Esta
es una leyenda universal que data de los años 80, y cuenta que, estos
simpáticos duendecillos, llamados “Pitufos” (Smurfs), no eran tan dulces y
tiernos como se veían, eran diabólicos, pues en las noches embrujaban,
secuestraban y mataban a los niños. O simplemente los hacían comportarse de una
manera malcriada, rebelde y grosera.
Leí en alguna parte, que estos peluches representaban a los pecados Capitales;
Pitufo Goloso representaba a la Gula, el Pitufo Perezoso a la pereza, el Pitufo Gruñón a la Ira, Pitufina representaba a la Lujuria, y así hasta completar los
9 pecados.
Recuerdo que mi hermana tenía a Pitufina y Papa Pitufo, que su esposo se
los había regalado cuando eran novios.
Cuando nació mi sobrino Carlos Eduardo Eli, su primer hijo, ella se los
regalo. Él siempre jugaba con los muñequitos y nunca observó nada extraño.
Un buen día una amiga fue a visitarlos y vió al bebe jugando con los
duendecillos, y le hizo el comentario de esos peluchitos azules.
Nunca supimos si en realidad era cierto o solo fue una guerra comercial
entre productos, pero lo que si fue cierto, es que mi hermana sin mucho espavientos,
los agarró, metió en una bolsa y los lanzó a un basurero donde para ese momento
estaban quemando la basura, pues según la leyenda, le dijo la persona, para que
se fuera la negatividad donde ellos habían estado, estos debían de ser
quemados.
Y así sucedió. Mariela, mi hermana nunca creyó en esa leyenda, pero hizo
como dice el dicho; “Yo no creo, pero de que vuelan, vuelan”.
Grisseld LecunaGarcia/Bavaresco
Cuento de mi autoría, tomado del libro "Mi Puerto y sus Leyendas Urbanas".
Deposito legal lf2520158003145
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