Del blog de Laura Sánchez, “Volver
a Grecia” extraje esta singular y apasionante historia que espero les guste ya
que como estamos en la semana del amor y la amistad, nada mejor que los
tormentosos amoríos de Ares y Afrodita, el cual protagonizaron el episodio de adulterio más
bochornoso de todo el Olimpo.
Afrodita y Ares |
Afrodita y Ares eran de entre los Olímpicos los que
más sujetos estaban a los arrebatos de la pasión, por eso su unión se convirtió
en inevitable. Sin embargo, se trataba de una unión ilegítima, pues Afrodita estaba
casada, muy a su pesar, con Hefesto,
el dios herrero, el cojo, el dios imperfecto.
Hefesto sabía de los escarceos amorosos de su
esposa con otros, casi siempre mortales, y nunca le preocuparon porque, siendo
como era Afrodita la diosa del deseo, lo tomaba como parte de su quehacer
divino. Pero cuando se enteró de que Ares
no sólo estaba en su lista de amantes, sino que era con mucho el preferido de Afrodita y que incluso habían tenido
hijos juntos, decidió que era el momento de darle a su esposa un escarmiento.
Afrodita
Afrodita
surgió de la espuma del mar cuando Cronos cortó los
genitales de Urano y éstos cayeron al océano.
El nacimiento de Afrodita (Venus) |
De esta
manera nació la más hermosa de las diosas y navegó, acompañada de palomas y
gorriones, en una concha marina hasta llegar a la isla de Chipre.
Como
diosa del deseo, la única función de Afrodita
consistía en hacer y propagar el amor. Cuentan que en una
ocasión Atenea la encontró tejiendo
en el telar y fue a quejarse a su padre Zeus
porque Afrodita se estaba
entrometiendo en sus dominios. Desde esa ocasión nunca más volvió a tejer. Se
dedicó a repartir amor y deseo entre los mortales y también entre los dioses,
cayendo en numerosas ocasiones víctima de sus propias artes. Pero aunque sus
amantes fueron muchos, el lugar central lo ocupaba el dios de la guerra.
Ares
Ares era el dios de la guerra, de la guerra cruenta. Hay que especificar,
puesto que la diosa de la guerra estratégica era Atenea.
Este dios hasta
el extremo conflictivo resultó paradójicamente el símbolo de la justicia
ateniense. Ocurrió en una ocasión que Ares
asesinó a un hijo de Poseidón porque
había violado a su hija. Poseidón se
quejó y los dioses celebraron el primer juicio de la historia reunidos en una
colina que desde entonces recibe el nombre de Areópago,
es decir, la colina de Ares, y que fue el centro de la vida política de la Atenas del siglo
V.
Su vida en el Olimpo no fue fácil, ningún dios le apreciaba
pues le consideraban especialmente violento y no acababan de entender su
función en el universo Olímpico. Sólo Afrodita
deseaba estar cerca de él, tal vez por lo que de violento es a veces el deseo.
La trampa del amor
Helios y Hefesto |
Los dos amantes se reunían siempre que podían en casa de Afrodita cuando su marido Hefesto no estaba. Esta extraña relación,
ya que les unía un sentimiento de pasión y odio, tuvo su mayor atracción cuando el matrimonio de Afrodita y el deforme Hefesto
estaba en su declive. Hasta entonces él era el orgulloso marido de la
hermosa entre las hermosas, pero quiso el destino que, para desgracia del
laborioso y bondadoso Hefesto, Ares se prendase de Afrodita y que ésta le correspondiese. Su
idilio duró tanto que la paternidad de
los tres hijos habidos durante el matrimonio con Hefesto correspondía en realidad a Ares. Estos hijos eran Deimos y Fobos, los dos escuderos que acompañaban a Ares en las batallas, y
la gentil Armonía.
Un buen día Helios, el Dios del Sol, los vio en la cama y corrió a contárselo a Hefesto. El herrero forjó una red metálica invisible pero
inquebrantable y la colocó de un extremo a otro de su cama esperando la
oportunidad de vengarse.
En la siguiente ocasión en que Ares
y Afrodita se encontraron en el lecho se vieron atrapados por una red invisible
de la que no podían escapar. Hefesto
convocó a todos los dioses para poner en evidencia a los adúlteros, pero según
lo cuenta Homero en la
Odisea , no se sabe bien quién pasó más vergüenza, si los
amantes descubiertos o el marido engañado. Se formó un escándalo monumental: Hefesto exigiendo la devolución de la
dote, los dioses carcajeándose y más de uno deseando ocupar el lugar de Ares.
El Juicio |
Finalmente Poseidón
intercedió en favor de los amantes ofreciéndose a pagar él la dote con la
intención de ganarse las simpatías de Afrodita,
algo que consiguió. Y con el mismo objetivo Hermes intervino para suavizar los ánimos obteniendo el
agradecimiento de Afrodita en forma
de un hijo, Hermafrodito.
Como era de esperar, la relación de Afrodita y Ares no
terminó en este episodio sino que se consolidó. Los hijos nacidos de esta
pareja, de la violencia y del deseo, no podían ser otros que el Terror, el Miedo, la Harmonía y por
supuesto el aclamado Eros.
Grisseld LecunaGarcia/Bavaresco
http://ares-el-dios-de-la-guerra.blogspot.com/2013/03/blog-post_19.html
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