En Venezuela existen tres leyendas conocidísimas y a la vez muy espeluznantes, cuyos espantos pertenecen no
solo al folklore nuestro sino de Hispanoamérica toda, así tenemos por ejemplo,
que en Colombia al Silbón le llaman el Silbador, a la Sayona ,
en México y otros países latinos le dicen La
Llorona. Y también muy conocida es el ánima Sola.
Si bien estas leyendas cuentan muchas variantes, los hechos medulares
son siempre los mismos.
Estas tres leyendas urbanas aparecen en cualquier sitio del territorio
venezolano, y Puerto Cabello no escapa de ellas.
Su aspecto: Se representa como una mujer de largas cabelleras y atractivo rostro.
El anima sola, tiene la finalidad de hacer daño por efecto psíquico u otros medios de manipulación de terceros.
Origen:
Ella cobra las velas de las animas benditas, todavía por estos tiempos se
acostumbra pedirle favores a ellas y estas casi siempre le concede los favores
a cambio de que se tengan prendidas cierta cantidad de velas durante un tiempo
antes prometido.
De no
cumplirse con esta contra prestación de los devotos, dicen que esta anima se
encarga de cobrarlas, no dejando dormir a la persona, la mantendrá
inquieta solo para recordarle la deuda de una manera tenebrosa.
La gente devota de las Ánimas del Purgatorio, le colocan todos los lunes
una vela blanca.
Y si por casualidad se le olvida, allí estará el Ánima Sola para
recordársela.
Su aspecto: Se representa como una mujer de pueblo, de cabellos largos y sueltos,
bata larga de noche, perturbada, llorando y buscando a sus hijos.
El desgarrador llanto de esta aparición perturba las
madrugadas venezolanas. Está condenada a pasar todas las noches penando por sus
hijos, a los que mató por error.
Origen: Existen dos leyendas sobre el origen de esta; una de ellas es que supo que su esposo la engañaba con su propia madre. En
venganza, ella la encierra en la casa y le prende fuego, sin darse cuenta de
que sus hijos también estaban dentro.
Desde entonces vaga persiguiendo hombres. Para quien la
encuentra, ella se convierte en presagio de un destino terrible.
La otra
leyenda dice que era una mujer Española, que vivió durante la Colonia en un pueblo del
llano y tuvo varios hijos con un indígena.
Sus hermanos
se enfurecieron pues, en aquel entonces decían que los indios no tenían alma y
eran considerados animales, seres inferiores, de origen diabólico.
Sus hermanos
mataron a sus hijos y la casaron con un español.
Pero la pobre
mujer enloqueció, y se escapaba en las noches de su casa. Vagaba por los
campos, llorando y lamentándose tristemente por la muerte de sus hijos.
Los campesinos
se angustiaban al oírla. Al poco tiempo murió de pena, pero los campesinos aún
la escuchan.
Algunos hasta
la han visto arrastrando el peso de su tristeza por los campos de toda
Venezuela.
Su aspecto: Se representa como un hombre joven, alto y flaco, de unos seis metros
de alto, que carga en su espalda un saco de huesos.
En la
madrugada se oyen los aterradores silbidos que espantan hasta al más recio.
Cuando se escucha cerca, está lejos, y cuando lejos lo oyes, es que esta mas cerca de
lo que crees.
Origen: es un
personaje legendario de Los Llanos; descrito como un alma en pena, aunque dicen que aparece por Borburata y San
Esteban Pueblo.
La leyenda del Silbón habría surgido a mediados del siglo XIX. Es una de las
apariciones más temidas; ya que fue condenado por su propia madre, luego de
haber asesinado a su padre y comido sus vísceras.
La historia (una de sus tantas versiones), dice que
este fue un hijo muy mimado, no respetaba a nadie. Un día le dijo a su padre
que quería comer vísceras de venado.
Su Padre se fue de cacería para complacerlo, pero este
tardaba mucho en regresar. En vista de eso, el muchacho se fue a buscarlo, al
conseguir a su padre y ver que no había cazado nada, lo mató, le saco las
vísceras y se la llevo a su madre para que las cocinara.
Como no ablandaban, la madre sospechó que eran las
“asaduras” de su marido; preguntándole al muchacho, quien confeso la verdad. De
inmediato su madre lo maldijo para toda la vida.
Este hombre sobrenatural carga en su espalda un saco de
huesos, y advierte su llegada con el sonido del choque de la osamenta en el
costal. Dicen que al llegar a una casa en las horas nocturnas, descarga el saco
y cuenta uno por uno los huesos; si no hay quien pueda escucharlo, un miembro
de la familia muere al atardecer.
El recuerdo y mención de lo sucedido libra a las
personas de ser atacadas por este espíritu errante conocido como el silbón.
Grísseld LecunaG/Bavaresco
Fuente:
Lecuna García, Grísseld. Mi Puerto y sus Leyendas Urbanas.
Contada por gente como uno. Pags. 50 al 57
Fondo Editorial carabobo
Muy interesantes relatos del floklore nacional. Gracias.
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