“He encontrado la forma de sobrevivir a este infierno de
humo, de hombres vociferantes, de mujeres trasnochadas (de mi propio trasnocho).
Cuando el humo se me atasca en la garganta y los pérfidos vapores del perfume
barato que aquí se respira amenazan con ahogarme, pienso en mi infancia en
Puerto Cabello. Me basta con cerrar los ojos y evocar la tibia brisa que viene
del mar en mi pequeña ciudad para planear por sobre las parejas que aún se
sostienen de pie esta madrugada más a empellones que unidas por la danza”.
María Henríquez "Marucha", fue una connotada pianista y cantante carabobeña, nacida en Puerto Cabello y fallecida en Nueva York. Era poseedora del más legítimo talento musical y fulgurante estrella que cultivó el género del bolero en los escenarios venezolanos y de la América.
Marucha quien era una cantante y músico
de desbordante talento natural, tocaba el piano con soltura y cantaba sus
canciones populares con calidad de solista y voz de mezzosoprano.
Muy joven llegó a Caracas y casi
inmediatamente se integró a la farándula de la capital para codearse con las
que entonces eran divas de la canción.
En el año 34 llegó a la Broadcasting Caracas (hoy Radio Caracas) y convenció a todos por su talento y particular estilo. Era su primer trabajo. Cantaba precioso y se acompañaba al piano con gran eficiencia. Tambien acompañaba a otros cantantes.
Manolo Monterrey |
El maestro Aldemaro Romero decía de ella que era de carácter jovial y desenfadado, libre de prejuicios y convenciones, condiciones que le abrieron paso como prima donna de cabarets en los pocos escenarios noctámbulos caraqueños de los cincuenta, donde era de rigor la presencia y actuación profesional de anfitrionas de la nocturnidad. En 1938, Marucha se unió al famoso cantantes y guitarrista cubano Manolo Monterrey para formar un dúo que disfrutó de la máxima nombradía y éxitos posibles en la Caracas de entonces (La Perla y Manolo).
Ya para el año 39, era artista exclusiva de Radio La Esfera (lo que después sería Radio Continente). Ahí trabajo con Graciela Naranjo, formando un dueto muy popular que se llamó Las Dos Perlas. Ese año grabaron dos canciones en una pasta de aluminio que fue a tener a la Odeón, de Buenos Aires. Ella cantó «Ahora que eres mío», del cubano Emilio Jurí, el cual era su novio, y Graciela Naranjo «Solo contigo» de Chucho Martínez Gil. A vuelta de correo les enviaron un contrato por dos años donde les ofrecían un salario de 45 dólares, y centavo y medio por cada disco vendido. Pero no firmaron contrato porque Marucha no quiso, le pareció muy poco.
Perla comenzó a viajar por el Caribe, Suramérica,
Centroamérica y los Estados Unidos. Venía a ver a sus familiares y volvía a
irse. Tuvo mucho éxito en esas incursiones internacionales pero también tuvo
muchos reveses que le costaron gran sufrimiento porque Perla, en realidad, era
una muchacha ingenua. Se ilusionaba enseguida y solía enamorarse de hombres
blancos que la engañaban o la maltrataban. Una vez se fue a Colombia con el
trío de Johnny Rodríguez, se enamoró de uno de ellos y en algún momento la
dejaron abandonada en Bogotá. Logró irse a Cuba y ahí se casó con un hombre que
trabajaba en el circo. El tipo la golpeaba por rutina hasta que se le pasó la
mano y en una golpiza le malogró su único embarazo. Después de perder a sus
morochos, nunca volvería a quedar en estado. En Caracas se enamoró del cantante
cubano Pepe Acosta, que murió en la indigencia, destruido por el alcohol y la
droga.
Aldemaro Romero |
En el año 52, se muda definitivamente a Nueva York, en la convicción de que toda la ciudad era limpia, fragante y discurrida por correctos ciudadanos en abrigos impecables.
En el año 59, quién sabe con qué clase de elemento andaría
cuando le ocurrió la tragedia en Nueva York. Unos pistoleros habían
entrado a robar al sucucho donde ella trabajaba, un bar en Harlem, tocando el
piano y en la balacera fue alcanzada por el disparo que la mató. De su muerte
injusta, violenta y prematura fue culpable su amante de turno, un percusionista
mediocre y malvado que la introdujo a la sordidez de las drogas.
Y así fue como en Nueva York concluyó Marucha su carrera y su
vida.
“Todo
parecía que iba a funcionar, que mi arrancia iba a terminar y que por fin sería
la gran artista que soñamos mi madre y yo mientras me acicalaba en Puerto
Cabello. No sé qué pasó……. Tampoco habrá nadie que cante este ínfimo
bolero de olvido y destierro”.
Grísseld LecunaG/Bavaresco
Fuente:
Pasión y
muerte de la Perla negra / Revista Imagen 1998 | Milagros Socorro
Con
entrevistas a Aldemaro Romero y a Graciela Naranjo.
Muy interesante este tema para mi, desconocido. Gracias por compartirlo. Abrazos y felicitaciones.
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