jueves, 21 de julio de 2022

CONOCIENDO UN POCO MAS DEL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO.

 

Uno de los templos más antiguos de nuestra ciudad fue construido en la tercera década del siglo XVII entre el año 1738 por la Real Compañía Guipuzcoana, en un inicio se pensó para depósito de sal y cacao; pero al terminarla se dejó como una Iglesia. 

Originalmente tenía el nombre de Iglesia Parroquial San José. En 1788 además de templo principal, sirvió como guarnición de armas. En ella, el jefe militar realista Sebastián de la Calzada, efectuó la entrega de su espada al General José Antonio Páez, como símbolo de rendición total de las fuerzas españolas, durante los acontecimientos de la Toma de Puerto Cabello el 8 de noviembre de 1823.

En 1936 se inicia las modificaciones de la Iglesia que hoy conocemos, la cual se realizó sin destruir la otra, colocándole su actual torre con el reloj y la cruz de cobre. 

Esta iglesia, construida a base de piedra coralina, y cuya arquitectura muestra un portón central con arco delimitado por pilastras que suben una moldura recta con balaustrada y cuatro imágenes religiosas que representan a los 4 apóstoles principales de Jesús (Pedro, Andrés, Santiago y Juan). A su derecha  y alineada con esta fachada se ubica la torre con la campana que data de 1883, y un reloj de engranajes, hecho de bronce y hierro en la cúpula. 

Cuenta, además, con una nave central que llega hasta el altar mayor, con amplio presbiterio y dos naves laterales.

En el año de 1943, pasó a ser denominada Santuario de Nuestra Señora del Rosario, cediéndole el nombre de San José a la actual catedral.

Una casi bicentenaria tradición oral, sostiene que el libertador bajó de su cabalgadura frente a la Iglesia del Rosario, y entro a orar en la colonial estructura cosa que no es cierto ya que el Libertador era masón militante, incorporado a una logia masónica durante su segunda estancia parisina. 

Pero la verdad es que cuando el libertador fue presidente de Colombia, en la monarcal Bogotá como jefe de estado debía asistir a misa, pero lo hacía en un lugar apartado de la iglesia, donde aprovechaba para leer los llamados “libros prohibidos”.



Aparte, el Libertador mostró siempre una animadversión hacia los representantes de la iglesia católica, realista y reaccionaria en su mayoría, en cualquier lugar donde le correspondía actuar. 

Cuando reabre los clausurados conventos, devuelve los bienes incautados a la iglesia…es cuando crea la consigna: “La unión del incensario con la espada es la nueva arca de la alianza”. ¡Pero esa es otra historia!


Dicha iglesia consta de una colección de objetos religiosos del siglo XIX, y en su interior yacen, aparentemente 18 tumbas de personajes insignes de épocas pasadas, algunas lápidas se pueden leer pero en otras el tiempo las ha borrado.

Los nombres legibles son: Felipe Rotjes; José L. Rotjes; Cipriano Morillo; Domitila Acosta; José Estanislao Sorsano, su esposa e hija. Aquiles Olavarría; Jesús María Chávez; Gabriel Briceño; Margarita Monsanto; Victorio M. Romero; Monseñor William Guerra.

Como dato relevante en ella fue bautizado el porteño Cardenal de Venezuela José Alí Lebrún Moratinos.

En el año de 1960 se confirió el status de monumento histórico nacional según la Gaceta Oficial No. 26.320 del 2 de agosto de 1960, por ser parte importante de la historia y fe de comunidad. 


Grísseld LecunaG/Bavaresco

Fuente:

"Las 59 Mentiras de la Historia"; 08 Nov. 2011. El Diario la Costa de Puerto Cabello, Venezuela.

.- Fundación Cultural Municipal  Juan Antonio Segrestáa, Puerto Cabello, Venezuela
 

.- El Gobierno de la Costa de Puerto Cabello, Venezuela.

.- 
"El balcón de tu ciudad" por Asdrúbal González, historiador y ex cronista de la Ciudad de Puerto Cabello. 

.- "Puerto Cabello, breve cronología histórica". Miguel Flores Sedek

 


lunes, 18 de julio de 2022

PASEANDITO POR EL CENTRO HISTORICO DE PUERTO CABELLO, A TRAVES DEL PROGRAMA "LA HORA CLASICA"

 

Este pasado 21 de Julio, tuve un día especial y distinto, fui invitada a grabar el tercer programa de La hora Clásica con Marielisa Tedesco; en su canal de youtube.com. Dicho proyecto fue realizado en el Centro Histórico de mi Puerto Cabello querido; allí conversamos sobre su historia, hablamos de algunos sitios icónicos, sus nombres, del porque están allí, en honor a quien, y dialogamos también, sobre algunos mitos y fábulas urbanas de este puerto de leyendas.

Paseo Generalísimo Francisco de Miranda (El Malecón)

 
Fue un recorrido que se inicio desde el Paseo Generalísimo Francisco de Miranda (El Malecón), allí se develaron los misterios de la fuente de la sirena que tantas historias se tejieron en torno a ella. Luego seguimos hacia la Plaza Juan José Flores que desde 1909 lleva el nombre de ese insigne porteño prócer de nuestra independencia, y que antiguamente se llamaba La Alameda Guzmán Blanco y luego Plaza Castro. Admirando además, que desde 1808 y ubicado en el centro de la plaza encontramos a un hermoso Niño Tritón de bronce, posado sobre un pedestal de mármol de carrara, construido en los talleres alemanes G. L. van Kress. 

Plaza Juan José Flores 
Tomando luego por la calle el Águila, en dirección hacia la Casa de la Real Compañía Guipuzcoana, edificación creada en 1730 por empresarios vascos, principalmente de la provincia de Guipúzcoa, al norte de España, con el objetivo de establecer un intercambio comercial recíproco entre Madrid y la Provincia de Venezuela.

Casa Guipuzcoana (al fondo Primavera, una de las 4 estaciones)
Al frente de esa casona encontramos a uno de los primeros símbolos porteños más conocidos: Las cuatro Estaciones; ellas son otoño, invierno, primavera y verano. Estuvieron en las esquinas de la plaza Bolívar de Caracas desde el año 1874 y por circunstancias poco conocidas fueron desplazadas de este lugar y trasladadas al patio del Capitolio de Valencia, de donde al ser retiradas las guardaron posteriormente en un depósito. 

La columna de los Americanos, popularmente llamada Plaza El Águila

Pero Don Miguel Urbano Taylor, Presidente del Concejo Municipal en aquel entonces (año 50), aprovechando la ocasión la cual coincidía con la construcción de El Malecón, las pidió y fueron concedidas para ubicarlas en ese espacio de gran significado turístico; hoy día están ubicadas frente a la Casa Guipuzcoana donde resguardan “La Columna de los Americanos”, llamada popularmente Plaza el águila aunque en su cúspide se eleva un cóndor andino. Dicho monumento esta erigido desde el 5 de julio de 1896 y es en honor que los expedicionarios norteamericanos que habían secundado a Miranda en su primera invasión libertaria.

Callejón de La Jeringa

Luego casi finalizando este maravilloso recorrido, nos dirigimos hacia el callejón La Jeringa, algunos dicen que su nombre se debe a que allí vivían los mejores médicos de la ciudad, aunque hoy en día su nombre es todavía un misterio. 

Calle del Prado

Seguimos hasta salir por la Calle del Prado (noté que colocaron en una de las paredes de la iglesia, una placa donde la nombran Calle de la Iglesia), para luego llegar nuevamente a la Plaza Flores donde le obsequié a Marielisa mi penúltimo libro “Puerto Cabello en letras”.

Plaza Flores, entregándole mi libro a Marielisa

Espero que este paseo haya dejado una semillita y muchas ganas de descubrir el maravilloso mundo histórico que encierra mi Puerto Cabello.

Grísseld LecunaG/Bavaresco


Si desean ver el programa aquí les dejo el video.



Enlace:

(4) GRISSELD LECUNA BAVARESCO - ENTREVISTA ESPECIAL - YouTube

martes, 5 de julio de 2022

Y POR QUE CALLE LA JERINGA?

 

La Jeringa o La Geringa, es un nombre no muy común para denominar a una calle en mi Puerto Cabello, pero, ¿Por qué con ese nombre?, algunas personas comentan que es que allí vivieron los mejores medico de la época y otros dicen que es porque dicha calle tiene forma de jeringa (inyectadora).

Difícilmente se conoce la verdad, pero vamos a echar memoria, y mediante escritos y documentos retrocederemos el tiempo hacia los años de 1893 cuando se produjeron unos ligeros cambios en la denominación de las calles; la actual Avenida Bolívar, y a lo largo de toda su extensión desde los muelles hasta las inmediaciones de la Avenida Lebrún, se conoció como Colombia, Alante, Geringa, de La Iglesia, Real, Granaderos.

La Calle Comercio se llamó La Libertad; la calle Anzoátegui, se conoció como del Mangle; La calle Los Lanceros en sus inicios fue Ño Morían; la Calle Sucre como Los Cocos y el Jabón; la Calle Plaza como la de Los Cuernos y Cantarrana; la calle Valencia, como la del Negocio, entre otras.

Pero, ¿Cual es el origen de su nombre?

El General Level ofreció una explicación que para nuestro historiador y abogado porteño José Alfredo “Pepe” Sabatino, no le resulta satisfactoria, él escribe: “Así, la ciudad reducida a uno que otro edificio regular en la parte norte, entre los que sobresalían la antigua factoría de los vizcaínos, hoy la aduana y la iglesia; y en el sur la torcida calle que por su forma y pobreza y suciedad de sus pocas casas mereció el despreciativo nombre de La Geringa, única que existía entonces…

Ese nombre sugiere, más bien -comenta Pepe- que en alguna parte de su trayecto pudiera tener su asiento un médico o un hospital.

Resulta claro, entonces, que la calle La Jeringa era la antigua calle Bolívar en el sector de Puente Fuera a finales del siglo XVIII, a continuación del punto llamado La Estacada y que podríamos ubicar hoy a la altura del Teatro Municipal.

La interrogante, sin embargo, sigue siendo el porqué del nombre.

Quizá una explicación podría ser la existencia, o al menos la tentativa de establecer allí el primer hospital del pueblo exterior, recordemos que, a finales del siglo XVIII, cuando la viuda doña María Francisca Marrero destina su fortuna a la iglesia, constituyendo una Obra Pía, se proponía como sitio para la construcción de un hospital civil en el sitio conocido como “fuera de La Estacada”. Se desconoce si se llegó a construir en ese sitio, pero indudablemente pudo estar asociado el nombre a tal circunstancia.

Resulta obligado, nuevamente, preguntarse el porqué, y allí se complican las cosas, ya que no resulta claro. Aún así nos preguntamos –partiendo de la misma lógica esgrimida en anterior  párrafo- si tendría que ver con la presencia del antiguo Hospital Militar que en el sector existió a finales del siglo XVIII.

 

Grísseld LecunaG/Bavaresco

Fuente:

Visiones del viejo puerto. Volumen II. José Alfredo Sabatino. Capitulo Las viejas calles del puerto. Pag. 25 al 36

Hadas, Duendes y Brujas del puerto. Adolfo Aristiguieta Gramcko. Pg. 90

 

lunes, 16 de mayo de 2022

LA NORIA PORTEÑA. SU HISTORIA

 

Serio problema representó para los primeros ingenieros que daban forma urbana a Puerto Cabello al dotarlo de un sistema de distribución de agua potable, debido entre otras cosas, a la lejanía del río San Esteban del poblado originario.


A lo anterior habría que añadir las frecuentes inundaciones ocasionadas por las crecidas de este río, toda vez que su desembocadura original estaba próxima a lo que hoy es la calle del Mercado, con serios daños materiales en la principal vía de entonces, La Jeringa y muchas de las viviendas que en el se encontraban, algo que solo pudo ser solucionado con su canalización a mediados del siglo XIX.


Sin embargo, antes de ser canalizado, muchos de los habitantes del poblado seguían movilizándose al río para obtener el preciado líquido. Y la solución se dio a finales del siglo XVIII con la construcción de un acueducto de arcadas de aproximadamente 5.000 varas de largo para conducir las aguas del río San Esteban a un punto más próximo a la ciudad, que se conoce con el nombre de La Alcantarilla.


Por las pistas conocidas y que aún se conservan, sabemos que partían en línea recta desde lo que se llamó en tiempos coloniales el Valle de Marín, terminando exactamente en el sector de La Alcantarilla.

Cuando el paisajista alemán Carl Ferdinand Appun deambulaba por las afueras del poblado (1856), en el sector de Paso Real le llamó su atención el grandioso acueducto de 15.000 pies, construido por los españoles y en sus escritos comenta que “por desgracia, no se encuentra ya en óptimas condiciones”, es decir que ese acueducto sirvió a la ciudad, al menos por seis décadas. 


La ciudad iba creciendo, así como el número de sus habitantes, extendiéndose tímidamente hacia el suroeste, así que ya el acueducto de piedra no servía de mucho.

La vieja Noria con sus arcadas de acueducto romano, traía del río San Esteban el agua fresca que calmaría la sed de los porteños. A un lado se levantaban señoriales y extrañas, curiosas casonas de madera. Eran de un estilo absolutamente distintos a las nuestras coloniales. Recordaban los modelos que se ven en las islas antillanas. Al otro lado, como buscando el mar, los huertos de los chinos que surtían generosamente el mercado.


Algo de nostalgia, sin embargo, encierra para los porteños el cauce de antaño que llamaron La Noria, como lo revelan ciertas imágenes de la época en el que el camino a Goaigoaza exhibía las viejas arcadas a un lado.

En décadas recientes las arcadas fueron destruidas para dar paso a la autopista El Palito – Muelles y, más tarde, la construcción del terminal de pasajeros. Hoy solo se conservan unos pocos metros de aquella magnífica obra, en prueba de lo poco que los gobernantes respetan el patrimonio arquitectónico.


Grísseld LecunaG/Bavaresco


Fuente:

Visiones del Viejo Puerto. Volumen II. Jose Alfredo Sabatino Pizzolante. La Vieja Noria. Págs. 13 al 19.  Rivero Blanco Editores


sábado, 30 de abril de 2022

FERNANDO PÁRRAGA, EL PARQUIMETRO HUMANO. HISTORIAS PORTEÑAS

 

A continuación les narraré una historia muy simpática que ocurrió en mi Puerto Cabello en tiempos muy remotos.

Cuenta la historia, que los campesinos que traían sus productos al Mercado Municipal se quejaban de los graves problemas que sufrían por la falta de vigilancia en el sitio donde dejaban a sus burros estacionados. Por tal motivo decidieron ir ante el Regidor (autoridad municipal) y plantearle lo que estaba sucediendo.


Estos humildes agricultores procedentes de pequeñas fincas cercanas, algunas conocidas como “conucos”, eran víctimas de ladrones, la mayoría clasificados como “rateros”, que no solo hurtaban los frutos cosechados con grandes esfuerzos, sino las herramientas y otros artículos usados en su trabajo.

El Concejo Municipal tomando en consideración el grave problema, con fecha 15 de marzo de 1899, nombró al ciudadano Fernando Párraga como “Cuidador de burros” en el estacionamiento fijado para tal fin. Igualmente se aprobó cobrar a los dueños de los jumentos (asno, burro, borrico, pollino, garañón, rozno…), la suma de 5 céntimos por cada animal estacionado. Algunos campesinos identificaban a Fernando Párraga, el encargado, como “el señor burrero”, cosa que no le agradaba mucho a dicho funcionario.


El venezolano siempre ha sido una persona muy dicharachera y ocurrente, es así como algunos campesinos identificaban a Fernando Párraga, el encargado, como “el señor burrero”, cosa que no le agradaba mucho a dicho funcionario.

Otro de los problemas que se suscitaba en aquel entonces, era con los burros y otros animales realengos en el área urbana de la ciudad, frecuentemente motivaba la  atención pública y así lo revela la nota policial a comienzos del siglo XX en el diario porteño “El Comercio”:

       AVISO.

       Se encuentran detenidos en esta Comandancia,

       por haberse encontrado vagando por las calles,

       una burra blanca y una color gris. Además una

       cabra color amarillo manchado.

Los dueños deben acudir a reclamarlos.

 

Y como diría el periodista, cronista y escritor venezolano

Oscar Yánez: “Así son las cosas”.

 

Grísseld LecunaG/Bavaresco


 Fuente:

Puerto Cabello, pinceladas históricas, Miguel Elías Dao. Pags. 63 y 64. Impreso en Venezuela por Italgráfica S.A.

Caracas, julio de 1996

viernes, 8 de abril de 2022

UNA NUEVA VISITA AL CEMENTERIO DE LOS JUDIOS Y PROTESTANTES DE PUERTO CABELLO (3ra parte)

 

A veces no conocemos los sitios o monumentos históricos que existen en nuestro lugar natal, quizás por que no hemos escuchado hablar de ellos o si lo vemos no nos interesa saber porque están allí. A veces pienso que se deba a la poca información que recibimos al respecto.


Yo que nací en Puerto Cabello, Venezuela y después de grande he tenido la fortuna, si se puede alabar, de ser un poco exploradora, averiguadora (de las cosas históricas, se entiende), me gusta hurgar entre la historia de mi suelo hermoso donde nací. 


Y dándomela de Dora la exploradora,  en días pasados estuve de visita por tercera vez junto a mi amiga Stella Sánchez en la necrópolis de los Judíos y Protestantes mejor conocida como el Cementerio de los Alemanes o Cementerio de los Protestantes, ubicado a la entrada de la urbanización Tejerías.


Estoy agradecida con Carlos Flores por tomar en cuenta mi solicitud y con Carmen León, su simpática mamá que estuvo en todo momento acompañándome. Ellos  están haciendo una labor maravillosa con el mantenimiento de este lugar, ayudados por una pequeña parte de familiares quienes tienen a sus ancestros descansando en ese camposanto, donde no solamente existen alemanes, se debe aclarar que  allí están sembrados los seres que no profesaban la religión católica.

Para hacerles un poquito el cuento, esta edificación fue construida en el año de 1844.
 
Cuenta la historia que en el siglo XIX esa necrópolis estaba destinada a ser la última morada de los judíos y protestantes que residían en Puerto Cabello y no eran aceptados en los camposantos de las Iglesias Católicas que para ese entonces eran administradas por los curas. 

Al sentir esa negatividad, un grupo de alemanes residentes en el Puerto, presidido por su fundador, el Señor Carlos A. Geller, se reunieron en el pueblo de San Esteban y decidieron comprar una parcela (aunque escuché que la cedió el señor Geller quien era una persona dotada de un corazón compasivo), y se construyó así, el  Cementerio de Judíos y Protestantes, que hoy, a 178 años de construido, se ha mantenido impecable con un encanto misterioso que atrae, por lo menos a mí.     


Aunque los estragos del abandono y la voracidad de los ladrones de tesoros históricos, durante años, han hecho de las suyas para destruir tumbas, profanarlas y robar verdaderas piezas de artes en ellas; más sin embargo, continua tan erguido y fuerte como los huesos que yacen allí.

A la entrada se puede leer "Sit Tibi Terra Levis", que es un epitafio muy usado en la época imperial romana, es una frase en latín que rememoraba poéticamente un mensaje al difunto. Un deseo de bien a los que partían hacia el descanso eterno y que significa “Que la tierra te sea leve” (o ligera).


A mediados del siglo pasado, en busca de alguna documentación, no se logró encontrar ningún registro o algún listado de las personas allí enterradas; aunque se habían recibido en recientes años, entierros de personas vecinas de San Esteban, de familiares de personas que reposan allí, con otras nacionalidades y credos, pudiendo constatar en mi cuarta visita, que ha habido inhumaciones hasta el año 2009, pero no existe por lo menos a la vista, algún documento que hable sobre ese suceso.  

Entonces, al no encontrar ningún registro, me di a la tarea de buscar esos nombres que el viento y el tiempo han tratado de olvidar, para ubicarlos y elaborar mi propio listado, aunque será imposible hallarlos todos pues algunas lapidas como comente al principio, han sido dañadas o robadas.

Días después realice esa cuarta visita acompañada de mi amiga Carmen Salazar, y me propuse a finalizar lo que en el año 2015 quería realizar, entonces con mis anotaciones anteriores, con la verificación del listado encontrado en el libro "Cementerios de Venezuela" de Hanns Dieter Elschina y con mi celular en mano tomando fotos a todas las tumbas, pude lograrlo, encontrando asi 264 reconocidas y 25 sin identificar para un total de 289 tumbas... Quizás no sean todas, pues en los panteones tambien existen lapidas robadas y es un poco difícil el adivinar cuantos hay enterrados allí. 


Además, pude verificar en esta investigación que aparte de alemanes, existen tambien Ingleses, Irlandeses, Holandeses, Escoceses, Suecos, Estadounidenses, Curazoleños, Palestinos, Rusos, Italianos y hasta venezolanos.  


Por lo larga de la lista, a continuación colocare solo los apellidos:

Aufan, Acosta, Alvins, Alwin, Altmeyer, Azagury, Arteaga.

Brandt, Baasch, Behrens, Bardi, Balluder, Belgholz. 

Capriles, Cohen, Coll, Cortissoz, Christiansen.

Delgado, Dittmer, Deisse.

Ermen, Ephraim, Erns, Echeverría, Ettedgui, Erdthmann.

Frey, Fransen, Fiol, Felix, Frederike.

Gonzalez, Geller, Gramcko, Gross, Gibson, Grundy, García Paz.


Heinrich, Heemsen, Hemsen Hellyer, Homann, Henriquez, Hagan,  Horn, Hernandez, Hale, Howard.

Julien, Jacir, Judd, Jove.

Kolster, Kock, Kerdel, Kwiers, Knutz, Krauel, Kruse , Koeneken.

Lobo, Larsen, Larralde, Lukalchik, Leefmann, Lacombe,  Lind, Lüders, López.

Meir, McCarty, Martínez, Méndez, Meyer, Maduro, Mayz, Mago, Mauss, Müller, Moller, Mendiri.

Niemtschik, Noon.

Olavarría.

Puttfarcken, Paulsen, Prahl, Pérez Bonalde, Ponce, Petersen, Price, Polly.

Römer, Runge, Reuter, Rijfkogel, Reinhard, Rojas, Rahn, Ricardo, Reinrich, Roffe.

Stürup, Stüdemann, Simon, Seidel, Salas, Sánchez, Sievers, Schilling, Sansen, Stephen.

Tams, Theodor, Tiede.

Urbano.

Vaisinberg, van Baalen, Vollbracht, Vera

Wittstein, Woodward, Welch, Wolter.

Yensen.

Zeier.


Por los momentos a este cementerio se le están realizando algunas reparaciones, esperemos que pronto podamos llevar a cabo algunas visitas guiadas.


Grisseld LecunaG/ Bavaresco




viernes, 18 de marzo de 2022

DOS HISTORIAS, DOS AMIGAS Y EL ENCUENTRO CON PERSONAS ESPECIALES

 

Yo sí creo en los ángeles, no sé si algún lector no piense igual que yo, y se lo respeto, pero es un hecho que estamos rodeados de seres angélicos, como en las pinturas, en figuras, en camisetas, e incluso en el cine. Casi todas las religiones incluyen algún tipo de creencia en forma de mensajero celestial, pero cada religión los representa desde diferentes ideas, tratando de mantener una imagen visual de ellos.


La función de los ángeles es principalmente como mensajeros de Dios (generalmente anunciando nacimientos y muertes), pero en los tiempos modernos han pasado a ser tutores. De hecho, la palabra “ángel” es utilizada para describir a cualquier héroe o benefactor. Se cree que los ángeles se aparecen a la gente en momentos de necesidad, aunque otras veces son sentidos como presencias reconfortantes, pero no se ven.

A continuación les contaré dos historias de mis amigas Zuleyma Salazar y Dilia López, las cuales tuvieron un encuentro con esas personas especiales que las ayudaron a salir de un percance y así de la nada todo se soluciono..

 

La historia de Zuleyma Salazar


Venía de Caracas. Me aproximaba al Puente de Bárbula. El carro comenzó a fallar y se apagó. Rodando aún pensé si seguía por encima del puente o bajaba hacia la universidad. Eran las 8:30pm. Baje hacia la universidad. El carro se detuvo. Me bajé. Abrí el capo y no sé para qué. 

En ese momento sentí unos pasos y al voltear vi a 4 hombres con bragas asquerosas que se venían acercando hacia mí. Inmediatamente pensé: “Violada, robada, descuartizada.” 

Me preguntaron qué había ocurrido y les comenté. Se acercaron al carro, revisaron y me dijeron que teníamos que empujarlo hasta su taller que estaba a unos pocos metros de allí pasando un portón negro. Y no tuve otro remedio en aquella oscuridad que permitirlo. Uno de ellos me preguntó dónde vivía y le dije que en Puerto Cabello. Trajo una camioneta Vans y me dijo: 

-Véngase para llevarla-. 

Y allí estaba yo, en una Vans con 4 hombres desconocidos a las 9 de la noche tomando la carretera vieja. Mi corazón quería salirse. Estaba aterrada. De pronto giran la camioneta a la derecha y comenzamos a subir una loma oscura. De pronto vi una casita media alumbrada a lo lejos y allí detienen la camioneta. El chofer baja el vidrio y grita:


- ¡Mamáaaa! voy a llevar a una amiga al Puerto. Se accidentó su carro.-

Su mamá se asomó y le dio la bendición. Me trajo a mi casa. Al día siguiente por la tarde, me trajo el carro arreglado a mi casa y cuando le pregunté cuánto era, me dijo que absolutamente nada. Que le diera gracias a Dios por no haber corrido otra suerte...

  

La historia de Dilia López


Yo perdí mi monedero (decía yo), en un café del Centro Comercial Parque Aragua, en Maracay, era un 14 de diciembre de 1987. Muchedumbres en las calles, alegría, música navideña y una fuerte lluvia, no sabía qué hacer, no era época de celulares.

Caminé buscando la salida hacia la Avenida Las Delicias, no me quedaba más que caminar hacia mi apartamento bajo la lluvia. Y pensando cómo llegar así en medio de la oscuridad se detuvo alguien y me pregunto hacia dónde iba, le indiqué y me dijo:

 - Venga, la llevo –

Agradecida a Dios pero inquieta por temor o miedo. El conductor un señor como de unos 45 años me pregunto acerca de la situación y le conté lo sucedido. Cuando llegamos frente al edificio donde yo vivía, el estacionó y me ayudó a bajar, en ese instante, se fue la electricidad; me despedí del desconocido y entre al edificio. Y allí estaba el conserje que me esperaba con mi monedero. Me dijo que alguien lo había traído.

Hasta hoy, 34 años después, no sé del conductor, ni imagino quien pudo encontrar mi monedero y llevarlo, seguro me conocía, pero ni idea….

 


Créanlo o no,  la realidad es que los ángeles han estado con el hombre desde hace milenios, su mitología evolucionará y su presencia seguirá entre todos nosotros, ya sea como humanos, como animales o sintiendo su presencia. 

La verdadera conexión de esa fuerza con nosotros está más allá de los sentidos y la razón, el amor es la única fuerza natural que nos permite conectarnos con cualquier manifestación divina. Mi pensamiento de hoy es porque cada día más y más conciencias permitan ser mensajeros de esta fuerza creadora capaz de llenar de esperanza a los que nos rodean.


Grísseld LecunaG/Bavaresco


Fuente:

Las historias fueron tomadas del Facebook de Zuleyma Salazar Thodee, acerca de una pregunta que realizó en su perfil (¿Ustedes se acuerdan de algún desconocido que les haya ayudado y que hasta hoy recuerden y le agradezcan?)