presente con poca vestimenta,
descalzo con apenas un short todo roto y sucio por las calles de mi puerto sin
hacer daño a nadie.
Cuando escucha un reggae se pone a bailar, quizás eso fue
el único recuerdo que le quedó en su mente de aquellos años mozos en Trinidad y
Tobago.
Papito,
hombre adulto de baja estatura y piel morena que vivía en un ranchito de tablas
elaborado por el mismo en las afueras del barrio El Polvorín, en la faja del
cerro donde se situaba la capilla.
Era un personaje pacifico, con una voz suave
y melosa, que recogía cualquier chatarra, cosas del basurero y los llevaba a su
casa. Se dirigía hacia las personas llamándoles papito o mamita, de allí su
nombre.
Foto referencial |
Ñero,
personaje borracho que al no tener como seguir bebiendo, buscaba cualquier
animal y decía que lo había domado. Tal es el caso, cuando lo conocí, llegó a las puertas de una fiesta (donde yo me
encontraba), con un cangrejo de color gris, de esos que se consiguen (o
conseguían) en los caños o quebradas de
Rancho Grande y Rancho chico.
En su bolsillo llevaba una cebolla morada; y allí armó su
circo, decía que su animal se llamaba Ñero, y así transcurría su acto
diciéndole a Ñero que lo obedeciera, en eso el cangrejo le agarró un dedo con
una de sus tenazas y este se enojó, le dijo que si le volvía a hacer eso se lo
iba a comer, por supuesto el cangrejo le pincho el dedo nuevamente y este le
dijo al animal “Coño Ñero, eso me dolió… Ñero, Ñero…” Volvió a decirle al cangrejo que se lo
comería, la gente que allí estaba comenzó a decirle que si se lo comía le
pagarían y ni corto ni perezoso tomo el dinero recolectado y comenzó a
comérselo por piezas, primero las tenazas, luego las patas, el cuerpo, fue algo
asqueroso… Y para rematar, como postre,
se comió la cebolla como si fuera una manzana…. Así pues, el señor que
ahora se le conocía como Ñero el come
cangrejo, con el dinero recolectado se fue a comprar otra carterita
(botellita de caña) y a seguir la parranda.
Cangrejo parecido a Ñero |
Alberto:
lo recuerdo, era un chico con retraso, tenía problemas al hablar y al caminar.
El simpático y tímido Alberto Fotografía de Gabriel "Gabo" Silva |
Hoy
en día vive y lo he visto a las afueras de un mini-mercado en la urbanización
Rancho Grande, no ha cambiado mucho.
Bernabé Cróquer el célebre Copei, estrechándole la mano a Lorenzo Fernández candidato a la presidencia por el partido Copei. Año 1973 |
La
vaporú, La siete carteras, Cara e’ cochino, Coco e’ mono, Boca e’
perro, Copei (cuyo nombre era Bernabé Croquer), Pelo e’ coco, Mata mosca, Caricuao, en fin, hay tantos que con estos me conformo.
Ellos, pintorescos personajes que alegraron y siguen adornando la vida del porteño, disfrutando de sus ocurrencias, algunos ocasionando risas, otros inspirándonos pánico y terror.
Seres humanos con menos suerte que otros deambulan las calles de mi querido terruño, a ellos va mi homenaje; y como ellos vendrán otros, con distintos sobrenombres y variadas personalidades que continuarán haciendo historia en las calles de mi Puerto Cabello.
Grisseld LecunaGarcía/Bavaresco
Especial agradecimiento a Aurora Nuñez Andrade, a Luis "Wicho" Ramos y a Tony Moubarak Dao.
fotografías de Gabriel "Gabo" Silva y Google
Respecto a esos personajes, te comento que el tal "Caricuao" era un tipo flaco y mal vestido, que siempre cargaba un sombrero ala redonda, como de fieltro. Los muchachos le gritaban Caricuaoooooooooooo y el viejo comenzaba a insultarlos, sacandoles la madre y lanzandoles botellas. Y creo que el tal "Copei" era un limpiabotas de piel negra que cargaba siempre un rolo de policia, y que iba por todas partes limpiando zapatos.No era grosero, al contrario era respetuoso. Eso es lo que recuerdo de mi juventud porteña, ya que no nací aquí. Fui "transplantada" a este puerto en mi adolescencia.
ResponderEliminarCopey, el negro Croquer, no era limpiabotas, era un sr, con cierto problema mental, oriundo del callejón Boulton de San Milla. Andaba descalzo por todo Puerto Cabelli, con un tabaco y un pslto. Aunque tenia un problema mental, hablaba muy bien. Por qué COPEY? Porque era copeyano, cuidaba la sede del partido.. tiene familia en san millan que pueden dar fe de lo que digo
Eliminaryo recuerdo de La Loca Vaporu que siempre se la pasaba metida en el porshe de un casa que creo que en la esquina de esa calle quedaba la arepera Doña Petra.
ResponderEliminarRecuerdo a Copey, un señor muy amable y decente. Por una pequeña cantidad de dinero cargaba agua, hacia mandados.
ResponderEliminarAlberto lo vi la última vez en la Beneficencia, no sé si aún vive alli. No le hacía daño a nadie, me hace falta para comprarle encendedores, lapiceros, velas...