Esta historia interesante la leí de la
psico-oncologa, Montse Parejo, en cuyo final nos regala una reflexión sobre
este escrito.
Este joven tenía una gran decepción… Su
amargura absoluta era por la forma tan inhumana en que se comportaban todas las
personas. Al parecer, ya a nadie le importaba a nadie.
Y así comienza…
Un día, dando un paseo por el monte, vio
sorprendido que una pequeña liebre llevaba comida a un enorme tigre malherido,
el cual no podía valerse por sí mismo. Le impresiono tanto al ver este hecho,
que regresó al día siguiente para ver si el comportamiento de la liebre era
casual o habitual.
Con enorme sorpresa pudo comprobar que la
escena se repetía: la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.
Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre
recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta.
Admirado por la solidaridad y cooperación entre
los animales, se dijo: “No todo está perdido… si los animales, que son
inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, más lo haremos las
personas”.
Y decidió hacer la experiencia: se tiró al
suelo, simulando que estaba herido, y se puso a esperar que pasara alguien y le
ayudara.
Pasaron
las horas, llegó la noche y nadie se acercó en su ayuda. Estuvo así durante
todo el otro día, mucho más decepcionado que cuando comenzamos a leer esta
historia, con la convicción de que la humanidad no tenía el menor remedio,
sintió dentro de sí todo el desespero del hambriento, la soledad del enfermo,
la tristeza del abandono….su corazón estaba devastado, ya casi no sentía deseo
de levantarse, entonces allí, en ese mismo instante, lo oyó…. ¡Con que claridad,
Una hermosa voz, muy dentro de él, le dijo: “Si quieres encontrar a tus
semejantes, si quieres sentir que todo ha valido la pena, si quieres sentir creyendo en la humanidad, para encontrar
a tus semejantes como hermanos, deja de hacer de tigre y simplemente sé la
liebre”.
Fuente:
losrelatosdemontse.blogspot.com/2017/03/el-tigre-y-la-liebre.html
www.tengoseddeti.org/apuntes-del-camino/la-liebre-y-el-tigre/
Reflexión:
Puede ser que a lo largo de nuestra vida
hayamos sido más tigres que liebres. Tomar conciencia de nuestra vida, de
nuestro interior, de lo que pensamos y de lo que sentimos, nos transforma. La
imagen que tenemos de nosotros está tejida de pensamientos de lo que creemos
ser, no de lo que realmente yo “soy”. No
me canso de repetir que las cualidades que cultivamos en nuestra mente y en el
corazón influyen poderosamente en nuestro bienestar físico y psicológico.
El desarrollar nuevas capacidades que nos
lleven a poder percibir, actuar, pensar y sentir de otra manera no solo
propicia una mejor salud una mayor
felicidad, sino que además como demuestran estudios actuales pueden modificar
nuestra fisiología y nuestra neurología.
Hay muchas maneras de ayudar a los demás, a
veces un simple gesto tiene mucha más fuerza de lo que podríamos imaginar. Ya
lo decía el escritor León Tolstoi, “El que ayuda a los demás se ayuda a sí
mismo”. Muchas veces delegamos en los demás lo que deberíamos hacer nosotros,
si el otro no me ama, no me respeta o no me cuida como yo necesito, decimos “mi
vida no vale nada” y no nos damos cuenta que somos nosotros, los que debemos
darnos todas las atenciones, mi vida empieza y acaba conmigo, con la persona
que vamos a convivir el resto de nuestra vida es con uno mismo.
Montse Parejo
Grisseld LecunaGarcia/Bavaresco
Fuente:
losrelatosdemontse.blogspot.com/2017/03/el-tigre-y-la-liebre.html
www.tengoseddeti.org/apuntes-del-camino/la-liebre-y-el-tigre/
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