Uno de los trabajos más aterradores para mucha gente
es el que tiene que ver con el trato a los difuntos, por ejemplo, embalsamador,
médicos forense, entre otros, y éstos tienen
espeluznantes historias y casos que contar.
Leí esta historia que me pareció increíble (a pesar de
mi edad, todavía me siguen sorprendiendo las cosas mas sencillas y extrañas de
la vida), y como siempre comencé a sumergirme en el internet buscando al padre
o la Madre de la criatura y llegue a la que creo es la verdadera autora del relato;
Betzi Hernández, quien narra algo digno de ser leído. En el blog mexicano “De
peso” de Jorge Moreno, encontré quien cuenta la historia que a continuación les
plasmo; para algunos será un cuento más, no lo creerán... pero Yo, si lo creo.
Recopilando un poquito de ese blog con otros que también hablan
del caso y añadiendo un tanto de mi esencia, hice un compendio más detallado del caso, aquí se los dejo.
Cuando llegan los
cadáveres a la necropsia, pues llegan con la ropa con la que fallecieron y es
trabajo del perito desvestirlo para iniciar la necropsia.
Muchas veces llegan los difuntos con las expresiones faciales que tuvieron
en el último momento (miedo, tranquilidad, enojo, tristeza) incluso a veces
hasta con lágrimas.
Los médicos legistas
nos dan una explicación científica como lo exige su trabajo, pero por experiencias
personales he tenido que combinar entre lo científico y mis creencias.
Tal es un caso donde bajo investigaciones se pudo dar con una fosa de un
profesor que había sido secuestrado, asesinado y sepultado hace 3 semanas en un
paraje lejano.
Cuando lo exhumaron se encontraba aun con el uniforme de su escuela y estaba en
una posición fetal y su rostro reflejaba una profunda tristeza.
Pues el trabajo de desvestirlo sin cortar la ropa (se conserva la ropa integra
para analizarla) fue prácticamente imposible para los peritos dada la rigidez cadavérica.
Fue cuando el médico legista llegó y dijo les voy a decir como es la manera correcta…
Todos pensamos que nos iba a dar una solución técnica, científica, medica o
profesional, pero ohhhhh sorpresa !!, empezó a hablarle al cadáver mientras empezaba a desvestirlo.
-Ya estás aquí, amigo, tu familia ya te encontró, ya
no vas a estar allá solito, lo único que quieren es velarte para que estés en
paz, mira que nunca dejaron de buscarte, ayúdame para que terminemos rápido y
te vayas con tu familia-.
Y mientras el forense hacía eso, más se nos erizaban
los pelos, cuando vimos que el cadáver que llevaba tres años sepultado empezó a
“aflojarse” a modo que desvestirlo fue muy fácil y dejarlo en una posición como
si estuviera acostado boca arriba; de hecho, su rostro cambio, se veía
tranquilo.
Ese tip lo usan los buenos médicos que a pesar de
convivir a diario con la muerte no han perdido la sensibilidad de saber que
ante ellos está una persona que es padre, hijo, esposo y que deben tratarse con
respeto y dignidad. Aún en los cadáveres se emanan emociones.
Este relato lo hemos escuchado en varias ocasiones y
de hecho es verídico; muchas personas en las agencias funerarias o policiales
“hablan” con los cuerpos inertes, hay quienes lo hacen por motivos prácticos
como en el ejemplo anterior, para vencer el miedo o incluso por respeto.
Un caso similar
Hace poco más de un año,
el cual ocurrió en una funeraria de Mérida, México, en donde el embalsamador tenía un
cuerpo de una persona que horas antes había muerto en un accidente en
carretera, no podía despegarle un brazo que tenía muy pegado a su costado y
conforme empezó a hablarle y “tranquilizarlo” pudo moverlo de una forma muy
sencilla.
Estas son cosas aún inexplicables pero que suceden a diario en este nuestro hogar
terrestre.
Grìsseld LecunaG/Bavaresco
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